Hay dos zonceras económicas que se instalaron: “el atraso cambiario” y “el rezago” que justifican muchas de las políticas económicas del actual gobierno ¿Pero los economistas heterodoxos o del campo nacional popular tienen pensamiento crítico? No, está claro que usan las mismas conceptualizaciones para analizar una realidad “económica” que los termina llevando a concluir que es una cuestión de “graduación”. Por lo tanto, las recomendaciones de política económica terminan no siendo las adecuadas a la realidad.
Los ejes críticos de la economía para 2024: hambre, salarios e inflación.
La instalación de “el atraso cambiario” y “el rezago” para justificar las políticas económicas del actual gobierno termina en decisiones no adecuadas a la realidad.
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Comenzando con el “atraso cambiario” tomando índices sofisticados y concluyen que nuestros productos son baratos comparado con los que produce otra economía, por ende, no queda otra que para ser “competitivos” y para ello hay que “corregir el tipo de cambio”, estas dos últimas ideas significan devaluar, y hay un consenso general de que esto, siempre, pero siempre, licua salario, pero genera más ingresos para los exportadores y agentes vinculados a esa producción-exportación. Por otro lado, los importadores tienen un doble mecanismo de acción; uno, importar al dólar preferencial y comercializar el bien al dólar ilegal. Generando así “expectativas permanentes” de devaluación ¿Se puede lograr estabilidad con una constante corrección del tipo de cambio? Está claro que no, bajar la tasa, como está pasando en Brasil y Chile, no generó la estampida del dólar ilegal, es más, parece estar comportándose de manera distinta a lo proyectado, pero igual no faltan los que apuestan a su disparada. El tema es que los productos de exportación de la argentina son bienes salarios que consume el conjunto de la clase trabajadora y eso genera muchas tensiones internas en la estructura productiva.
La tensión es, si sube la tarifa, suben los alimentos y los bienes del hogar se encarecen ¿Cuánto más puede estirarse el salario? Que está en promedio en $500.000 porque a este contexto hay que sumarle que la caída en el consumo del conjunto de asalariados implica una menor venta de las pymes y cooperativas, las grandes son autosuficientes y acceden al mercado externo de exportación y financiación, estamos hablando de los sectores de cereales y oleaginosas y alimentos y bebidas que son los principales generadores de divisas en el país. Ganan por vender, con expectativa de devaluación, al mercado interno y al mercado externo. El precio de la bebida que marida con el amargo está 2 dólares acá y en Estados Unidos, pero ¿Los trabajadores en Argentina ganan en promedio u$s 1.500 a u$s 2.000? No, y se podrían hacer otras comparaciones, pero ahora surgen interrogantes ¿Cuál es la innovación tecnológica para que la bebida cola este igual que en Estado Unidos? Sería bueno que la COPAL y AMCHAM tiren luz sobre estos temas.
El segundo es “el rezago” que viene de la escuela monetarista, un efecto que no se hizo palpable cuando se realizó, el presidente actual dice que se “gastaron todo” y 18 meses después estamos sufriendo las consecuencias inflacionarias. Los comentaristas de economía dicen un mes “bajó la inflación” y al otro “subió la inflación”, pero poniéndonos estrictamente en la “mirada monetarista” (Milton Friedman), si se gastaron todo y eso generó inflación ¿Quiénes son los confundidos? Tomemos por cierto que emisión genera inflación, la inflación de junio de 2021 estaba en 37–40% ahora en enero del corriente llegó a 230% (dato de la ciudad falta el dato de INDEC) y nos arroja otro dato la ciudad de buenos aires, alimentos y bebidas tuvo una inflación del 300% ¿Ya no estamos cerca de una hiper? Dejemos de orientarnos por el dato mensual, es un dato, el que muestra la realidad es el dato interanual. En junio de 2021 asume la UIA un tal Funes de Rioja, de la COPAL, y desde ahí no ha parado la inflación. Dato, no relato.
