22 de octubre 2024 - 19:17

Dólar: el tipo de cambio real ya perforó el nivel de noviembre de 2023 y sigue en baja

Por el ancla cambiaria, está entre los más apreciados de las últimas décadas. Las reservas, la industria, la presión del rojo turístico, las apuestas de la city y el “carry trade” en el plan Caputo. ¿Cómo juega el factor Trump?

El dólar ya perforó el nivel de noviembre de 2023.

El dólar ya perforó el nivel de noviembre de 2023.

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La política de ancla cambiaria de Javier Milei y Luis Caputo es una de las patas claves del plan para intentar estirar la desaceleración de la inflación. Fue una de las constantes tras la mega devaluación de diciembre, apenas llegaron al Gobierno. Desde entonces, la apreciación fue tan importante que, hoy, el tipo de cambio real multilateral (TCRM) ya es menor al promedio de noviembre de 2023, el mes previo al recambio presidencial.

Pese a las advertencias de “atraso” y a las reservas netas negativas en alrededor de u$s6.000 millones, el mercado parece comprar la idea de que el Gobierno logrará mantener la tablita cambiaria sin un pronto salto. Claro está, a partir del sostenimiento del cepo por largo rato. De hecho, buena parte de la city espera que los controles continúen hasta las elecciones de 2025. De todas maneras, los analistas advierten sobre los riesgos que plantea la apuesta oficial.

Dólar hoy: uno de los más bajos en dos décadas

El TCRM es un indicador que publica cotidianamente el Banco Central. Mide el precio relativo de los bienes y servicios de la economía argentina con respecto al de los de los principales 12 socios comerciales del país, en función del flujo de comercio de manufacturas. Está influido por la apreciación o depreciación del peso frente al dólar y a otras monedas, y por la inflación tanto de Argentina como de los demás países en cuestión.

El BCRA informó que el lunes 21 de octubre el tipo de cambio real multilateral se ubicó en 82,8 puntos. El indicador quedó al borde de alcanzar los 81,5 puntos el 7 de diciembre pasado, último día hábil del mandato de Alberto Fernández. E incluso ya perforó el nivel promedio de noviembre de 2023 (83,2). Para dimensionar la apreciación registrada a lo largo del año, luego del salto cambiario del 118% en un solo día decidido por Milei y Caputo, el 14 de diciembre el TCRM había escalado a 162,2 puntos. Una mega devaluación cuya competitividad cambiaria ya terminó de licuarse.

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Fuente: BCRA

Fuente: BCRA

¿Qué ocurrió? El equipo económico definió que uno de los pilares de su plan (junto con el shock de ajuste fiscal) sería el ancla cambiaria. Para eso, definió que, tras el salto devaluatorio de diciembre, aplicaría una tablita: el dólar oficial subiría a un ritmo del 2% todos los meses. Y así lo hizo. Con el precio del dólar siempre por debajo de la inflación, el tipo de cambio se apreció progresivamente.

A eso se sumó la devaluación de las monedas de algunos de los principales socios comerciales de Argentina, con Brasil como caso paradigmático. De hecho, el tipo de cambio bilateral con el país vecino ya perforó el nivel previo a la asunción de Milei y se ubica en el nivel más bajo de los últimos 22 años, con la excepción de unos pocos meses de 2015.

El dato es clave: Brasil no es solo el mayor socio comercial, sino también el principal destino de las exportaciones industriales, que pierden competitividad cambiaria. El sector manufacturero local enfrenta un combo de políticas adversas que se ve reflejado en la crisis productiva: derrumbe del consumo interno, apertura importadora con tipo de cambio más apreciado, desregulación aduanera y baja de aranceles.

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Fuente: Amílcar Collante

Fuente: Amílcar Collante

De continuar el esquema cambiario oficial, como descuentan las cotizaciones del mercado, la apreciación seguirá su curso. Así lo planteó el economista Amílcar Collante: bajo el supuesto de inflación proyectado en el último Relevamiento de Expectativas del Mercado del BCRA, si se mantiene el “crawling peg” del 2% mensual hasta febrero y, a partir de ese momento, comienza a bajar el ritmo 0,1 punto por mes, como sugirió Ricardo Arriazu, en marzo el TCRM alcanzaría el nivel promedio del fin de la convertibilidad (1997-2000).

Dólar: el plan oficial, la apuesta de la city y los riesgos

El Gobierno se abraza al ancla cambiaria como vía para contener la inflación e intentar extender el sendero de desaceleración. Es la credencial política que quiere mostrar de cara a la próxima campaña. Ocurre que, a pesar del contexto recesivo, un salto devaluatorio tendría un impacto en los precios internos. Economistas y operadores de la city coinciden en que fue la principal razón de la continuidad del cepo ante la falta de reservas en el BCRA para intervenir.

