El debate sobre el supuesto retraso del dólar o el adelanto de los precios ha tomado la agenda económica de las últimas semanas. Quienes esgrimen la idea de que con el tipo de cambio actual la Argentina puede funcionar correctamente consideran que “hay un cambio de régimen” que se fundamenta en el superávit fiscal.
Lograr las condiciones fiscales para tener "dólar barato" puede demorar hasta una década
Estudios privados indican que se necesita tener crecimiento económico sostenido por largo plazo y congelar el gasto público por habitante para permitir una eliminación de los 5 impuestos mas distorsivos ¿Se llega a tiempo para evitar una devaluación?
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![El ministro de Economía Luis Caputo asegura que el dólar no está atrasado. ](https://media.ambito.com/p/ee252fdd723c0633f147e04833d9596e/adjuntos/239/imagenes/042/016/0042016775/655x368/smart/luis-caputo-cpacjpg.jpg)
El ministro de Economía Luis Caputo asegura que el dólar no está atrasado.
Lo que se menciona en estos casos es la “competitividad sistémica” de la economía, lo cual obliga entonces al Gobierno a bajar impuestos para reducir costos de producción, entre otros aspectos. El problema para los que sostienen esta teoría tiene que ver con la velocidad a la que se aplican los cambios, ya que según demuestran experiencias anteriores en el país, estos demoran o no llegan.
Uno de los elementos que está más presente en la agenda del Gobierno es la cuestión de la presión tributaria argentina. En términos efectivos se ubica históricamente entre el 31% y el 33% incluyendo impuestos nacionales, provinciales y municipales, que es equivalente a la de países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE).
El problema la calidad de los impuestos argentinos es que algunos de los más importantes son distorsivos y para eliminarlos, sin llevar a cabo una reforma tributaria integral, puede llevar hasta más de 10 años.
El Instituto Argentino de Análisis Fiscal (IARAF) sostiene “si se quieren bajar o eliminar impuestos, financiados con menor gasto público, se requiere transitar un camino con coordinación de los tres niveles de gobierno, de modo tal que la baja del peso relativo del gasto en la economía permita financiar la baja de la presión tributaria”.
El mismo dice que “dado que se considera que no hay margen para continuar con bajas reales agregadas del gasto público, la vía para financiar reformas tributarias vía gasto es a partir de una menor participación del gasto público en la economía”. Es decir, un congelamiento en relación al tamaño del PBI. El reporte plantea el objetivo del Pacto de Mayo de reducir el gasto público total de la Argentina a un equivalente del 25% del Producto Bruto Interno. Para ello, el Gobierno debería mantener congelado el gasto por habitante.
“En el año 2025, el gasto consolidado proyectado es del 33,2% del PBI y la presión tributaria consolidada de 30,5% del PBI”, dice el informe privado. El mismo señala que “al crecer el PBI un 3% en el año 2026, el gasto real incrementarse un 1,2% y la recaudación real un 1,35%; tanto el peso relativo del gasto como de la recaudación disminuyen, en este caso, 0,6 puntos del PBI y 0,4 puntos del PBI, respectivamente”. “Al repetirse esta situación año a año, en el año 2041 se lograría el nivel de gasto público más cercano al 25% del PBI, con una presión tributaria consolidada efectiva del 23,4% del PBI”, añade el reporte.
Si la misma progresión se diera con un crecimiento del 4% anual la convergencia se lograría en 2035. En tanto, si la economía creciera al 5% anual señala que “se alcanzaría el nivel objetivo del gasto del Pacto de Mayo en una menor cantidad de años, concretamente en el año 2033”. “En este caso, el gasto público consolidado sería de 24,7% del PBI y la presión tributaria efectiva del 22,9% del PBI”, añade el estudio.
¿Cuáles serían los impuestos a eliminar?
El reporte plantea fija su atención en los Derechos de Exportación y el impuesto al Cheque, los impuestos provinciales de Ingresos Brutos e impuesto a los Sellos y la Tasa Municipal de Seguridad e higiene suman una presión tributaria efectiva de 8% del PBI y por lo tanto, la reducción del gasto para eliminarlos debería ser de esa magnitud.
El trabajo concluye que recién “con 9 años de crecimiento de la economía al 5% anual, y un gasto público que crezca al ritmo de la población, se podrían eliminar" esos tributos. “En los otros escenarios de crecimiento, del 3% y 4% anual, obviamente el espacio fiscal que se genera es menor. En el primer caso se requieren 18 años y en el segundo caso 12 años, para la eliminación de los cinco tributos argentinos más distorsivos”, explica el IARAF.
¿Por qué no es comparable el dólar de hoy con el de los 90’?
El economista Jorge Colina, director del Instituto para el Desarrollo Social Argentino (IDESA) considera que el debate en la Argentina se tiene que focalizar en los impuestos y no en el dólar. Y asegura que los argumentos del presidente Javier Milei respecto de que el tipo de cambio no son correctos. “Comparar el nivel actual del tipo de cambio con el promedio histórico o con algún momento en particular es un planteo incorrecto ya que las condiciones actuales son muy diferentes a las del pasado” dice en un reporte de IDESA. En ese sentido, plantea que:
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El impuesto al Cheque en los ’90 no existía, en el 2024 generó 1,6% del PBI.
Los Derechos de Exportación en la década de los ’90 representaban el 0,01% del PBI, mientras que en el 2024 pusieron una presión impositiva de 1% del PBI.
Con Ingresos Brutos las provincias recaudaban en la década de los ’90 el 2% del PBI, mientras que en el 2024 recaudaron el 4% del PBI.
“Estos datos muestran que, en términos de impuestos distorsivos, que son los que destruyen la competitividad, la década de los ‘90 fue muy diferente a la actual”, dice el estudio.
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