Por lo tanto, toda esa emisión fue a inflación, entonces ¿Porque hablamos de rezago? la inflación desde junio de 2021 fue erosionando el salario todo este periodo, la devaluación de agosto de 2023 tuvo contención, pero la actual gestión directamente devaluó en diciembre de 2023 y no tomó medidas compensatorias que no hagan caer aún más los salarios. No existe el rezago del que habla el presidente. Pero llego y tomando el presupuesto de 2023, duplicó la tarjeta alimentar, la AUH y el potenciar trabajo. El problema no es la señal de precios y las fallas de mercados existen. La clase media que no llenó la heladera, ahora la está vendiendo que junto a otros actores sociales escucharon solo del presidente decir: No hay plata.
En este contexto no hay medida que vaya a regular el aumento de precios. Parece que la prioridad de este gobierno es generar las condiciones para una recesión: baja de salarios, baja de consumo y caída de ventas. Darwinismo económico, los más grandes van a absorber en su sector y se consolidaran las posiciones dominantes. Reafirmar la competencia imperfecta: el monopolio. En la argentina hay 10.000 empresas exportadoras, en total hay 560.000 empresas por ende ¿No sería el mercado interno el motor del desarrollo en vez del modelo exportador que plantean algunos especialistas que solo ven el problema en el dólar y no en la estructura productiva?
Volviendo a nuestro presente “Camine señora, busque precio” el Lita de Lázzari que llevamos dentro. Pero que, si bien comprende de economía, lo que se le manifiesta, las señales de precios; se le complica comprender el fenómeno (tierra, trabajo y capital y sus retribuciones) y al querer comprenderlo utiliza los conceptos de “atraso cambiario” o “rezago”, terminando así más confundido que cuando empezó a caminar y discutiendo el “robo de un PBI”.
Estamos en emergencia social, económica y productiva, bordeando la hiperinflación, recesión y hambre. Pero la solución no se encuentra en el decreto presentado ni la fallida ley ómnibus que quedo como Ley Rappi.
No nos vayamos sin observar los datos del hambre en Argentina, la FAO mide la inseguridad alimentaria moderada (IAM) y grave (IAG), la primera hace referencia a una persona que no tiene dinero o recursos suficientes para llevar una dieta saludable, tiene incertidumbre acerca de la capacidad de obtener alimentos y probablemente se saltó una comida o se quedó sin alimentos ocasionalmente. En argentina a partir de 2015 la IAM se duplica, alcanzando en 2019 a unos 16 millones de personas y sumando unas 700.000 para fines de 2022. La situación alcanza pues al 35,8% de la población total.
En el caso de la IAG, es la persona que se quedó sin alimentos y que estuvo días enteros sin comer varias veces durante el año. En Argentina en 2015 había alrededor de 2,5 millones de personas en esta situación. La gestión de Macri-Caputo-Dujovne-Sturzenegger-Bullrich y Marco Peña Braun, duplico la IAG, hacia 2019 la cifra trepó a 5,7 millones y para fines de 2022 eran unos 5,9 millones, agregando 200.000 personas a dicha situación preocupante.
Con este panorama inflacionario y de hambre el gobierno de Javier Milei no hace ningún foco sobre el tema y de hecho decide avanzar con medidas que agravarán directamente la posibilidad de acceder a una alimentación suficiente para importantes porciones de la población. Según e Grupo Agrario Nacional “El problema del hambre es de escala global y se torna cada vez más complejo. Para tomar dimensión real de la situación, sólo basta con recuperar los últimos posicionamientos de la ONU al respecto. Los documentos plantean que estamos ante “la crisis humanitaria de hambre más importante de la historia y sin final previsible”. Asimismo, la entidad viene reforzando su Programa Mundial de Alimentos sin esperanza de lograr revertir la situación. Para 2024, estima que 18 de los 22 territorios de mayor riesgo directamente verán reducir sus poblaciones por hambruna”.
Para cerrar, un panorama a seguir en marzo es si seguirán los aumentos, porque la cosecha en enero perdió 20.000.000 tn (soja y maíz) y los precios son más bajos que en 2023, las proyecciones de ingreso de divisas eran de 41.000 y pasaron a 26.000 millones de dólares ¿pedirán los exportadores una compensación como ocurrió con el PIE? La única breca relevante es la de salarios y escalada de precios. Como decía la Cátedra Nacional de Economía “Ni Keynesianos, Ni Liberales: Nacionales”, habrá que meterle una mirada más nacional y menos importada.
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