Contrario a algunas acusaciones que llovieron desde el Gobierno de Javier Milei, el año pasado las provincias acompañaron el ajuste fiscal impulsado desde el Estado Nacional, fundamentalmente por la "motosierra" y la licuación del gasto. Sin embargo, consultoras y especialistas advirtieron que el superávit no es sostenible con el nivel actual de ejecución de obras de infraestructura, lo cual debe corregirse más temprano que tarde.
Las provincias acompañaron el ajuste fiscal en 2024, pero advierten que el superávit no es sostenible sin rutas ni puentes
La mejora en el resultado fue explicada fundamentalmente por el recorte en gasto de capital, y la licuación de salarios y jubilaciones.
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El Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF) exhibió que en los primeros nueve meses de 2024 la caída interanual real del gasto público provincial fue mayor a la de los ingresos (-21,8% vs -15,6%). En consecuencia, el resultado primario fue superavitario en $6.080.000 millones, lo que implicó un incremento de 185% respecto del mismo período de 2023, aun descontando el efecto de la inflación.
Según el IARAF, cerca de la mitad del ajuste en el gasto fue explicado por las reducciones de las erogaciones en personal (salarios) y prestaciones a la seguridad social (fundamentalmente jubilaciones). En paralelo, el gasto de capital aportó casi un tercio adicional.
En términos de variaciones relativas, el mayor derrumbe se verificó en el gasto de capital. "Al analizar la composición del ajuste se observa que, a excepción de La Pampa, todas las provincias redujeron más su gasto de capital que los gastos corrientes, con caídas superiores al 80% real en Santa Cruz, Tucumán y San Juan", señaló la consultora Empiria en un trabajo realizado con datos a junio de 2024.
Frente a estos números, Empiria sostuvo que la reacción de los gobernadores al recorte sufrido en sus ingresos, debido en gran parte al derrumbe en las transferencias desde Nación y la merma en los recursos tributarios de origen nacional, fue "de pura cepa ortodoxia libertaria" ya que se basó en una contracción aun mayor de los egresos.
Sin embargo, de cara al mediano plazo, alertaron que tanto las provincias como el Gobierno nacional enfrentarán tres grandes desafíos principales. Por un lado, señalaron, "hay que hacer espacio para el gasto de capital (y seguir podando gasto corriente), dado que el equilibrio fiscal sin rutas y puentes no puede ser permanente, y hoy el gasto en obra de la dupla es el más bajo desde 2003".
Además, agregaron que es necesario bajar la presión tributaria, pero sobre todo mejorar el sistema "gravando menos la producción y las transacciones, y más los ingresos y el consumo (más Ganancias, no menos IVA, menos cheque, menos laborales, menos retenciones)".
En tercera instancia, enfatizaron sobre la importancia de "un pacto fiscal con provincias que descentralice la generación hacia más recursos propios (desafío para las más dependientes de recursos nacionales) que también induzca una mejora de la estructura impositiva subnacional: menos ingresos brutos, menos sellos, más inmobiliario".
Superávit fiscal, provincia por provincia
Por un lado se destacaron provincias que pasaron de tener déficit fiscal en 2023 a tener superávit en 2024. Tales fueron los casos de Tucumán, San Luis, Buenos Aires, Entre Ríos, Tierra del Fuego, Chaco y Catamarca.
En paralelo, hubo otras que incrementaron el saldo positivo que habían tenido el año previo. Hablamos de Córdoba, Neuquén, Mendoza, Jujuy, Santa Fe, San Juan, Formosa, Salta, Santiago del Estero, Chubut, Corrientes, Río Negro, Santa Cruz y Misiones.
Un tercer grupo se compone por la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) y La Rioja, que redujeron su superávit primario en términos reales respecto a 2023.
Con estos números, en términos del PBI el superávit de las provincias más CABA ascendió desde el 0,3% al 1,1% del Producto Bruto Interno (PBI).
Cómo fue el ajuste a nivel nacional
La consultora Audemus mostró que a nivel nacional "la motosierra (ajuste a partir de una decisión de política pública de recorte del gasto) tuvo mayor peso en el recorte del gasto publico, equivalente a cinco puntos del PBI, que la licuadora" (caída del gasto público por la inflación)".
En efecto, el ajuste en gasto de capital, que implicó un fuerte deterioro en la infraestructura, explicó un 22% del ajuste, mientras que entre la baja en programas sociales (compensada por suba en AUH) y transferencias a provincias agregaron otro 23%. Mientras tanto, la licuación en jubilaciones y salarios sumó otro 25%.
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