27 de marzo 2025 - 15:08

La gigante cripto Tether desembolsa más de u$s600 millones para controlar Adecoagro

La firma detrás de la stablecoin USDT se quedó con el 70% de la compañía agroindustrial, una de las líderes en su segmento en Latinoamérica y con fuerte presencia en Argentina.

En Argentina la empresa es la principal productora de leche fluida y arroz del país.  

En Argentina la empresa es la principal productora de leche fluida y arroz del país.  

En un movimiento que marca un antes y un después en la relación entre el mundo cripto y la agroindustria, Tether anunció la compra del 70% de Adecoagro, la gigante de origen argentino con operaciones en Argentina, Brasil y Uruguay. La operación, que ronda los u$s600 millones, posiciona a la emisora de la stablecoin USDT como el accionista mayoritario de la compañía, profundizando una estrategia de diversificación que viene gestando hace tiempo.

Tether es ampliamente conocida por su stablecoin USDT, que mantiene su paridad con el dólar y es la más utilizada en el ecosistema cripto. Sin embargo, en los últimos años la compañía expandió su negocio hacia otros sectores, incluyendo inversiones en minería de Bitcoin, infraestructura energética y ahora el agro.

La compra de Adecoagro no es un movimiento aislado. Ya en 2024, Tether había adquirido el 19,4% de la empresa, dando indicios de su interés en el sector. Con esta nueva transacción, se convierte en el accionista mayoritario, marcando un giro en la historia de una firma que, en su momento, contó con inversores como George Soros.

Adecoagro tiene presencia en Argentina, Brasil y Uruguay, cotiza sus acciones en la Bolsa de Nueva York y es líder en Sudamérica en la producción de alimentos y energías renovables. En Argentina, además de ser el principal productor de leche, tiene su producción integrada verticalmente y elabora leches fluidas, saborizadas, cremas, quesos y leche en polvo.

En el ámbito local, opera actualmente dos plantas procesadoras de lácteos ubicadas en Chivilcoy, provincia de Buenos Aires y en Morteros, Córdoba. Estos dos establecimientos se los compró a la cooperativa láctea SanCor, junto con las marcas Las Tres Niñas y Angelita que tienen presencia en las góndolas locales. Además, es el principal productor de arroz del país y posee cuatro plantas de procesamiento, con su marca Molinos Ala, y cuenta con una cuota de mercado de alrededor del 18%.

En Brasil siembra alrededor de 193.000 hectáreas de caña de azúcar que procesa para la fabricación de azúcar y etanol. Muele al año alrededor de 11 millones de toneladas de caña y tiene capacidad de producir hasta 956.000 toneladas de azúcar, 781.000 metros cúbicos de etanol y 950.000 MWh de energía eléctrica renovable.

En tanto, en lo que respecta a la agricultura, siembra alrededor de 230.000 hectáreas de soja, maíz, trigo y maní, entre otros cultivos, distribuidas entre Argentina y Uruguay. En cuanto a sus perspectivas, la empresa está focalizada en el valor agregado en origen y por eso se proyecta que sus inversiones irán dirigidas a este segmento.

Tokenización, en la mira

Para Tether, esta compra representa una puerta de entrada al mercado de los commodities agrícolas, un sector clave para la economía global y con gran potencial para la tokenización. A través de la tecnología blockchain, la empresa podría digitalizar activos agrícolas y facilitar su comercialización de manera más eficiente y transparente, según adelantan expertos en la materia.

Lo que resta saber de ahora en más es cuál será la estrategia del nuevo dueño mayoritario de la gigante del agro. Hasta el momento, Mariano Bosch, fundador de la compañía y presidente del directorio, era quien llevaba las riendas del negocio.

Además, con esta adquisición, Tether no solo diversifica su negocio más allá del mundo cripto, sino que también se convierte en un actor clave en el agro global, un sector históricamente dominado por grandes corporaciones y fondos de inversión tradicionales. La irrupción de una empresa proveniente de un ámbito completamente ajeno al agro reconfigura el mapa de los negocios agroindustriales, demostrando que el campo sigue siendo un terreno fértil para inversiones millonarias desde sectores inesperados.

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