La historia comercial reciente entre Paraguay y la Argentina incluye porotos de soja y derivados, además de la relación que existe en términos energéticos. Sin embargo, este 2024 fue revelador para el sector productivo en el vecino país. En octubre, los guaraníes enviaron la primera carga de tomates, zanahorias y cebollas a nuestro país. Este logro comercial fue calificado como histórico por el Gobierno de Santiago Peña ya que les permite a los productores locales acceder a uno de los mercados más importantes de la región.
Paraguay celebra la exportación de hortalizas a la Argentina y apunta a tecnificar a los pequeños productores
En octubre, los guaraníes enviaron la primera carga de tomates, zanahorias y cebollas a nuestro país. Este logro comercial fue calificado como histórico por el Gobierno de Santiago Peña.
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En una entrevista exclusiva, Ámbito dialogó con Carlos Gimenez, ministro de Agricultura y ganadería de Paraguay, quien destacó que tecnificar y capacitar al sujeto agrario de menor escala es uno de los objetivos principales de su gestión.
Periodista: Desde Argentina vemos que Paraguay es un país en fuerte creciendo, con el agro como un pilar importante. ¿Tenemos una mirada acertada?
Carlos Gimenez: Es así. Paraguay está bien enfocado en ser un país productor de alimentos a nivel mundial. Es lo que el señor presidente de la República, Santiago Peña, nos recomienda y es además lo que se necesita para seguir acompañando a los más vulnerables, a ese sector que todavía no está dentro del circuito del agronegocio. Por ellos pensamos en llegar a otros mercados, como la Argentina e incluso otros países del Mercosur. Mas ahora que se firmó el acuerdo después de 25 años con la Unión Europea, ¿por qué no pensar también en grande? Estamos hablando de los productores que sí pueden estar dentro del circuito importante de negocio. Que dejen la agricultura de subsistencia y pasen a una agricultura comercial, de mercado.
P.: ¿Esto es parte de lo que lograron al exportar hortalizas a nuestro país?
C.G.: Estamos muy contentos por eso. Hoy día, después de 70 años, estamos enviando casi 1.800.000 kilos de tomate a la Argentina. Hemos empezado con Córdoba, llegamos también a Buenos Aires, un poco a Mendoza y ubicando también otros rubros que puedan ser atractivos. En el caso de la cebolla también pero por ahora no dan los números para exportar. Para el año siguiente seguramente le vamos a dar otro mercado dentro del Mercosur porque queremos producir con mayor volumen. Pero para eso, la mentalidad y la actitud de nuestra gente tiene que cambiar un poco. Hay un abanico de oportunidades si miramos la región.
P.: ¿Qué tiene que cambiar?
C.G.: Tenemos que tener una agricultura competitiva y lo estamos logrando, rompiendo algunos vicios que tenían las asociaciones u organizaciones de productores, que estaban acostumbrados a dar beneficios y asistencialismo. Dar prebendas no esta en nuestro plan de acción, queremos una agricultura tecnificada y el Gobierno busca que esa tecnología llegue incluso al sector más vulnerable o los que no pueden acceder al crédito. En esta gestión ubicamos a los grupos que producen, pero a los que el estado nunca contempló. Y se siente un cambio importante porque ya no sólo miran el mercado interno sino también el externo. Queremos que nuestros jóvenes se vuelvan a involucrar, para lo cual hemos intervenido fuertemente en las escuelas agrícolas, en donde se forman nuestros jóvenes, que son hijos de campesinos. No hay otra manera de ser competitivo, hay que incorporar tecnología y eso implica cambiar la forma de trabajo, que con los jóvenes es mucho más fácil.
P.: ¿Parte del trabajo es apuntar a los jóvenes agricultores?
C.G.: En el mundo entero están envejeciendo los productores, entonces queremos que la agricultura sea otra alternativa de negocio para los jóvenes. Apoyamos la agricultura empresarial, la agricultura expansiva, pero tenemos que cuidar esa agricultura familiar, tenemos que cuidar que los jóvenes vuelvan a querer el lugar donde están, donde crecieron, pero para eso hay que cambiar. Tenemos que darles herramientas porque como país tenemos muchas ventajas comparativas, tenemos agua y tierra.
P.: ¿Pueden crecer en superficie productiva?
C.G.: Podemos crecer. Todavía tenemos mucha frontera por transitar para crecer en hortalizas. Ahí hay un potencial enorme Como decía, hay que incorporar tecnología y salir de la informalidad para que puedan acceder al crédito estos campesinos que son miles, de pocas hectáreas cada uno. Pero si Japón o Corea lo lograron, nosotros también podemos hacerlo y esa agricultura familiar debe pasar a ser una unidad productiva eficiente con el apoyo de nuestros técnicos. Obviamente que nos ocupamos de las actividades agroindustriales que son clave en la economía, pero nuestro foco esta puesto en los mas pequeños, porque es donde se generan las convulsiones sociales. La gente llegó a este presente porque viene desprotegida por la falta de políticas públicas. Eso lo vemos porque acabamos de realizar un censo agropecuario, para comenzar a hacer una gestión con números, con indicadores y parámetros.
P.: ¿Qué mirada tienen de la Argentina, desde el punto de vista productivo?
C.G.: El cambio de gobierno en Argentina nos ayudó. Estamos enviando productos pero no queremos que sea coyuntural. No queremos que sea una circunstancia que venga de una cuestión interna.
Tenemos que exportar y la Argentina es un mercado importante. Debemos aprovechar lo que hacemos en el Chaco Paraguayo, que hoy en día está en franca expansión productiva y con enorme potencial. Podemos crecer y vamos a necesitar algunas inversiones importantes del gobierno para llegar a la gente. Estamos conquistando el mundo con el algodón que producen los hermanos Menonitas, estamos exportando dátiles, tenemos mucho para progresar.
P.: ¿Por qué hace una diferenciación muy importante entre la agricultura extensiva de la intensiva?
C.G.: Yo quiero diferenciar lo que es la agricultura empresarial que absorbe muy poca mano de obra. Con la agricultura familiar el impacto social es mucho más fuerte porque llenando un camión de 30.000 kilos de tomate que va a la Argentina están involucradas muchas familias. Estamos dirigiendo nuestras acciones a ese sector que necesita prácticas innovadoras. La otra, la agricultura empresarial ya está asentada porque tiene tecnología y esta a otro nivel.
Según el último censo tenemos 259.000 campesinos en el sector rural. Pero de eso hay un alto porcentaje también que son pobladores rurales que no son productores y deben ser atendidos.
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