El Gobierno anunció semanas atrás la habilitación de los pagos en dólares con tarjeta de débito en cualquier comercio del país y de la exhibición de los precios en moneda extranjera en las góndolas de los locales. El equipo económico presentó estas medidas como un paso hacia la competencia de monedas que, según señala el presidente Javier Milei, permitirá avanzar hacia la “dolarización endógena” de la economía argentina.
Guido Zack: "El Gobierno hace competir al peso con la cancha inclinada a favor del dólar"
El director del área de economía de Fundar explicó la propuesta del “think tank” de generar un esquema de “convivencia de monedas” en busca de una “desdolarización endógena”, en contraste con la iniciativa de Javier Milei.
-
Dólar blue hoy: a cuánto cotiza este sábado 1 de febrero
-
Dólar hoy: a cuánto opera este sábado 1 de febrero
En contraste con el plan oficial, el “think tank” Fundar presentó una propuesta de “convivencia de monedas” para darle cauce legal al bimonetarismo pero con políticas orientadas a fortalecer el peso. “Nosotros queremos una convivencia de monedas para una desdolarización endógena”, plantea el director de economía de la institución, Guido Zack.
En una entrevista con Ámbito, Zack explicó los principales lineamientos de la iniciativa, que lleva la firma de los economistas Jorge Carrera, Micaela Fernández Erlauer, Emiliano Libman y Tomás Canosa. Durante la charla, remarcó la importancia de canalizar los dólares que los argentinos tienen fuera del sistema hacia el mercado de capitales, de evitar una flexibilización del crédito bancario en moneda extranjera, de retornar a regulaciones macroprudenciales similares a las de la posconvertibilidad y de mantener la obligación de que los impuestos se paguen en pesos, aun cuando esté habilitado el comercio local en dólares.
Además, cuestionó el camino iniciado por el Gobierno. Planteó que no se puede hacer competir al peso con el dólar sin antes sacar el cepo y advirtió que el esquema elegido funciona “con la cancha inclinada a favor del dólar”.
Periodista: ¿Por qué lanzar una propuesta de estas características?
Guido Zack: El área de economía de Fundar tiene un poco más de dos años y medio. Lo primero que publicamos fue un trabajo sobre determinantes de la inflación y lo segundo fue un trabajo de bimonetarismo. Ahí advertimos cuáles son los costos de la dolarización y nos posicionamos claramente en contra. En ese contexto, planteamos la pregunta de si lo mejor es propiciar una competencia de monedas o si lo mejor era restringir el uso del dólar y que legalmente el peso sea el única la única moneda que se pueda utilizar. Nos fuimos convenciendo cada vez más de que el camino era legalizar algo que ya viene sucediendo en la economía argentina y que es innegable: que el dólar se usa para ahorrar, pero que también se usa para otras funciones. Si nos basamos en las experiencias de países que lograron bajar la inflación dándole un papel importante a las monedas extranjeras, que son las de Uruguay y Perú, estas economías lo que hicieron fue darle un marco legal, pero de forma tal que el uso de la moneda extranjera, por más paradójico que suene, sirva para fortalecer la moneda nacional. Y en este punto es donde nos diferenciamos fuertemente de la propuesta del Gobierno, que habla de “competencia de monedas” para alcanzar una “dolarización endógena”. Con eso estamos completamente en desacuerdo. Nosotros queremos una convivencia de monedas para una desdolarización endógena. Es algo que la experiencia, tanto de Uruguay como de Perú, muestra que se puede.
P.: ¿Qué problemas ven en el esquema de competencia de monedas al que dice querer ir el Gobierno?
G.Z.: Primero, es una cuestión de "timing". Uno no puede hacer competir al peso con el dólar sin antes sacar el cepo. Porque se estaría haciendo competir una moneda convertible, como es el dólar, que cuando querés la cambiás por pesos, con el peso, que sobre todo las empresas tienen bastantes restricciones para cambiar a dólares. Entonces, mientras exista el cepo, claramente hay un atractivo adicional para el dólar. El Gobierno lanzando ahora esta competencia de monedas, en la que se pueden poner los precios en dólares y luego usar la tarjeta de débito en dólares, hace competir al peso con el dólar con la cancha inclinada a favor del dólar. Ya suficiente tenemos con que el dólar sea una moneda más estable, por lo tanto, más atractiva. Entonces, lo que tenemos que hacer, si tenemos interés en que el peso subsista y gane terreno, es igualarle la cancha. Nosotros creemos que, para que la economía crezca y se desarrolle, es necesario tener una moneda nacional y por eso planteamos la convivencia para desdolarizar.
