El Fondo Monetario Internacional (FMI) anticipa que este año habrá una desaceleración en la actividad económica para el área de América Latina y el Caribe – aunque espera “un rebote importante” para la Argentina – en un contexto signado por riesgos a la baja en el crecimiento y al alza en la inflación. Así lo señaló Rodrigo Valdés, director del Hemisferio Occidental del organismo, en el marco de una conferencia de prensa ofrecida este viernes en Washington.
El FMI estima "un rebote importante" para la economía de Argentina
Así lo señaló Rodrigo Valdés, director del Hemisferio Occidental del organismo. Afirmó que el país tendrá un impulso a diferencia de la desaceleración que sufrirá el resto de la región.
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Valdés dijo que “en Argentina y Ecuador, con programas respaldados por el FMI, esperamos un repunte importante”.
El FMI calcula que el crecimiento regional se desacelerará del 2,4% registrado el año pasado al 2% en el presente – medio punto menos que lo proyectado en octubre último- antes de volver a 2,4% en 2026.
Valdés sostuvo que la actividad en Latinoamérica y el Caribe fue impulsada en gran medida por el consumo en un contexto de mercados laborales resilientes. Sin embargo, advirtió que “el crecimiento global más lento, la elevada incertidumbre, el impacto de los aranceles y las políticas internas más estrictas en algunos países pesan sobre el crecimiento”.
El funcionario aclaró que hay una importante heterogeneidad detrás de esta desaceleración promedio. El producto bruto interno en México disminuirá por la aplicación de políticas macroeconómicas estrictas y por ser el país más afectado por las restricciones comerciales de Estados Unidos. El Fondo también sigue esperando “una desaceleración relevante en Brasil impulsada por políticas más estrictas”. Se trata de una mala noticia particularmente para los exportadores argentinos, ya que este país es un importante destino, el principal para las ventas externas de manufacturas.
En cambio, Valdés dijo que “en Argentina y Ecuador, con programas respaldados por el FMI, esperamos un repunte importante”.
Inflación
En materia de la inflación, el Fondo observa que la convergencia hacia los objetivos se desaceleró en 2024, en medio de una desinflación global que se desvanece y una depreciación de las monedas nacionales.
Con todo, el organismo proyecta que “continúe una disminución gradual de la inflación, aunque la mayoría de los países no alcanzarán sus objetivos antes de 2026”, precisó Valdés.
Al respecto señaló que el panorama económico actual está moldeado por una compleja interacción de factores globales que van desde los aranceles y las perturbaciones de las cadenas de valor hasta la volatilidad de los precios de las materias primas y los mercados financieros, y la incertidumbre política. Y afirmó que “el impacto de estos factores sobre el crecimiento es en gran medida negativo”.
Refiriéndose específicamente a la suba de tarifas dispuesta por los Estados Unidos, el funcionario consideró que “aunque los aranceles aplicados a la región son relativamente bajos, una desaceleración del crecimiento global podría afectar la demanda de commodities y tener mayores efectos indirectos para América Latina a través de la depreciación de los precios de las materias primas y los tipos de cambio”. Y concluyó que “teniendo esto en cuenta, vemos riesgos a la baja para el crecimiento y riesgos al alza para la inflación”.
En el terreno de las recomendaciones de políticas, Valdés puso énfasis “en la necesidad de fortalecer las finanzas públicas”. Aseguró que “este no es el momento de alterar los marcos políticos o abandonar los planes fiscales” y dijo que “la consolidación fiscal debe continuar sin más demoras, protegiendo al mismo tiempo la inversión pública y el gasto social prioritario”.
En línea con la política de flotación del dólar implementada por el gobierno argentino, el funcionario consideró que “es importante permitir que los tipos de cambio absorban los shocks a los fundamentos”.
Y, por supuesto, reiteró que el Fondo considera “urgente” para mejorar el tibio crecimiento potencial de la región, implementar reformas estructurales. Es decir, fortalecer la gobernanza, aumentar la productividad mejorando el entorno empresarial, lograr la previsibilidad de las políticas, reducir la informalidad y fomentar un mayor comercio intrarregional.
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