20 de febrero 2025 - 15:25

"Ahora estoy aquí": trágico retrato de una familia feliz

Se estrena hoy el film brasileño de Walter Salles que mereció tres nominaciones al Oscar, incluyendo la de Mejor Actriz para Fernanda Montenegro

Fernanda Torres, nominada al Oscar por su actuación en Ahora estoy aquí.

Fernanda Torres, nominada al Oscar por su actuación en "Ahora estoy aquí".

Barrio Leblon, Rio de Janeiro, enero 1971. La joven señora Eunice disfruta del mar mientras en la playa las chicas y el varoncito juegan con los amigos y protegen un perro perdido. Apenas cruzando la calle está el hogar: una linda casa de estilo portugués, dos pisos, paredes blancas, aberturas azules, jardín. En la cocina, la empleada cama adentro, y metido en su estudio el marido ingeniero, un hombre bonachón, cariñoso. En la vereda, el Opel Kadett rojo para salir de paseo. Y en las afueras, el terrenito para levantar una casa de fin de semana. En suma, el cuadro de una familia feliz, que gusta recibir a los amigos y disfrutar de la vida. A veces el hombre recibe en la puerta un sobre papel madera que luego alguien pasa a retirar. Se supone que es algo del trabajo, nada importante.

Así presenta Walter Salles la historia de la familia Paiva: Eunice y Rubens, las hijas Vera (apodada Veroca, hoy psicóloga), Eliana, Ana Lucia (Nalu, amiga de Salles cuando ambos tenían 13 años), Beatriz (Babiu) y el chico Marcelo Rubens, hoy escritor. Precisamente, la película que ahora vemos se basa en su libro de memorias “Ainda estou aquí”. Empezó a escribirlo cuando la madre empezó a tener Alzheimer. Jugando con las vueltas del tiempo y los recuerdos, evoca allí su infancia, la desaparición del padre, el modo en que la madre se hizo fuerte para llevar adelante la casa, la familia, y la búsqueda del marido, alentando a los suyos a mantener la alegría pese a todo, y luego el notable avance de esa mujer que a los 48 años se puso a estudiar abogacía y fue puntal en la defensa de los territorios indígenas, hasta que la cabeza dijo basta.

Salles toma solo una parte del libro, resume otra (1996, el joven ya tiene fama por su primer libro, “Feliz año viejo”, y acompaña a la madre a recibir el certificado de defunción del padre, que el gobierno le entrega con 25 años de atraso), y cierra con una reunión alegre, luminosa, llena de gozo y de nietos. Como remate de la emoción, los créditos finales incluyen una serie de fotos de la auténtica familia Paiva, y vale la pena quedarse para ver la última de esas fotos.

Otro hubiera hecho un melodrama, un lloriqueo, un film de denuncia que solo ven los convencidos, lleno de frases y discursos, víctimas puras y militares bestiales. Salles evitó eso, prácticamente hay poco y nada de lo que podría suponerse como pintura de aquella época dominada por un régimen militar. El prefirió hacer el retrato completo de unas personas que conoció de cerca, con sus momentos lindos, su tragedia y la superación de los dolores gracias a esa mujer que solo lloraba cuando estaba sola.

Ese retrato está hecho con abundante detalle, delicadeza, cariño y equilibrio. Y con un elenco de primera, desde los chicos y los secundarios hasta las dos reinas que encarnan a Eunice: Fernanda Torres, de admirable, rico y sutil manejo de emociones, y su madre, Fernanda Montenegro, que a los 95 años vuelve a la pantalla. Solo unos pocos planos, pero cuando la cámara se planta frente a su rostro y ella transmite sin palabra alguna lo que su personaje está sintiendo, eso llega hasta el alma. ¿Le suena al lector el nombre de Fernanda Montenegro? Si, ella y Walter Salles son los artistas que allá por 1998 hicieron, junto al niño Vinicius de Oliveira, esa joyita emocionante, de emoción a lo Chaplin, llamada “Central do Brasil” (entre nosotros, “Estación Central”).

Pequeñas aclaraciones: Rubens Paiva, el padre, no era socialista, sino ex diputado del PTB, partido laborista cercano al pensamiento populista del general Getulio Vargas, lo que hizo fue solo por pura piedad hacia los exiliados que querían comunicarse con sus familiares, y Eunice no participó en ningún movimiento político, como dicen algunos comentarios, más bien se movió por la suya. Con el tiempo cinco de los asesinos fueron enviados a juicio, pero nunca pisaron los tribunales y tres de ellos ya han muerto tranquilamente en sus casas. Del resto, dos pequeñas libertades: no fue Eunice sino Renée, hermana mayor de Rubens, la que rescató el Opel estacionado bajo custodia militar. Y la mascota de la casa no era un perro, sino un gato. Hay razones muy atendibles para esta pequeña “licencia canina”.

“Aún estoy aquí” (Ainda estou aquí, Brasil-Francia, 2024); Dir.: Walter Salles; Int.: Fernanda Torres, Selton Mello, Fernanda Montenegro, Antonio Saboia.

Dejá tu comentario

Te puede interesar