31 de diciembre 2024 - 16:50

Diálogos de Wall Street: el rally de Trump se desinfló, ¿qué es lo que está pasando?

Con Trump, la incertidumbre no es una falla de diseño, es el método operativo. En las últimas dos últimas semanas, la Bolsa pasó a la defensiva y la FED le bajó la persiana a la continuidad de la baja de tasas después de una seguidilla de tres recortes.

 El temor prevalece hoy entre los inversores. ¿En qué momento el miedo desplazó a la ebullición de los animal spirits, que se despertó con el triunfo de Trump?

 El temor prevalece hoy entre los inversores. ¿En qué momento el miedo desplazó a la ebullición de los animal spirits, que se despertó con el triunfo de Trump?

Periodista: Diciembre definitivamente no fue un buen mes. Aun tomando en cuenta este rebote del último día del año. ¿Empieza a facturarse la incertidumbre que supone Trump? 2024 fue excelente. ¿Podrá 2025 repetir, o, por lo menos, mantenerse a la altura?

Gordon Gekko: Después del Trump rally estamos descremando la euforia.

P.: Antes de tiempo, ¿o no?

G.G.: Habrá que tachar el rally de Santa Claus, parece. Aunque todavía quedan un par de ruedas para intentarlo.

P.: A contramano del sentimiento. El temor prevalece hoy entre los inversores. ¿En qué momento el miedo desplazó a la ebullición de los animal spirits, que se despertó con el triunfo de Trump?

G.G.: La euforia se enfrió a principios de diciembre. Y las dos últimas semanas la Bolsa pasó a la defensiva.

P.: No son solamente las acciones. Bitcoin, que es un emblema de Trump 2.0, también se pinchó. ¿Fue por algo que dijo Trump?

G.G.: Trump se comportó bien hasta ahora. Lo más agresivo que dijo fue altamente surrealista, y por ende no impactó de lleno.

P.: ¿Se refiere a retomar el control del Canal de Panamá? ¿O a la voluntad de adquirir Groenlandia, como si estuvieran a la venta?

G.G.: Me refiero a esa línea de pensamiento, que no se agota en un par de ejemplos. Pero en esta veta temática, más es menos. Cuánto más amplía Trump –por ejemplo, añadiendo su intención de sumar a Canadá como el estado número 51– menos dañino resulta.

P.: ¿Está seguro?

G.G.: Seguro no hay nada. Con Trump, la incertidumbre no es una falla de diseño, es el método operativo. Pero cuánto más abarque menos aprieta. Menos factibles parecen sus deseos. Si Trump únicamente objetase el manejo del Canal de Panamá, se lo tomaría seriamente en cuenta.

P.: Usted dice, sin embargo, que estos comentarios no son la causa del cambio de humor en los mercados.

G.G.: No. Para nada. Tampoco todo es Trump. La FED le bajó la persiana a la continuidad de la baja de tasas después de una seguidilla de tres recortes. Influyó. Obliga a recalcular el año que viene.

P.: El proceso no se terminó, pero…

G.G.: Pero se desconectó el piloto automático.

P.: Quiérase o no, y la FED no lo va a reconocer, es obvio que la principal razón para intercalar una pausa es también Trump.

G.G.: Ya no lo que Trump diga, sino lo que haga su Administración.

P.: La FED, hace un tiempo, se tomó la libertad de no ser tan data-dependiente como alega. Ahora ¿será policy-dependiente? Se cruzará de brazos a esperar que el gobierno entrante muestre las cartas y despliegue sus políticas. ¿O va a volver a mirar las cifras del día a día?

G.G.: La FED de Powell no ignora la data. Confía sí en que la inflación está bajando más allá de las sinuosidades (y la data del deflactor de consumo PCE le dio la razón en noviembre) y no tiene prisa en regresar al corral del 2%. Dicho esto, el timing y la magnitud de las tres rebajas de tasas – un punto completo, comenzando en el tramo final de la campaña electoral – fue una decisión que Powell personalmente impuso entre sus pares.

P.: Una decisión política, uno diría.

G.G.: Eso no se puede probar, pero es difícil de refutar. Powell es un creador de consensos. Y enfrentó dos disidencias explícitas en las tres últimas reuniones. Ello nos dice que debió forzar la mano.

P.: Si es por eso, que la FED recortase un punto completo la tasa de fed funds, y que las tasas largas hayan trepado exactamente lo mismo, lo confirma.

G.G.: Y a lo largo de tres meses en simultáneo, pari passu. Powell lo quiso así, es evidente. Y ahora, adiós, se lleva la escalera. Lo deja a Trump con el pincel. Y en función de lo que pinte, vuelve y le da una mano. O lo deja que se arregle solo en un berenjenal.

P.: Mientras no le desarregle la inflación. Su plataforma es dinamita.

G.G.: De acuerdo. Pero, la FED sale de escena. Si Trump es explosivo, tendrá la hostilidad de las tasas largas. Y si se pasa de la raya, la Bolsa va a acusar recibo. En su primer mandato, ese fue el límite.

P.: ¿Usted cree que la ausencia de Santa Claus es porque los mercados ya están cavando la trinchera? ¿Les cayó la ficha de lo que les espera?

G.G.: No. Nada que ver. Acá no pasa nada muy relevante. No se puede subir todos los días. Hay dudas, sí. Hay, o más bien hubo toma de ganancias, también. Era muy tentador. Sobre todo, con las tasas largas, y Powell, poniendo las balizas de forma tan visible.

P.: Uno observa el sentimiento de los inversores, y no estamos lejos del temor extremo.

G.G.: Y tampoco de los récords. ¿Será 2025 mejor que 2024 y 2023? ¿O la tercera será la vencida? Yo diría que de Trump (y de Elon Musk) depende. La Bolsa cree que sí, que la saga continúa. Con un Trump pasteurizado, que simplemente se monte sobre la inercia de la economía, seguro que sí. Con un Trump más “realista”, que arranque con los tapones de punta y después negocie razonablemente, y no rompa nada serio, también. Aunque, obvio, son dos recorridos intermedios muy diferentes.

Dejá tu comentario

Te puede interesar