21 de marzo 2025 - 16:17

El agro proyecta u$s30.800 millones por exportaciones pese a una campaña complicada

Aunque la producción de granos se vio afectada por el clima, las exportaciones agroindustriales siguen sosteniendo el ingreso de divisas.

La estimación contempla que u$s24.600 millones ingresarían al mercado oficial de cambios, mientras que otros u$s6.200 millones lo harían a través del circuito financiero. 

La estimación contempla que u$s24.600 millones ingresarían al mercado oficial de cambios, mientras que otros u$s6.200 millones lo harían a través del circuito financiero. 

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El dato cobra relevancia tras una semana en la que el Banco Central debió vender dólares en la plaza mayorista. Hasta ayer, fueron cinco sesiones cambiarias consecutivas con ventas en el mercado mayorista por un total de 1.008 millones de dólares. Las reservas internacionales se ubicaban en torno a los u$s26.783 millones, el stock más bajo desde el 30 de agosto de 2024.

En este escenario complejo, los ingresos del campo cobrarán nuevamente un rol estratégico. La estimación contempla que u$s24.600 millones ingresarían al mercado oficial de cambios, mientras que otros u$s6.200 millones lo harían a través del circuito financiero, considerando la continuidad del régimen del dólar blend hasta fin de año. Esta herramienta, que permite liquidar una parte de las exportaciones al tipo de cambio financiero, ha sido clave para sostener el flujo de divisas en un contexto de restricciones cambiarias.

La persistencia de este ingreso, incluso con una merma productiva, reafirma el valor estructural del complejo agroexportador argentino. El dato adquiere aún más relevancia si se tiene en cuenta que, al inicio de la siembra, las expectativas eran superiores tanto en volumen como en rendimiento.

Un año difícil para la producción

La campaña agrícola 2024/25 comenzó con serias dificultades climáticas. El invierno se presentó con lluvias por debajo del promedio, situación que se extendió hasta buena parte de la primavera. Las primeras siembras de fina se vieron comprometidas por la falta de humedad en los suelos, lo que afectó tanto la implantación como el desarrollo inicial de los cultivos.

Hacia el final de 2024, las lluvias comenzaron a recuperar cierta regularidad. Sin embargo, el inicio del nuevo año trajo consigo una sucesión de olas de calor y un retorno del pulso seco, que se extendió durante varias semanas. Las condiciones de estrés térmico y la falta de agua se hicieron sentir especialmente en zonas clave para la agricultura extensiva. Recién a fines de febrero las lluvias volvieron a aparecer con fuerza en la región central del país, pero lo hicieron tarde para mejorar el rinde de la gruesa. Además, dejaron fuera del beneficio a regiones como el norte argentino, donde la falta de agua tuvo un impacto devastador sobre los cultivos.

Este escenario llevó a la BCR a ajustar las estimaciones de producción. Si al inicio de la campaña se proyectaban más de 143 millones de toneladas, hoy el número se ubica en 127,5 millones, por debajo también de las 134 millones que se alcanzaron en el ciclo anterior. El impacto del clima no solo se refleja en la cantidad total producida, sino también en el volumen disponible para exportar.

En base a estas cifras, se proyecta que la Argentina exportará unas 92,8 millones de toneladas, lo que representa una leve baja respecto a la campaña 2023/24. El descenso se explica fundamentalmente por la menor oferta de poroto de soja, lo que limitará la industrialización y, por ende, la venta al exterior de harina y aceite, productos con alto valor agregado dentro del complejo oleaginoso.

A pesar de estos retrocesos en cantidad, el sector encuentra un respiro en la mejora de los precios internacionales. Algunos productos estratégicos recuperaron valor en los últimos meses, lo que permitió equilibrar el impacto de la menor producción. Este fenómeno es el que explica que el ingreso proyectado de divisas sea casi idéntico al del año pasado.

El agro, motor de divisas en la economía

En medio de un panorama económico inestable, con tensiones cambiarias y necesidades urgentes de dólares, el sector agroindustrial aparece como una de las pocas certezas. La capacidad del campo argentino para sostener el ingreso de divisas, aún en contextos adversos, vuelve a demostrar su peso estructural en la economía del país.

El dato central es que, incluso con menos toneladas disponibles, el agro aportará casi la misma cantidad de dólares que el año anterior. Esta estabilidad no es casual: responde a una combinación entre eficiencia productiva, adaptación a los cambios del entorno y el aprovechamiento de los precios internacionales. A su vez, revela la madurez del entramado agroexportador, capaz de resistir golpes climáticos sin que ello derive en una caída brusca de las divisas.

La política económica también tiene un papel relevante en este esquema. El régimen del dólar blend funcionó como una válvula para aliviar tensiones internas, pero también como incentivo para sostener la oferta externa. Su continuidad será una de las variables a seguir de cerca, ya que impacta directamente en la voluntad de venta del sector.

Según la entidad rosarina, la principal incógnita es si las condiciones climáticas permitirán una mejora en las próximas campañas. El norte argentino, que quedó severamente afectado esta temporada, necesita volver a la senda productiva para que el país recupere volumen exportable. De igual forma, será clave que se mantenga un entorno macroeconómico que favorezca la inversión y asegure reglas de juego claras.

Mientras tanto, los números hablan por sí solos: u$s30.800 millones es una cifra que pone al agro, una vez más, como el gran sostén de la economía real. No se trata solo de volumen o precios, sino del peso estructural de una actividad que, año tras año, vuelve a mostrar su capacidad de adaptación, resistencia y aporte decisivo al país.

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