"La barrera arancelaria del 10% que impuso Estados Unidos afectará la exportación de carne argentina a ese país, no la cierra pero provocará un cambio de perspectivas de un negocio que está en pleno desarrollo". La tajante definición es del tucumano Carlos Kohn, asesor ganadero y de agronegocios, un estudioso del mercado de carnes de nuestro país y que trabaja con empresas del rubro. Hijo de un ganadero que desarrolló esa actividad durante décadas en El Chañar, es licenciado en Gestión de Empresas Agroindustriales y Magister en Agronegocios y docente en la Universidad Austral y en la Universidad San Pablo T.
Para un ganadero, el arancel de EEUU a la carne de calidad argentina "podría terminar con ese mercado"
Carlos Kohn, tucumano, de familia dedicada a la ganadería, asesor de empresas del rubro y docente, dijo en diálogo con Ámbito que la barrera que impuso Trump "provocará un cambio de perspectivas de un negocio que está en pleno desarrollo".
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Argentina exporta carne de calidad a Estados Unidos, pese a que ese país es uno de los principales exportadores del mundo.
Ámbito lo entrevistó sobre las consecuencias que podría generar en el mercado local la barrera arancelaria, teniendo en cuenta que Estados Unidos permite que una cuota de 20.000 toneladas de carne argentina magra solo tribute un derecho de 44 dólares pero por fuera de esos envíos, impone un arancel del 26,4%. A este porcentaje se le agregarían los 10 puntos, más las retenciones del 6,75% y la suma total de impuestos a la carne de exportación a Estados Unidos se iría a un 42,75%, una ecuación que empieza a hacer ruido.
Periodista: ¿Cuál es el escenario actual del ingreso de carne argentina a EEUU?
Carlos Kohn: Es un mercado relativamente joven para nuestro país, considerando que Estados Unidos está en el podio de los principales países exportadores de carne del mundo pero que también importa carne vacuna. En ese contexto, permitió que 20.000 toneladas de carne local ingresen casi sin aranceles, lo que abrió una ventana de oportunidad, pese que se trata de una cifra baja.
P: ¿Qué características tiene ese cupo y a quién está destinado?
CK: Ellos producen animales de gran porte, pesados, por arriba de los 600 kilos y que tienen un tenor graso muy alto, casi en exceso en la carne. Por eso necesitan importar carne magra y es lo que permitió se abra una puerta porque son 20.000 toneladas de carne picada magra destinadas a bajar el tenor de graso de sus productos. Estados Unidos tienen una industria y un consumo poderoso pero diferente al nuestro. El 60% de lo que se consume en ese país es procesado, básicamente hamburguesas. En contraste, nosotros solo consumimos un máximo de 15% en carne procesada. Y hay otro dato interesante de ese mercado de cortes de calidad que es el consumo kosher estadounidense de la colectividad judía. Se empezaron a demandar nuestros cortes de calidad y veremos cómo sigue.
P: ¿Tras la decisión del presidente Donald Trump cómo queda el panorama?
CK: Lo que era un arancel cero, una conquista de la industria y de toda la cadena, pasará a tener un gravamen del 10%. Para el resto, carne de calidad, implicará una suba promedio del 36% y eso nos deja casi afuera del mercado porque toda la cadena exportadora atraviesa un momento complicado por el tipo de cambio, sostenido a la baja. Debo aclarar que la carne de novillo tiene derecho de exportación, no así la de vaca, que se envía esencialmente a China. Entonces, si sumamos los aranceles quedamos fuera del mercado, no podremos competir.
P: ¿Cree que esta la barrera arancelaria de Estados Unidos desalentará a que continúe la exportación de los cortes argentinos de alta calidad para ese país?
CK: Se sentirá, no hay duda, y quizás se pueda continuar con el ajuste de algunos números pero golpea de lleno en ese mercado. Para mí, quedará afuera del circuito porque con el tipo de cambio actual, más los derechos de exportación, es imposible competir y entrar. La decisión nos deja afuera del mercado de carne de calidad. Solo lo que es magro, en esas 20.000 toneladas que ahora tendrá un 10%, quizás los productores puedan acomodar algo.
P: ¿Como las barreras rigen para casi todos los países del mundo, de igual modo no seguirá conviniendo exportar, considerando que también afectan a países que son nuestros competidores?
CK: Nuestro gran problema son las distorsiones. Por ejemplo, la impositiva, porque tenemos derechos de exportación que otros países no tienen, como Brasil, Paraguay y Uruguay. Es decir, tenemos un tipo de cambio con un costo impositivo interno altísimo. La ineficiencia no es del productor ni de la industria, sino por el peso tremendo de la carga impositiva y en particular, los derechos de exportación. Por ejemplo, el 6% a la industria cárnica que ningún competidor nuestro tiene. O sea, aquí arrancamos con un 6% para atrás y con un tipo de cambio bajo para las exportaciones. No podemos discutir la eficiencia del productor agropecuario argentino y del ganadero en particular. El productor ganadero argentino, a pesar de los golpes que viene recibiendo, es altamente eficiente.
P: ¿El precio de la carne en el país siempre fue un parámetro del costo de la vida, qué opina de la autorización para que ingrese carne de Brasil para asado, destinada a que baje el precio local?
CK: Que es un despropósito, un delirio, el resultado del lobby de un sector supermercadista para introducir carne en la Patagonia. Trabajo con un proyecto de la Patagonia y esto desmoraliza a todo el sector ganadero de esa región que la viene remando y está haciendo crecer la genética, mejorando la eficiencia y la productividad. Con esta medida se pierde toda previsibilidad y, claro, es posible que haya un asado barato pero será por un mes porque el argentino que lo pruebe no va a querer saber nada después por la cantidad de grasa que tiene la carne de Brasil. Eso le da otro sabor y es dura. Tanto es así, que los brasileños son importadores netos de picana argentina, un corte que valoran por su calidad superior y pagan hasta 10 reales más por kilo porque en Argentina, el 80% de la vida del animal es a pasto, con una producción natural que no usa aditivos. En Brasil, gran parte de la carne es de rodeos engordados en corrales con subproductos industriales, lo que le da un sabor más dulce y mayor engrasamiento. Como sea, la decisión oficial ya generó una sensación de desánimo entre los productores porque la ganadería se tiene y debe planificarse a muy largo plazo y con medidas previsibles.
P: ¿Qué pasará con el precio local del asado, algo común que consumen las familias argentinas, aunque cada vez cueste más?
CK: La solución no está en importar, sino en esperar. En dos o tres meses, entre junio y diciembre, habrá abundante oferta de carne tras la recuperación de la sequía. Hay asados a $9.000 o $10.000 pesos en el mercado local, es una cuestión circunstancial. Para mí, la medida del Gobierno es "demagógica" y potencialmente dañina para la estrategia ganadera del país. Y el mayor riesgo es que Brasil recién será declarado libre de aftosa pero eso es cuestionable porque importar carne con hueso, como el asado, puede traer virus como el de la aftosa, que no afecta al humano pero sí al rodeo vacuno. Ya tuvimos un brote en los '90 por abrir la frontera con Paraguay. El riesgo sanitario es altísimo.
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