12 de diciembre 2022 - 00:00

El planeta pide auxilio

Antonio Aracre Syngent_opt.jpeg

El mundo enfrenta enormes desafíos. Hace pocos días llegamos a los ocho mil millones de habitantes y sabemos que apenas unos pocos menos que mil de esos ocho mil millones tienen enormes dificultades para alimentarse.

Claro que no todo radica en una cuestión del volumen insuficiente de producción. Probablemente lo más complejo de resolver esté vinculado con la desigualdad en la distribución de los ingresos y las escasas iniciativas de los organismos multilaterales globales tendientes a resolver eso.

Sin embargo, ese desafío podría verse incluso mucho más complejo cuando incorporamos los siguientes dos vectores:

En una década probablemente alcancemos los diez mil millones de habitantes en el mundo y la cantidad de tierra disponible para cultivar no podría expandirse sin poner en riesgo alto la salud ambiental del planeta.

La agricultura es la actividad económica que más agua utiliza y mayor emisión de carbono genera. El cambio climático exige la búsqueda de soluciones para el logro de la seguridad alimentaria que sean compatibles con los compromisos asumidos de cara a nuestro hijos y nietos.

Hablar de reducir las emisiones de gases nocivas a la atmósfera era un tópico de discusión científica hace diez años atrás pero se volvió más importante y presente en los encuentros de los líderes de los países más importantes del mundo en los últimos cinco. Contra todos los pronósticos negacionistas se ha vuelto visible más que nunca últimamente en las calamidades que han venido azotando a las distintas regiones geográfica cada vez con mayor frecuencia. Una prueba de eso es la intensa sequía que están sufriendo los productores argentinos desde hace ya varios meses y que ha resultado en una irreversible pérdida del cincuenta por ciento de la futura cosecha de trigo, que significará una merma en el ingreso de divisas por exportaciones hacia fin de año, equivalente a tres mil millones de dólares.

Es en este contexto que aparece la necesidad de extremar el cuidado de nuestros recursos naturales, regenerando su potencial productivo y optimizando el rendimiento de los cultivos a partir de las mejores prácticas agrícolas y el uso de las más modernas tecnologías. Así nace el concepto de Agricultura Regenerativa, cuyos pilares básicos son:

a) Minimizar las labores de las tierras.

b) Respetar las rotaciones de cultivos de un año al otro.

c) Diversificar en la misma campaña con distintos cultivos.

d) Usar eficientemente productos químicos y biológicos.

e) Integrar actividades ganaderas siempre que sea posible.

El objetivo que se plantea la Agricultura Regenerativa a partir de estos principios es la preservación de la biodiversidad del suelo, la protección de las raíces de las plantas y la mejora de la resiliencia de los cultivos frente a la adversidad del medio.

No hay otra forma de pensarlo. Necesitamos reducir la presión del “sobre uso” de la tierra, detener inmediatamente la deforestación del planeta y maximizar el uso tecnológico que nos permita producir más alimentos con menos hectáreas dedicadas.

Tenemos que hacerlo por las generaciones del presente. Porque todos los habitantes del mundo merecen tener un plato de comida en su mesa. Pero sobre todo, tenemos que hacerlo por las futuras generaciones, para que puedan vivir en un planeta al menos igual de vivible que el que nos tocó a nosotros.

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