P.: Entonces, ¿esas últimas medidas del Gobierno las lee en el marco de un plan hacia la desaparición del peso?
G.Z.: Sí. No es que por permitir poner los precios en dólares eso va a suceder de un día para el otro. Podría ser un proceso largo, sobre todo porque el Banco Central no tiene dólares en las reservas. Por otro lado, permitir comprar y vender en dólares actualmente tiene un problema estrechamente relacionado con el cepo. Hoy, si uno va a un kiosco a comprar algo que cuesta $1.200, el kiosquero podría ponerlo a u$s1. Si lo compramos a $1.200, el kiosquero tiene que pagar impuestos por $1.200. En cambio, si lo compramos a u$s1, al consumidor le da lo mismo pero el kiosquero, como el tipo de cambio oficial es más o menos $1.050, va a pagar impuestos por $1.050 y no por $1.200. Entonces, ¿qué va a incentivar eso? Que el kiosquero diga “mirá, esto que cuesta $1.200 te lo vendo a 95 centavos de dólar, porque una parte de lo que se ahorra en impuestos se lo puede pasar al consumidor. Y si esto se hace lo suficientemente extensivo, también tiene un problema que es la menor recaudación. Esos son algunos de los ejemplos bien concretos de por qué, para lanzar la competencia de monedas, es necesario salir del cepo previamente.
P.: ¿Qué elementos son centrales para que una legalización de la convivencia de monedas estimule el fortalecimiento del peso?
G.Z.: Detrás de esta convivencia de monedas que nosotros proponemos está, por un lado, que tenemos una economía muy volátil. El tipo de cambio ha venido saltando cada dos por tres. Si bien ahora sentimos que no, la última vez que saltó el tipo de cambio fue hace un año y un mes. Eso tiene un impacto inflacionario muy importante, desestimula el ahorro en pesos y, entonces, tenemos una economía a la que le faltan dólares. Lo que nosotros decimos es: “Veamos cómo podemos hacer para que esos dólares que están en el colchón se vuelquen a la economía”. Hay dos posibilidades: o que se vuelquen a través del mercado de capitales o que se vuelquen a través del sistema bancario. El problema de volcarlo a través del sistema bancario es que hoy los bancos tienen muy restringida la posibilidad de prestar dólares; por eso los bancos no quieren dólares y, si pueden, te cobran por depositar. Ahora, el blanqueo lo que nos ha demostrado es que, cuando las cuentas en dólares en los bancos crecieron, automáticamente las empresas salieron a emitir un montón de obligaciones negociables en dólares. Y esos dólares del blanqueo empezaron a circular y, en buena medida, la acumulación de reservas del último trimestre del año pasado tuvo mucho que ver con eso. Nosotros lo que buscamos es que los dólares que los argentinos tienen en el colchón, que son casi un PBI, salgan a financiar empresas. Pero no de cualquier manera, a través del sistema financiero y no del sistema bancario.
P.: ¿Por qué no del sistema bancario?
G.Z.: Porque a partir de la experiencia de 2001 hay una regulación, que es que los bancos solo pueden prestarles a las empresas que generan dólares o a proveedoras de empresas que generan dólares y no pueden prestarle dólares a quien no los genera. Justamente porque, si en algún momento aumenta el tipo de cambio, alguien que cobra en pesos y tiene una deuda en dólares no la va a poder pagar. Es lo que pasó entre 2001 y 2002. Gracias a esa regulación, desde 2002, quien depositó dólares tuvo dólares. En el medio sufrimos un montón de crisis de todo tipo, crisis cambiarias, crisis internacionales, pandemia, de todo. Y, sin embargo, en ningún momento, de 2002 a la fecha, quien depositó dólares no tuvo sus dólares. Es importante preservar eso. Y eso se preserva limitando a quiénes le pueden prestar los bancos en dólares. Esa regulación tiene que mantenerse. Ahora, si el depositante quiere obtener rentabilidad, que vaya al mercado de capitales. Como ahí no hay un banco de por medio, no está amenazado el sistema bancario.
