3 de julio 2024 - 11:38

Dólar y el plan secreto de Luis Caputo: aguantar la devaluación, inducir la depresión económica, y después...

La idea transmitida a gobernadores es básica: bajar la inflación a niveles muy bajos, desde ahí, unificar el tipo de cambio, sin cepo. Llegaría la devaluación.

Hay señalesmás concretas de lo que quiere hacer el Gobierno en las próximas semanas antesde unificar el tipo de cambio. ¿Cuánto aguantará sin devaluar?

Hay señales más concretas de lo que quiere hacer el Gobierno en las próximas semanas antes de unificar el tipo de cambio. ¿Cuánto aguantará sin devaluar?

El Gobierno aseguró que no va a habilitar un salto en el dólar, que no habrá devaluación. Lo dijo hasta el cansancio la tetralogía Milei-Caputo-Adorni-Francos. Y es verdad. No hay devaluación a la vista para el ministro Luis Caputo. El plan es otro.

Desde hace ya bastante tiempo, el presidente Javier Milei quiere instrumentar una idea: que la inflación, la devaluación mensual y la tasa de interés converjan al 2%. He ahí la clave del crawling (ritmo de depreciación) del BCRA, lanzado en la prehistoria del Gobierno, que defiende a capa y espada.

Lo que debe saber el lector es que el Gobierno continúa con esta idea. Y que, como señaló ayer el economista Fausto Spotorno -quien suele escuchar ópera con Milei los fines de semana-, existe una idea superadora, o algo así, que incluye, por estas horas, la negativa a devaluar. Es decir que, en el corto plazo, habrá más de lo mismo. Esto es, más recesión, más ajuste en el gasto público y más presión para que sea esta maniobra la que contribuya a bajar -aún más- los precios de la economía.

La fórmula que esconde Luis Caputo: ¿cuál es el plan a seguir?

Para que se comprenda, lo que busca la Casa Rosada es un sendero de desinflación cueste lo que cueste. La no-devaluación es una medida necesaria en ese sentido, aunque la brecha se amplíe y los dólares financieros comiencen a tener su propia aventura separados del tipo de cambio oficial. Y para ello, bueno, el Gobierno está dispuesto a darlo todo, es decir, a generar la peor recesión de la historia... ¿de la humanidad?

Pero aquí no termina la película. Hay un detalle aún más importante. ¿Por qué el Gobierno querría tratar de alcanzar, por ejemplo, el uno por ciento de inflación mensual sin tocar el tipo de cambio? ¿No acumularía acaso un retraso en el tipo de cambio formidable si no toca el dólar?

La explicación se ha dejado escuchar en las reuniones que mantuvo el ministro Luis Toto Caputo con gobernadores. La idea es básica: bajar la inflación a niveles muy bajos, y potencialmente, desde ahí, unificar el tipo de cambio. Se pregunta Luis Caputo en forma retórica: ¿cuánto podría ser el salto inflacionario de una unificación cambiaria con levantamiento del cepo si, mientras tanto, la economía entra en una depresión fatal y la inflación previa roza el 1%?

Así se entiende la no-devaluación que promociona el Gobierno. Busca generar expectativas de baja en los indicadores de inflación porque entiende que eso debe existir antes de unificar.

En el Gobierno piensan que, en plena depresión económica y con una inflación de arranque por debajo del 1% mensual, el salto en los precios generado por la unificación cambiaria no sería tan grave. Para ello necesita que el IPC siga en baja hasta ese nivel. Está dispuesto a acumular desequilibrios en otras variables, pero no quiere entregar ese indicador, la inflación, cuyo colateral es, ni más ni menos, que la popularidad del presidente. Piensa el presidente Milei que lo más importante que debe resguardar es su promesa desinflacionaria, y que el resto no importa demasiado, por lo menos a su electorado.

La condición necesaria para "soltar" el cepo cambiario

Esta es la clave de la pulseada que tiene lugar por estas horas. El Gobierno está convencido que puede inducir a una recesión aún más profunda vía un ajuste adicional del gasto, que logre bajar los precios a niveles más bajos aún. Con ese “piso” garantizado, y ubicándose en el subsuelo mismo de la serie estadística del IPC, planea sondear la posibilidad de “soltar” los controles, unificar el tipo de cambio, y que éste busque el nivel que pongan la oferta y la demanda, tal como le está pidiendo el FMI y el ex asesor estrella Domingo Cavallo.

Huelga decir que la unificación cambiaria tendría como contrapartida ¿anticipada? un desembolso del FMI, los famosos u$s 10.000 millones y que, de esa forma, la entidad podría intervenir de ser necesario, aunque la idea es que el tipo de cambio busque un nuevo nivel, obviamente más alto que el actual. A la vez, se bajaría al menos diez puntos porcentuales del impuesto PAIS y se acomodaría la tasa de interés para hacerla positiva en términos reales.

Por último, y porque es parte de este entramado de fe que despliega el Gobierno por estas horas entre sus acólitos, el presidente Milei también necesita convencer a los bancos. Por esa razón, en la conferencia del viernes, el ministro pensó que sería bueno anunciar lo que pensaba hacer con la deuda del BCRA. Mientras Orlando Ferreres le ponía la etiqueta de “una especie de Plan Bonex”, lo concreto es que el Gobierno analiza por estas horas avanzar en el mismo sentido que anunció. Entienden que sería una maniobra que garantizaría, a ojos del mercado, el compromiso de realizar un mayor ajuste aún en el gasto, al tiempo que le desataría las manos al BCRA para colocar la tasa de interés en niveles acordes para liberar el cepo cambiario y unificar. Claro está que antes deberá despejar la pregunta sobre la fortaleza de las arcas públicas para pagar esa deuda que se acumula.

Hay dudas sobre la migración del stock remanente de pasivos remunerados del Banco Central a deuda del Tesoro. Son $15 billones de pases pasivos. Mañana está pensado que sea el día para dar a conocer las normativas para la creación de las letras de regulación monetaria. Según consigna Ámbito, distintas fuentes privadas calcularon que el Tesoro necesitará hacer un ajuste adicional de entre $600.000 millones y $800.000 millones al mes para afrontar esos intereses. Aunque si, como se piensa, se suba la tasa de interés, ese ajuste será mayor.

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