Además, la tablita cambiaria oficial y la compresión de la brecha (ayudada por la vigencia del dólar blend) es la herramienta de Caputo para incentivar las apuestas al “carry trade”, la denominada “bicicleta financiera”, que consiste en vender dólares para posicionarse en activos en pesos que pagan una tasa superior a la evolución del tipo de cambio y volver a dolarizarse antes de que la cotización se dispare. A quienes apostaron al “carry” el plan Caputo les proporcionó una jugosa ganancia en dólares del 31,8% en lo que va del año, según cálculos del economista Nery Persichini.

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Fuente: Nery Persichini

Fuente: Nery Persichini

Lo cierto es que hay advertencias respecto de la estrategia del Gobierno. “Para nosotros, sigue siendo elevado el riesgo de mantener atrasado el tipo de cambio. Si en algún momento se tuviera que corregir, eso no debería ser demasiado traumático en un contexto de superávit fiscal y restricciones cambiarias todavía vigentes. Algún impacto en precios y actividad tendrá, y por eso siempre es mejor acomodarlo prematuramente, y preferentemente bajo un acuerdo con el FMI o con reservas disponibles para administrar desbordes”, consideró la consultora LCG en un reciente informe.

Asimismo, de cara a una negociación con el Fondo Monetario Internacional en busca de nuevo endeudamiento para reforzar su plan, como quiere el Gobierno, la cuestión del tipo de cambio será un debate central. En el recetario del FMI, los acuerdos vienen de la mano de una devaluación: Washington quiere acumulación de reservas netas para garantizarse el repago y justamente la falta de divisas es el principal talón de Aquiles macroeconómico del esquema de Caputo.

En relación a los “fundamentals”, LCG planteó que los últimos datos muestran “una de cal y una de arena” en el esquema del equipo económico: septiembre fue otro mes con superávit fiscal, pero hubo un salto en las importaciones que comprimió el saldo comercial (que igualmente fue positivo) aun en un contexto de actividad económica debilitada. “La tendencia hacia la reducción del saldo positivo es clara, y a eso hay que sumar el saldo por turismo, cada mes más deficitario”, señaló la consultora.

De hecho, el rojo turístico es uno de los factores de presión que gana terreno a medida que el dólar se aprecia. Entre enero y agosto, acumuló u$s3.345 millones, según datos del BCRA, pero la mitad de esa sangría se concentró en los últimos tres meses y se descuenta que seguirá en ascenso, pese a que el grueso se los gastos con tarjeta en el exterior se cancela con dólares propios comprados en el MEP (más barato que el dólar turista).

Collante estimó que, para este nivel de TCRM, el déficit de servicios puede irse a u$s8.000 millones o u$s10.000 millones anuales. En ese sentido, también será clave la decisión que tome el equipo económico con el dólar tarjeta una vez que en diciembre venza el impuesto PAIS: ¿se concretará la aplicación de una nueva percepción a cuenta de otro impuesto para compensarlo y evitar que la cotización baje en términos nominales?

Con todo, en la city parece imperar el optimismo sobre la perdurabilidad del esquema durante los próximos meses. Lo atestiguan, por ejemplo, las colocaciones de obligaciones negociables en dólares por parte de las empresas y las apuestas al “carry”. “Todavía no hay indicios de que ese ‘carry trade’ se de vuelta, pero sabemos que las posiciones pueden invertirse rápidamente si las noticias de los ‘fundamentals’ o los avances de líneas de financiamiento del exterior no resultan como se anticipaban”, advirtió LCG.

En ese punto, aparecen varios factores a ponderar: la debilidad o fortaleza política que consiga el Gobierno, la campaña para las legislativas, una eventual dolarización preelectoral, el impacto climático en los agrodólares de 2025 y la evolución de las monedas de los principales socios comerciales.

Sobre el último punto, y a dos semanas de las elecciones presidenciales en Estados Unidos, desde afuera llegó una advertencia sobre un riesgo adicional: el factor Trump. Robin Brooks, un consultor de peso en Wall Street, señaló que, si el candidato republicano gana e impone aranceles más duros como promete, “eso ejercerá presión de depreciación sobre los mercados emergentes, haciendo que cualquier tipo de paridad con el dólar sea totalmente insostenible”. Y puso algunos ejemplos: Egipto, Pakistán, Ucrania, Turquía y Argentina.

“Los mercados aún no se han dado cuenta de esto, pero es posible que estemos a pocas semanas de una gran ola de devaluación en los mercados emergentes”, planteó Brooks. Si ese escenario se materializara, podrían reforzarse las presiones sobre el plan de Milei y Caputo, más allá de lo que pueda implicar para la negociación con el FMI.

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