18 de febrero 2025 - 10:55

Lluvias en la región agrícola: llegó otro alivio clave para la soja y el maíz

Las recientes precipitaciones superaron los 200 mm en algunas zonas y podrían ser determinantes para la campaña agrícola. Entre Ríos fue la provincia más beneficiada.

Aunque algunas pérdidas ya son irreversibles, los especialistas sostienen que este aporte hídrico podría poner un piso a la campaña agrícola

Aunque algunas pérdidas ya son irreversibles, los especialistas sostienen que este aporte hídrico podría poner un piso a la campaña agrícola

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El clima juega un papel fundamental en la región agrícola argentina y luego de semanas de incertidumbre y pronósticos poco alentadores, las lluvias finalmente llegaron a las zonas más afectadas por la sequía, como en Entre Ríos y la región núcleo. En algunos sectores, las precipitaciones alcanzaron acumulados superiores a los 200 mm, generando un alivio clave para la soja y el maíz, cultivos que venían soportando un fuerte estrés hídrico, con caídas de rendimiento y al borde de una pérdida mayor.

Si bien no todas las zonas recibieron la misma cantidad de agua, la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) destacó que estas lluvias representaron un respiro muy esperado para el sector. Aunque algunas pérdidas ya son irreversibles, los especialistas sostienen que este aporte hídrico podría poner un piso a la campaña agrícola, frenando el deterioro de los cultivos y estabilizando los rendimientos en muchas áreas productivas.

Ocurre que la situación, hasta hace poco, era alarmante. En Entre Ríos, los mapas de disponibilidad de agua mostraban una extensa zona en color naranja, reflejando el déficit hídrico y el daño en la producción. Los cultivos de soja y maíz ya evidenciaban un deterioro considerable, con una caída en la condición de “bueno” y “muy bueno” en los reportes semanales. Sin embargo, la llegada de estas lluvias no solo mejoró las reservas de humedad en los suelos, sino que también renovó el ánimo de los productores, que ahora tienen un escenario menos crítico para encarar el resto de la campaña.

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Un cambio en el panorama agrícola

El impacto de estas lluvias fue dispar en las distintas regiones. En Entre Ríos, los registros variaron entre 6 mm y 275 mm, con las mayores acumulaciones en la franja central de la provincia, desde Paraná hasta Concordia. La zona núcleo también recibió precipitaciones importantes, con acumulados de entre 10 mm y 90 mm, según datos de la Bolsa de Comercio de Rosario. Los mayores valores se registraron en el norte del área agrícola, lo que permitió mejorar las expectativas para la soja de primera, que en este momento está definiendo su rendimiento.

El maíz, por su parte, mostró una mayor variabilidad. A principios de enero, el 81% de los cultivos estaba entre bueno y muy bueno, pero en las últimas semanas la cifra descendió al 57%, reflejando el daño que provocó la falta de lluvias previas. La situación sigue siendo delicada, pero este evento climático podría sostener la producción en las zonas más afectadas.

Los productores ahora centran su atención en la evolución del clima durante las próximas semanas, porque -mas allá de las lluvias recientes- los pronósticos indican un aumento de temperaturas, lo que podría generar un nuevo desafío para la recuperación de los cultivos. La estabilidad térmica será fundamental para determinar si estas lluvias pueden marcar un verdadero punto de inflexión en la campaña agrícola.

En este sentido, el consultor climático Cristian Russo, de la Bolsa de Comercio de Rosario, explicó que “aún quedan semanas determinantes para la producción de soja y maíz tardío”. Según el especialista, el panorama podría seguir mejorando si se cumplen los pronósticos de lluvias en el norte del país, lo que favorecería a zonas críticas como Chaco, Corrientes y parte de Santa Fe.

Por otro lado, la analista de la Guía Estratégica para el Agro (GEA), Florencia Poeta, subrayó la importancia de este evento climático para la soja de segunda, que ya presentaba pérdidas irreversibles. Destacó además que la humedad acumulada en el suelo podría evitar una caída aún mayor en los rindes estimados. En este contexto, el maíz tardío también encuentra una oportunidad para sostener su ciclo productivo, aunque sigue necesitando más precipitaciones para alcanzar su potencial.

Cosecha gruesa: el partido aún no terminó

Más allá de este respiro, los desafíos continúan. Tras las lluvias, los modelos climáticos anticipan un período de estabilidad con temperaturas en ascenso, lo que podría acelerar la evaporación del agua acumulada y reducir los beneficios de las precipitaciones recientes. Para los cultivos que aún están en su fase crítica de desarrollo, esto podría significar un nuevo golpe, especialmente si el calor vuelve con fuerza en los próximos días.

A pesar de este panorama incierto, muchos productores recuperaron parte de su optimismo. La llegada de lluvias en esta etapa crítica de la campaña marca un contraste con el escenario de sequía extrema que se vivió en enero, cuando el deterioro de los cultivos parecía irreversible. Ahora, si bien la situación sigue siendo compleja, al menos hay un sostén hídrico para encarar la recta final de la temporada agrícola.

Las próximas semanas serán clave para determinar cuán profundo fue el impacto de las lluvias en los rendimientos finales. Aunque la producción ya no alcanzará los niveles esperados al inicio de la campaña, el alivio hídrico de estos días podría evitar un desastre mayor.

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