P.: ¿Y qué medidas deberían tomarse para estimular que esos dólares del colchón vayan a canalizarse hacia el mercado de capitales?
G.Z.: Hay desarrollos bastante interesantes en el sector financiero para acercar el mercado financiero al ahorrista minorista. Los años de cepo han ayudado bastante para eso: el hecho de no poder durante mucho tiempo comprar libremente dólares en el banco hizo que muchas personas tuvieran que abrir cuentas comitentes para comprar dólar MEP o CCL. Es necesario estimular el alcance del mercado de capitales en los ahorristas en dólares, siempre con la educación financiera, es decir, explicando qué riesgos tiene ir a prestarle a una empresa. Entonces, la idea sería justamente que quien no quiere riesgos pueda estar tranquilo de tener los dólares en el banco, garantizando que quien deposite dólares reciba dólares. Ahora, quien quiere rentabilidad que vaya al mercado de capitales. Eso por el lado del ahorro. Por el lado del consumo, nosotros estamos de acuerdo en que los comercios puedan listar sus precios en dólares y que, eventualmente, se pueda pagar directamente en dólares. Pero, de nuevo, como paso previo hay que salir del cepo. Y tiene que ser en igualdad de condiciones con el peso.
P.: ¿La propuesta contempla que, una vez levantado el cepo, se puedan utilizar dólares para consumir cualquier tipo de bienes o solo algunos?
G.Z.: En principio, cualquier tipo de bienes. Porque el problema del descalce de monedas es cuando uno tiene una deuda en dólares y tiene ingresos en pesos. Si de pronto hay una devaluación, esos ingresos en pesos valen mucho menos en dólares y no se puede pagar la deuda. Si yo voy a comprarme unas zapatillas en dólares, la operación se extinguió ahí; no hay un problema de descalce de monedas.
P.: ¿Eso significa que sí podría haber un problema si, por ejemplo, se estimula el uso de tarjetas de crédito en dólares para consumir en el mercado local?
G.Z.: Sí, podría generar un problema. Un problema de magnitud quizás algo menor. No es lo mismo un crédito hipotecario a 30 años, por plazo y por magnitud, que una tarjeta de crédito en donde se pueda financiar la compra de unas zapatillas a 12 meses. Pero sí, podría generar un problema. Sin ir más lejos, si yo compro a 12 meses un montón de zapatillas y el supermercado y la farmacia, quizás se me acumule una deuda en dólares que después, si hay una devaluación, no pueda pagar. Si esto no lo hago yo solamente sino el grueso de la población argentina, podría generar un problema mayor.
P.: En su documento, ponen mucho acento en las regulaciones macroprudenciales. ¿Cuáles consideran que se deberían mantener cuando no haya cepo?
G.Z.: Si nosotros vamos a un régimen en donde convivan el peso y el dólar, lo que tenemos que procurar es que el tipo de cambio se mantenga relativamente estable. No estamos hablando de una convertibilidad ni un tipo de cambio fijo. Estamos diciendo que el dólar flote pero de manera administrada, es decir, que no se vaya ni muy para arriba ni muy para abajo. Porque hay personas que van a haber hecho contratos en dólares que se van a ver o bien muy beneficiadas o bien muy perjudicadas. Y quien se ve muy perjudicado muchas veces deja de cumplir el contrato y eso lo que genera es una crisis económica. Para que eso no suceda, necesitamos que el tipo de cambio esté relativamente calmo. También lo necesitamos para bajar inflación y lo necesitamos para volver a crecer, para un montón de cosas. La regulación macroprudencial colabora en eso. Una regulación que nosotros proponemos para los capitales de corto plazo es que un porcentaje del dinero que traen tenga que quedar inmovilizado. Es algo que ya hemos tenido en Argentina y que está muy difundido a nivel internacional.
P.: ¿Cómo piensan esa regulación?
