5 de marzo 2025 - 00:00

Diálogos de Wall Street: Donald Trump, la suba de aranceles y ¿un tiro en el pie de EEUU?

La suba de aranceles ya está entre nosotros. Trump juega fuerte a pesar de todos los peligros que acarrea. ¿Qué nos espera, Gekko?

La guerra comercial de Donald Trump y la reacción de Wall Street, bajo el análisis del experto que se hace llamar Gordon Gekko.

La guerra comercial de Donald Trump y la reacción de Wall Street, bajo el análisis del experto que se hace llamar Gordon Gekko.

Periodista: Trump cumple. La suba de aranceles a Canadá, México y China entró en vigencia. No hubo postergación. Y rige a pleno. 25 puntos a los socios comerciales del USMCA (el Tratado impulsado por Trump en 2020 que reemplazó al Nafta) y 10 puntos extra a China (desde que Trump asumió su segundo mandato, ya suman 20 adicionales). No queda muy claro quién se perjudica más. Si los países sancionados, o Estados Unidos pegándose un tiro en los pies.

Gordon Gekko: Es el juego de la gallina. Y Trump dio el paso adelante. Se arriesga a un choque frontal. Lo sabe, pero no se frena. Nos dice así que esta vez habla en serio. Porque, antes que nada, necesita que lo tomen en serio para concretar sus planes. No como pasó con Zelenski, que estaba en el matadero porque Trump había sido terminante en sus condiciones, pero siguió creyendo que tenía margen para negociar. Cuando, por cierto, en un error garrafal de la diplomacia amateur, la Casa Blanca pensaba que estaba todo listo para la foto oficial del acuerdo en el Salón Oval.

P.: Y se frustró la operación. Ahora resulta que EEUU quiere la paz, la Rusia de Putin quiere la paz, ¿y Ucrania (y Europa) se resisten? ¿Cómo se sigue?

G.G.: Y sin la firma de Zelenski se cae – o se posterga - el “deal” de los 500 mil millones de dólares de minerales raros (un arreglo más raro que los propios minerales, con una valuación de ciencia ficción) con que Trump pensaba abrochar la jugada para la tribuna. ¿Cómo sigue la película? Con más erosión en la relación entre EEUU y Europa hasta conseguir el resultado que busca Washington. O, alternativamente, con Europa haciéndose cargo de la defensa de Ucrania. Por el otro lado de la ecuación, Trump ya cerró con Putin. Y acabamos de ver una contraprestación importante. La decisión de la OPEP plus de aumentar progresivamente la producción de crudo, empezando en abril, en 2,2 millones de barriles diarios.

P.: La política de energía es una pieza clave en la estrategia económica de Trump. Quiere energía abundante y barata.

G.G.: No se olvide tampoco que la negociación se hizo en Riad. Arabia Saudita es parte del arreglo. En los hechos, el mantra pasó de ser “Drill, Baby, Drill”, que no le interesó demasiado a las petroleras, a un mucho más práctico, y rápido, “Drill, Opec, Drill”.

P.: ¿Cómo enlaza esto con la guerra comercial y el sablazo de los aranceles?

G.G.: Esta es la guerra del fentanilo, aclaró el secretario de Comercio Lutnick. Por lo menos en lo atinente a Canadá y México. Los aranceles pueden bajar si hay avances con respecto al ingreso de drogas a los EEUU. P.: ¿Cómo medir eso en tiempo real?

G.G.: Solo Trump y su gente pueden hacerlo.

P.: Esto es muy discrecional.

G.G.: Todo es discrecional. Todo arranca con la agenda de la nueva Administración, que, por cierto, rompe lanzas con la historia reciente. La guerra del fentanilo es un aperitivo. La guerra comercial empieza en Abril 2, dijo Lutnick. La excepción es China, que ya cargaba desde principios de mes con una mochila extra de 10 puntos de arancel. Canadá y México son los Zelenski de esta primera negociación. Canadá carga con el peso adicional de la insólita voluntad de anexión que expresó Trump. Eso lo asimila a Ucrania todavía un poco más.

P.: No parece una negociación convencional.

G.G.: No lo es. Scott Bessent, el secretario del Tesoro, les sugirió a ambos países que sería bien visto que acompañaran por su cuenta el aumento del arancel que EEUU le aplicó a China. México parecía inclinado a hacerlo, pero no ocurrió. En todo caso, dijo Lutnick, si le prueban al presidente que se frenó el ingreso de fentanilo, “entonces, por supuesto, Trump puede remover estos aranceles”.

P.: La pregunta del millón es qué es lo que en verdad quiere Trump.

G.G.: En el caso de Ucrania es fácil saberlo y, por el momento, imposible de aceptar. Un acuerdo de paz sin más garantías que su propia palabra. Con los aranceles, Trump quiere crear trabajo en los EEUU. El que se perdió a manos de México y Canadá por “culpa” de los tratados de libre comercio, por caso. Trump quiere además la recaudación de los aranceles, por eso sabemos que una suba – que no puede ser tan grande como para anular el comercio – va a subsistir. Había dos enfoques. Uno era de ir de menos a más, un aumento escalonado. Si arrancamos con 25%, lo que cabe esperar son rebajas más adelante. El camino inverso. Y por supuesto hay que completar el mapa arancelario. Hoy un auto - o una autopieza – proveniente de México o Canadá paga 25% de tributo. Uno que viene de Corea, cero. Es lógico pensar que el arancel promedio de la economía puede irse de 3% a 10% como se prometió en campaña. Eso se va a terminar de cerrar cuando se defina el esquema de aranceles recíprocos y los casos sectoriales.

P.: ¿Cuánto daño causará esto en los propios EEUU? Más allá de las represalias que ya anunciaron los países afectados…

G.G.: Ya vimos bastante daño por anticipado. La confianza de empresarios y consumidores se hizo trizas. El consumo pisó el freno. Las expectativas de inflación subieron con creces. Y la actividad de los servicios se detuvo en seco. Como se anticiparon importaciones a gran escala – de todo, hasta de oro físico –, la economía puede seguir funcionando sin dramas en el corto plazo. “Tenemos colchón por un par de semanas de altos aranceles”, dijo un ejecutivo de la industria automotriz integrada con Canadá y México. Pero los precios de los insumos y los alimentos van a acelerarse más. Y la agricultura, como vimos en el primer mandato, va a ser un blanco fácil castigado por las represalias.

P.: ¿Es esta la receta para comprarse una recesión, o no?

G.G.: Con esto, si se lo mantiene en el tiempo, alcanza y sobra. Hoy el consumidor se retrae y aumenta sus ahorros ante la incertidumbre. No tiene confianza, pero sí tiene ingresos y empleo. A partir de ahora van a ralear sus ingresos. Cuando pierda el trabajo, es game over. Ese es el tiempo que tiene Trump para obtener lo que busca y despejar el caos y la confusión.

P.: ¿Qué piensa de la Bolsa? Se dice que anticipa, y, la verdad, es que no anticipó lo que vemos.

G.G.: Así vamos a una corrección. Pero si Trump no corrige, tiene picado el boleto también.

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