11 de marzo 2024 - 00:00

El aterrizaje suave, otra vez, a la vista

Estados Unidos creó 275 mil nuevos empleos netos en febrero. Un número más que rozagante pero por debajo de los 353 mil con que había sorprendido un mes atrás en su estimación inicial. Es una postal compatible con el aterrizaje suave que ansía la FED, distante de la aceleración brusca, e inquietante, de la foto primera que se tomó en 2024.

Jerome Powell, titular de la Reserva Federal.

Jerome Powell, titular de la Reserva Federal.

Estados Unidos creó 275 mil nuevos empleos netos en febrero. Un número más que rozagante pero por debajo de los 353 mil con que había sorprendido un mes atrás en su estimación inicial. En rigor, la data de enero y de diciembre fue revisada a la baja y se borraron 167 mil puestos de trabajo previamente contabilizados. He aquí una lección gratis: toda cifra puntual hay que tomarla con pinzas (aunque dé para un titular en letras de molde o estremezca a los mercados). Si se quiere saber de veras lo que pasa en tiempo real lo apropiado es depurar el “ruido” de las mediciones y analizar promedios de observaciones. Así, el mercado de trabajo sumó 265 mil puestos netos por mes el último trimestre. Es una postal compatible con el aterrizaje suave que ansía la Reserva Federal (FED), distante de la aceleración brusca, e inquietante, de la foto primera que se tomó en 2024.

La confusión no se limita al empleo. Enero fue supuestamente un aquelarre que pasó inadvertido hasta que se tuvieron a mano, un mes más tarde, las estadísticas. ¿Fue tan vibrante la creación de puestos de trabajo, tan punzante el salto de la inflación? ¿Cómo conciliarlos con las notables caídas en simultáneo de las ventas minoristas, la actividad de la industria manufacturera y las órdenes de bienes de capital? La FED es data-dependiente pero no come vidrio. La brecha entre la sensación térmica en el momento y los registros de temperatura obtenidos después fue tan grande como para sospechar de las mensuras, no adoptar ninguna decisión drástica ni rasgarse las vestiduras. Ver y esperar es el mantra tácito hoy del banco central y, una vez más, se mostró oportuno. Lo que se espera es que marzo aporte claridad con los datos de febrero, que confirme o desmienta la realidad detrás de una sucesión de fuertes sorpresas estadísticas que no develan un hilo conductor consistente.

Por empezar, el empleo creció pero no tanto como se decía. Es más, si se considera la encuesta de hogares, más pequeña y volátil que la de establecimientos, hace tres meses que las nóminas están en caída. En paralelo, la tasa de desocupación de febrero escaló dos décimas a 3,9%. David Rosenberg, un analista que hace añares que vaticina una recesión inminente, reflotó la idea citando la regla de Sahm. En efecto, el desempleo trepó medio punto porcentual desde sus mínimos de los últimos doce meses. Por fortuna, Claudia Sahm, quien descubrió esa regularidad, también mira promedios y no datos sueltos para sacar conclusiones válidas. Y, siendo así, es prematuro aseverar que la recesión se instaló ya. La economía lleva 25 meses consecutivos de desempleo por debajo de la marca de 4% (nivel que se juzga el umbral de la ocupación plena). O sea, mientras no afloje la creación de empleo significativamente, diga lo que diga la regularidad de Sahm, tampoco será una recesión. No obstante, el incremento en las pérdidas de trabajos permanentes y la desaceleración de los aumentos salariales son rasgos de un aterrizaje suave que hasta hace poco tiempo no estaban presentes.

La inflación minorista de febrero se difundirá este martes. La oficina a cargo – la BLS – igual aclaró sus números de enero. En un webinar fuera de agenda, explicó la incidencia extraordinaria que tuvo la medición de la inflación en los servicios de vivienda. En concreto, la discrepancia entre los alquileres efectivamente pagados por los inquilinos (un precio de mercado) y los imputados por el uso de la vivienda propia (una estimación que surge de un modelo teórico) nunca fue tan elevada. Si se excluye el costo de la vivienda, según consigna la propia presentación oficial, la inflación interanual se ubica cómodamente en 1,5%. Es otra postal del éxito. Que la inflación mayorista y la de los precios de importación y exportación, y la del deflactor del gasto de consumo, también hayan repuntado en enero, en cambio, no se debe al costo del alojamiento. Convendrá, por eso, ser paciente hasta ver toda la tira de indicadores. Wall Street, más que paciencia, tiene suficiencia y enarbola a cuenta del aterrizaje suave un despegar rotundo. El mercado de bonos, esta vez, se muestra proclive a darle la derecha. La tasa de diez años, tras rozar 4,30% se hundió de prisa y se acerca a 4%. Con el aterrizaje en el bolso viajará de nuevo por debajo. Es un rally de la Bolsa envidiable, que no se lastima tampoco con el derrape de Nvidia, y de a poco busca afianzarse sobre una base más amplia de papeles.

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