G.Z.: El capital de corto plazo busca una rentabilidad alta pero temporalmente corta. Si entra un año a hacer “carry trade”, puede generar una apreciación cambiaria muy importante. Pero cuando este capital nota que esa oportunidad de tener una rentabilidad elevada ya pasó, automáticamente va a sacar esos dólares, que es lo que pasó en 2018. Y al sacar esos dólares, el tipo de cambio va a pegar un salto fuerte. Entonces, en ambos momentos va a haber ganadores y perdedores, y va a haber ruptura de contratos. Habría, entonces, que pedirles a estos flujos de capitales de corto plazo que mantengan inmovilizado un determinado porcentaje durante un año, por ejemplo, el 25% de lo que trae. ¿Para qué quiero esto? Para desestimular que entren tantos dólares en los momentos buenos y evitar que el tipo de cambio baje tanto y, al mismo tiempo, para indicarle que no va a poder ser de tan corto plazo, que al menos va a tener que quedarse un año. Obviamente, esto tiene que venir acompañado de políticas fiscales, monetarias y cambiarias responsables; no es que con esta medida podemos hacer lo que se nos antoje. Hasta 2011, Argentina tenía esta medida.
P.: ¿Esta propuesta tendría algunas diferencias respecto del esquema que rigió en la posconvertibilidad y antes de que se implemente el control de cambios?
G.Z.: No tantas. De hecho, nosotros proponemos volver a ese esquema. Ese esquema falló no por el esquema mismo, sino por otras medidas, como la intervención del INDEC, el aumento del déficit fiscal y, finalmente, la imposición del cepo. Esos fueron errores macroeconómicos que hicieron que ese sistema, que venía funcionando bien, fallara. En lugar de generar los colchones suficientes -porque en ese momento había precios de materias primas muy elevados- para el momento en el cual los precios internacionales no fueran tan altos, se decidió crecer más de lo que la economía podía crecer dada su expansión de factores de producción, de innovaciones tecnológicas, etcétera; y lo que sucedió fue un proceso inflacionario muy estimulado por un déficit fiscal con emisión. Nosotros proponemos volver a la lógica macroeconómica que tuvimos hasta 2007. La diferencia es la cantidad de dólares que los argentinos tenemos en el exterior y en el colchón. En la posconvertibilidad, había una situación de exceso de dólares en la economía, no de faltante. Como hoy tenemos muchos dólares fuera del sistema y pocos dólares en el sistema, nosotros proponemos esta convivencia de monedas, justamente para fomentar que esos dólares vuelvan al sistema económico a través del mercado de capitales. Además, y es algo que no mencioné, nos parece importante que el sector público se siga manejando moneda en moneda local. Es decir, que los impuestos se sigan pagando en pesos y que el gasto público se siga haciendo en pesos. Es parte de inclinar la cancha a favor de la moneda nacional.
P.: Sobre este punto, Javier Milei suele decir en sus últimos discursos que "los impuestos por ahora se van a seguir pagando en pesos” y recalca el “por ahora”…
G.Z.: Totalmente. Por un lado, demuestra que la intención del Gobierno es terminar en una dolarización. Nosotros no queremos dolarizar porque que tiene un montón de perjuicios sobre la economía, más allá de la imposibilidad técnica de que no tenemos dólares. Pero, por otro lado, fijate que no está permitiendo que hoy se paguen los impuestos en dólares. Hoy Milei no quiere que se paguen impuestos en dólares. Por el mismo motivo que Milei y no quiere que hoy se paguen impuestos en dólares, nosotros no queremos que nunca se paguen en dólares.
P.: ¿Y por qué cree que el Presidente hoy no quiere habilitarlo?
G.Z.: Porque, si hoy los argentinos usáramos nuestros pesos para comprar dólares para pagar impuestos, el tipo de cambio subiría. Además, (el ministro Luis) Caputo decía que la genta iba a tener que cambiar dólares para pagar impuestos y que por eso el tipo de cambio se iba a mantener controlado. ¿Por qué Caputo y Milei todavía piensan que es importante el pago de impuestos en pesos? Justamente para que haya gente que no llega a fin de mes que tenga que vender los dólares para comprar pesos para pagar impuestos, y que eso baje el tipo de cambio. Del mismo modo, para que haya personas que tienen pesos y que, en lugar de ir a comprar dólares para pagar los impuestos en dólares, lo que haría subir el tipo de cambio, lo paguen directamente en pesos. Obligar a pagar los impuestos en pesos descomprime la presión sobre el tipo de cambio. Nosotros pensamos que siempre debería hacerse eso.
- Temas
- Dólar
- Javier Milei
- Dolarización
- pesos
Dejá tu comentario