25 de marzo 2025 - 00:00

Boom de importaciones, consumo en terapia intensiva y una crisis que se agrava en la industria

El crecimiento de las importaciones pulverizó al superávit comercial. Llega leche de Uruguay y fideos desde Albania, pese a que el consumo masivo no repunta. El uso de la capacidad instalada y una nueva señal de alamar para la industria.

Las importaciones de alimentos, que se vienen incrementando desde mediados del año pasado, crecieron un 87% interanual en enero y batieron un nuevo récord. 

Las importaciones de alimentos, que se vienen incrementando desde mediados del año pasado, crecieron un 87% interanual en enero y batieron un nuevo récord. 

A pesar del rebote previsto para la actividad en 2025, las empresas del sector manufacturero no ven la luz al final del túnel. El uso de la capacidad instalada perforó el 50% en un rubro clave de la industria, de acuerdo a un reciente relevamiento que advierte que sólo el 16% de las firmas consultadas planea aumentar la ocupación. Las ventas en supermercados no repuntan y se desploma el Índice de Confianza del Consumidor.

El dato surge del último informe de la Fundación Observatorio Pyme. El alentador cierre del 2024, con repunte de la economía, estabilidad cambiaria y euforia financiera, no contagió al comienzo del 2025. La fragilidad en el frente externo volvió a tocar la puerta y las reservas netas del Banco Central retrocedieron hasta el nivel de diciembre de 2023, el riesgo país volvió a la zona de los 750 puntos básicos y el rebote se enfrió en gran parte de los indicadores de la economía real.

El dato más contundente es el del consumo masivo. Según el relevamiento de la consultora Scentia, la caída superó el 10% interanual en el primer bimestre del año y en este caso no hay comparación posible con el “plan platita”. En ese relevamiento no hay ningún canal de ventas presenciales que se salve: en febrero los supermercados cayeron 6,5%, los autoservicios 12,6% y los mayoristas 7,4%.

El deterioro se refleja también en las expectativas. El Índice de Confianza del Consumidor (ICC) que elabora la Universidad Torcuato Di Tella cayó un 6,7% en la medición de marzo, el guarismo empeora más (9,29%) en el Gran Buenos Aires, madre de todas las batallas en términos electorales.

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Las grandes firmas de consumo masivo que operan en el país están desorientadas. No hay oferta, promoción o relanzamiento de marca que seduzca a los consumidores, que optan solo por “las compras del día a día”, según explicó un directivo de experiencia en el sector, que reconoció que los volúmenes están lejos de acercarse a los de años previos.

El boom importador

Para los fabricantes locales no solo se achica la torta, sino que también el reparto es distinto: las importaciones de alimentos, que se vienen incrementando desde mediados del año pasado, crecieron un 87% interanual en enero y batieron un nuevo récord, según datos del Instituto para el Desarrollo Agroindustrial Argentino.

Las firmas detectan un componente distinto al de la convertibilidad. En aquel momento el furor de importados en las góndolas estaba muy enfocado en productos premium o que no se producían en Argentina. En este caso, el fenómeno está más enfocado en artículos que entran a bajo costo por el atraso cambiario, como leche desde Uruguay o fideos de Albania.

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El salto de las importaciones excede al rubro alimentos. En el sector textil e indumentaria se está dando una reconversión forzosa, de fabricantes a importadores: “Las ventas se volvieron a frenar a principio de año y los costos están disparados, acabo de mandar un a hacer un prototipo en China, para ver si puedo mejorar la ecuación”, confesó a este medio el titular de una reconocida marca. Para sumar incentivos a este fenómeno, el Gobierno bajará aranceles en el sector.

Lejos de ser una problemática sectorial, el boom de las importaciones es un dolor de cabeza para la macroeconomía. En febrero las compras al exterior saltaron un 42% interanual y redujeron sensiblemente el superávit de bienes a u$s227 millones, que no alcanzan ni de cerca a compensar el rojo que produce la cuenta de servicios. Menos dólares, más presión cambiaria en la previa al acuerdo con el FMI.

Más máquinas apagadas

Un reciente informe de la Fundación Observatorio Pyme da cuenta de que el panorama es poco alentador para el sector productivo. Solo el 16% de las 421 firmas consultadas espera incrementar su ocupación y menos del 35% tiene previsto incrementar sus inversiones.

Todo esto después de un año que cerró con un descenso del 10% en la producción y del 15% en ventas deflactadas. Por eso “el 2024 terminó con la segunda mayor caída de la producción luego de la pandemia y también la segunda mayor caída del empleo, sólo superado por la caída del año 2009 en el marco de la crisis internacional”.

En Observatorio Pyme alertan por el “proceso de destrucción de empleo” y los industriales creen que lo peor no pasó. Los metalúrgicos comienzan a ver el párate fuerte en los primeras líneas proveedores de los diferentes sectores con mucho reemplazo de producción nacional por bienes importados.

El dato anticipado de la Asociación de Industriales Metalúrgicos enciende una nueva señal de alerta: el uso de la capacidad instalada en el sector volvió a caer y en estos momentos ya perforó el 50%. Es decir que la mitad de las máquinas se encuentran apagadas en ese rubro.

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