Pese a los esfuerzos del Gobierno en negar el atraso en el valor del dólar oficial, son varios los indicadores que reflejan un importante atraso. Lo que está más en discusión es la sostenibilidad de este nivel de Tipo de Cambio Real (TCR); entre los análisis de los economistas aparecen tres factores fundamentales, relacionados entre sí, que dan cuenta de la poca solidez del esquema cambiario.
Dólar atrasado: tres factores encienden alarmas sobre la sostenibilidad del esquema cambiario
El tipo de cambio atraviesa su segundo período de mayor apreciación desde la salida de la convertibilidad. En pos de sostener los niveles de inflación, el Gobierno defiende su estrategia.
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El tipo de cambio atraviesa una de sus mayores apreciaciones desde la salida de la convertibilidad.
El Índice de Tipo de Cambio Real Multilateral del Banco Central (BCRA), que compara el TCR de Argentina con el de sus principales socios comerciales, exhibe que el peso está atravesando su mayor apreciación desde la salida de la convertibilidad, con excepción del período agosto-noviembre de 2015. En este contexto, en los últimos meses comenzaron a aparecer algunas señales de alarma en torno a la sustentabilidad de la estrategia, cuyo objetivo primordial es sostener la desaceleración de la inflación.
¿Cuáles son los tres factores que muestran un esquema cambiario frágil?
1) Deterioro de la cuenta corriente y la balanza comercial
La economía argentina presenta todos los síntomas habituales de los períodos de apreciación cambiaria, siendo el más alarmante de ellos el deterioro de las cuentas externas. El Balance Cambiario del BCRA mostró que a partir de junio de 2024 la cuenta corriente se volvió deficitaria, luego de varios meses de un superávit que había sido el sostén de la acumulación de reservas.
Esta reversión del saldo respondió, por un lado, a la mayor presión que ejercieron las importaciones de bienes. Si bien gran parte se debió a la normalización en el esquema de pagos, también vienen ganando influencia la quita de impuestos y la creciente apertura comercial, a la vez que el actual nivel del tipo de cambio genera un escenario propicio para comprar productos del exterior.
Paralelamente, el déficit de servicios se aceleró notablemente, fundamentalmente por la balanza del turismo. Reflejo de esto fue que en enero la deuda en tarjetas de crédito por gastos de residentes en el exterior fue la más alta desde 2002.
Un estudio sobre 46 experiencias de planes de estabilización de la inflación, realizado por Martín Rapetti, Gabriel Palazzo y Joaquín Waldman demostró que, tanto los casos de éxito "transitorios" como aquellos casos de éxito "perdurables" muestran un empeoramiento de la cuenta corriente y la balanza comercial, aunque el segundo grupo parte de unas condiciones iniciales del sector externo más sanas que el primer grupo. "A la luz de esta evidencia, el plan de Milei se parece más a un caso de éxito transitorio", señaló Rapetti en su cuenta de X.
2) El Tipo de Cambio Real está mucho más apreciado que en los planes de estabilización exitosos
El mencionado trabajo también evidenció que en todos los planes de estabilización cae el TCR. Pero esto no implica que siempre que cae el TCR estamos ante un caso exitoso de estabilización.
Al respecto, Waldman mostró a través de un gráfico que la apreciación en Argentina es mucho más profunda que la que se percibió en los planes de estabilización exitosos.
"Los casos exitosos suelen tener devaluaciones iniciales, como pasó en diciembre de 2023 en Argentina. A partir de ese TCR de partida más alto, intentan controlar la apreciación posterior con medidas de coordinación de expectativas y aumentos para no perder la competitividad cambiaria obtenida y que la sociedad se acostumbre a un nuevo régimen inflacionario", explicó, en diálogo con Ámbito, el economista e investigador del Centro de Estudios de Estado y Sociedad (Cedes).
"En el caso local, la falta de coordinación y la inflación residual posterior apreciaron el tipo de cambio más rápido que en otras experiencias, lo que podría volver insostenible la cuenta cambiaria en un contexto de muy bajas reservas y dificultades para la competitividad externa", profundizó.
3) Con Reservas netas negativas, la salida del cepo con este tipo de cambio se dificulta
En el marco de un debate virtual con el presidente Javier Milei, el ex viceministro de Economía, Emmanuel Álvarez Agis, recordó que en los anteriores períodos de apreciación cambiaria que atravesó Argentina fue la acumulación de reservas la que determinó la sostenibilidad. En los 90 ello se consiguió a través de Inversión Extranjera Directa (IED), endeudamiento y privatizaciones, en los 2000 a través de la repatriación de capitales y el boom de los commodities, y con el macrismo mediante el atractivo que generaron las estrategias de "carry trade".
Hoy las reservas netas dan un negativo de entre u$s4.600 millones y u$s9.600 millones, dependiendo de la metodología que se utilice. "El BCRA tiene reservas negativas y para flotar sanamente se necesitan muchas reservas. Se requiere un TCR más alto", aseguró Rapetti.
Agis remarcó que el creciente déficit externo, consecuencia del atraso cambiario, pone en jaque una salida exitosa del cepo, necesaria a su vez para incentivar el ingreso de capitales y fortalecer las reservas. El titular de la consultora PxQ sostuvo que una de las condiciones necesarias para una salida ordenada del cepo es que "el tipo de cambio de inicio sea uno que revierta el exceso de demanda de divisas y lo transforme en un exceso de oferta".
¿Cuánto más puede sostener el Gobierno este esquema cambiario?
"En Argentina y la región muchas etapas de apreciación sostenida terminaron en crisis cambiarias que provocaron grandes recesiones y, en muchos casos, borraron la desinflación obtenida previamente. Además de los problemas de sostenibilidad, tener un tipo de cambio real bajo afecta la producción de muchos sectores, que ven caer su competitividad respecto a sus pares de otros países", alertó Waldman.
Por su parte, el economista e investigador del Conicet, Juan Graña, dijo en conversaciones con este medio que el Gobierno apuesta al esquema de reducción de retenciones como mecanismo para conseguir los dólares que respalden este tipo de cambio, pero anticipa que esto puede ser posible solo hasta mitad de año, cuando finaliza la cosecha gruesa. "Después no está muy claro de dónde saldrían los dólares para contraponer una demanda de dólares que puede subir no solo por el atraso, sino también por la especulación cambiaria previa a la elección", acotó.
Respecto de la postura oficial de que el dólar no está atrasado porque hay superávit fiscal, el miembro del Grupo Paternal aseguró que "para la crisis cambiaria es siempre mucho más importante el resultado de la cuenta corriente que el resultado fiscal, porque es la que te dice tu capacidad genuina de generar dólares". "Yo puedo tener un montón de pesos sobrando, que si no tengo una oferta al mismo precio de dólares no los puedo comprar y si los logro comprar es a un precio más alto, entonces la devaluación se produce igual", explicó.
Este panorama muestra que el Gobierno subordina una gran cantidad de variables, que podrían dotar de sustentabilidad al programa económico, al objetivo desinflacionario. Si esto es una mera estrategia de año electoral o es el “core” del la política, el tiempo lo dirá. Por el momento, Milei y Caputo se aferran a los últimos datos del Índice de Precios al Consumidor y al dinamismo del endeudamiento privado para defender el valor actual del dólar y mostrar un sendero consistente.
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