La vuelta de Donald Trump a la Casa Blanca podría impulsar un proceso de reflación, esto es, un regreso de la presión inflacionaria en los Estados Unidos apalancado por la próxima política económica del flamante mandatario. El retorno a los mercados financieros, podría verse anegado por este impulso. ¿Peligra el plan del ministro Luis Caputo?
Donald Trump, Javier Milei y el regreso de la reflación: ¿corre peligro el plan del ministro Luis Caputo?
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Hay que viajar en el tiempo a la Gran Depresión del año 29 del siglo pasado para toparnos con una primera referencia, ya que fue el economista Irving Fisher quien acuñó el término en su trabajo Reflation and Stabilization de 1934. En él describía cómo las expectativas de crecimiento económico venían acompañadas de presiones inflacionarias por el exceso de ayudas fiscales o monetarias. Recordemos: se produce reflación cuando el Estado estimula artificialmente la economía con el fin de acelerar la actividad.
Las promesas (inflacionarias) de Donald Trump
Hay numerosos argumentos que podrían preanunciar un nuevo ciclo de inflación en los Estados Unidos. El primero, los impuestos. Pero también la suba de aranceles y el plan de expansión del gasto público (déficit).
Mientras fue presidente de Estados Unidos, Donald Trump recortó los impuestos al sector corporativo del 35% al 21%. La administración demócrata intentó, sin éxito, llevarla al 28%, y en los últimos días, el ahora flamante presidente electo prometió que, de volver a la Casa Blanca, promovería una nueva reducción de la tasa impositiva corporativa del 21% al 15%, con énfasis en las empresas que fabrican sus productos en Estados Unidos. A esta promesa se suman también alivios fiscales específicos para individuos: prometió eliminar los impuestos federales sobre el pago de horas extras, las propinas y los beneficios del Seguro Social. También dijo que impulsará la deducibilidad de los impuestos estatales y locales.
Otra de las medidas que podría reimpulsar la velocidad es la suba de aranceles de hasta el 20% a cada importación que ingrese a EE.UU., a lo que habría que sumarle un arancel de hasta el 60% a todas las importaciones chinas. Sostuvo además que impulsaría un “arancel del 100%” a los países que dejen de utilizar el dólar estadounidense para hacer comercio exterior.
Huelga decir que estos aranceles comprometidos se agregarían a los que implementó sobre un volumen de casi u$s400.000 millones de importaciones, donde están incluidas importaciones de China y acero y aluminio de varios países, cuando pasó por la Casa Blanca. Esa suba de aranceles decantaría en un fomento a la producción nacional, que inevitablemente elevaría el costo y precio final de los productos.
La economía crece y los precios ya han vuelto a subir
Todo esto debe analizarse con los últimos datos publicados. La actividad económica de Estados Unidos se mantiene creciendo, impulsado por el consumo. La coyuntura aún hoy sigue siendo inflacionaria, se registra alzas en los precios mientras que la tasa de desempleo registra mínimos. ¿Los salarios? Suben apenas por encima de la inflación, pero suben.
Una economía que a pesar de las tasas de interés elevada se mantiene en buena forma (en el tercer trimestre, la economía estadounidense se expandió un 2,8% anualizado), sumado a la suba salarial, la expansión del consumo público y privado y una extraordinaria performance de las exportaciones abre interrogantes sobre el devenir de los precios.
Se ralentiza la baja de tasas de la FED: el vuelo a la calidad
Las promesas de Trump aceleraron en las últimas horas una moderación en las expectativas de recortes de tasas por parte de la Reserva Federal (FED), lo que decantó una suba del rendimiento de los bonos del Tesoro al alza, algo malo para el rendimiento de los bonos de los mercados emergentes. Este miércoles comenzó la reunión de la Reserva Federal (Fed) en la que decidirá sobre la política monetaria de EEUU. Se espera, por amplio consenso, que el Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC, en inglés) reduzca su tasa de interés de referencia.
Con un dólar que se mantiene en niveles elevados (trepa fuerte en las últimas horas y le pega a las monedas regionales que se deprecian) y la consecuente baja en las cotizaciones de acciones, bonos y commodities, la pregunta es por el futuro de los activos argentinos, especialmente los bonos soberanos que disparan el riesgo país, la soja y el petróleo. Una ralentización en la baja de la tasa de interés de la FED podría impulsar, de nuevo, un vuelo a la calidad y la salida de capitales de estos mercados.
Todo preanuncia una nueva era inflacionaria en el país del norte. En los últimos días, las estadísticas marcaron un leve repunte de la inflación implícita: el PCE general trepó 0,2% m/m y un 2,2% en formato interanual. El PCE Core y el Super Core (que se mide son tomar en cuenta la vivienda) registraron aumentos de 0,25% (mes contra mes) y 0,31% (mes contra mes), lo que implica el peor resultado en el semestre.
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