Periodista: La incertidumbre es enorme. Y la economía se resiente. La Bolsa acusa recibo con una rápida corrección de 10% desde los máximos de febrero. La OCDE revisó a la baja la proyección de crecimiento mundial para este año y el que viene. ¿Recesión en EEUU? El Secretario del Tesoro, Scott Bessent, dice que no hay garantías. El presidente Trump no la niega. Lo único que afirma con énfasis es que abril comenzará con otra tanda de aumento de aranceles. Insiste con más de lo mismo. ¿Existe la intención de provocar una recesión deliberada, o, por lo menos, un bajón sustancial de la actividad?
Diálogos de Wall Street: ¿qué busca Trump?, ¿qué hará la Fed?
La economía se debilita, y Trump embiste con más aranceles. ¿Qué busca? ¿Una recesión, acaso? ¿Girará a tiempo? ¿O lo hará la Fed? Le preguntamos a Gordon Gekko, el veterano hombre de Wall Street.
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Aranceles, amenaza de recesión y la Fed. Todo bajo el análisis del especialista que se hace llamar Gordon Gekko.
Gordon Gekko: Con el diario del lunes, parecería que sí. Total, como dijo Bessent, la marcha de la economía es responsabilidad “nuestra” recién a partir del cuarto trimestre. El discurso es simple: Lo que vemos ahora, lo que el gobierno está haciendo, es ordenar el “desastre” que dejó Biden (sic). Lo señala Bessent, el secretario Lutnick, el consejero Hassett.
P.: Y a usted le parecía la mejor herencia económica en años.
G.G.: No hay dudas de que les desagrada, porque la están haciendo polvo.
P.: ¿Cómo se explica?
G.G.: Con suma dificultad. Podrían aplicar sus ideas, y conservar lo bueno que reciben. Una economía que crece saludable; una inflación alta, pero en baja sostenida; y, sobre todo, la confianza firme en el futuro, sin importar qué desafío surja en el horizonte, que ha sido el sello distintivo del país.
P.: Lo primero que se destruyó es la confianza.
G.G.: Lo otro resiste, pero está bajo una presión muy intensa.
P.: Trump se inclinó por una política de shock. No importa que duela o lastime, pero quiere avanzar con sus planes rápido.
G.G.: La factura del daño inicial se la cargará a Biden.
P.: ¿Qué dicen las encuestas? ¿Quién paga este debut tormentoso en la opinión pública?
G.G.: Biden no existe más políticamente. Los demócratas están guardados. Desaparecieron deliberadamente.
P.: Aunque lo llamaron de urgencia a Chuck Schumer, el jefe de la minoría opositora en el Senado, para evitar el cierre del gobierno.
G.G.: Los demócratas tampoco quisieron poner un palo en la rueda, aun en un asunto que los republicanos debieran haber resuelto con su propio voto. Estamos en la luna de miel. La imagen de Trump cayó, pero mucho menos que a la misma altura en su primer mandato. Todo bien, pensará.
P.: La gente apoya, más allá del griterío que se escucha.
G.G.: Trump hace lo que dijo que iba a hacer. Es lo que la gente votó.
P.: Lo que quizás no votó fueron sus consecuencias.
G.G.: Muy temprano para decirlo. Salvo en el caso de aquél que ya haya perdido su trabajo.
P.: ¿Cree que se busca una recesión inicial? ¿Cree que se procura evitar una crisis de la deuda, como sugiere Bessent? ¿Cuál piensa que es la idea?
G.G.: No se busca una recesión. Tampoco que Wall Street corrija, por más que Bessent, ante el hecho consumado, señale que las correcciones son saludables. Pero la prioridad es ejecutar una agenda que saben que es tempestuosa, que va a provocar tumulto, que hay que exagerar para poder negociarla después, y que como ataca muchos frentes a la vez, transmite una sensación de caos generalizado. Pero podía ser peor: se le aplicaron 20 puntos extra de arancel a China y no hay una crisis cambiaria. La guerra comenzó y el euro se aprecia. El dólar no es un refugio, porque nadie corre en busca de cobertura. No hace falta un Acuerdo Plaza como en 1985 para frenar al súper-dólar. O sea, nos salteamos una etapa complicada, por completo. Por eso Trump puede avanzar más con los aranceles.
P.: Dónde no pudo hacerlo fue con los vecinos, México y Canadá, sus socios del USMCA.
G.G.: Porque ahí -hablo del marco estricto del tratado de libre comercio- no se puede ejecutar sin paralizar también la industria de EEUU.
P.: Todo esto tiene un costo. Que no es menor. Y que no pagan los extranjeros. La confianza del consumidor es la más baja desde 2022. Sus expectativas de inflación, las mayores desde 1991. Ni siquiera cuando la inflación trepó a 9%, en junio de 2022, fueron tan altas. ¿Eso es pasajero? ¿O es una señal del futuro que nos espera? Menos actividad y más inflación. Es el peor de los mundos.
G.G.: Trump vence, pero no convence. Eso es lo que dice el consumidor, en resumidas cuentas. La Bolsa estaba convencida de un mundo mejor cuando todavía establecía récord tras récord, hasta el 19 de febrero. No veía esta película de terror cuando Trump le pasaba el tráiler. Con los bonos, la historia fue totalmente al revés. La pregunta del millón es cuándo Trump hace el viraje, o desacelera y negocia.
P.: Si ocurre antes de chocar o no.
G.G.: Tal cual. La otra alternativa es que nos convenza de que adónde nos lleva es un mundo mejor.
P.: Que sean el consumidor, los empresarios, los inversores, todos los que se espantan, los que están equivocados.
G.G.: Correcto. Los globalistas, como los llama.
P.: ¿Qué hará la Fed, cuya reunión concluye este miércoles? En otro momento, con tanta debilidad en ciernes, podría ser la Fed la que ensaye el viraje, antes que nadie.
G.G.: La Fed ya se anticipó. Bajó un punto la tasa en los tres últimos meses de 2024, por lo menos medio punto más que lo estrictamente necesario. Pero ahora mira desde el costado. En lo posible, prefiere no hacer comentarios específicos, aunque esa etapa de prescindencia se agota rápido. Será interesante escuchar a Powell en la conferencia de prensa, pero más todavía pispear el mapa de puntos y ver si allí cambió la postura. Con las expectativas de inflación del consumidor volando debería estar en un brete, pero como las expectativas implícitas en los precios de los bonos no cambiaron mucho, y la inflación efectiva tampoco, Powell puede conservar la paciencia y hacerse el desentendido un tiempo más.
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