“La selección de películas siempre es mezquina para con mi deseo de querer contarlas todas. Sigue siendo misterioso por qué elijo unas y dejo otras afuera”, dice Ana María Bovo, narradora, guionista y actriz que presenta “Amores de película” en el Café Berlín.
Ana María Bovo: "Batallan para que nuestra producción sea más precaria, exigua y en vías de extinción"
Ana María Bovo, narradora, guionista y actriz, presenta “Amores de película” en el Café Berlín el 14 de febrero.
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Bovo compartirá con el público escenas de amor del cine internacional y local, con escenas románticas, torpes, graciosas, nostálgicas y disparatadas, diversas entre sí, como “Las Alas del Deseo”, “Nothing Hill”, “Felicidades” o “El hijo de la novia”. El 12 de febrero a las 20 en Café Berlín, Av. San Martín 6656. Conversamos con Bovo.
Periodista: ¿Cómo elegiste las escenas de amor? ¿Cómo son y qué te propusiste que tuvieran?
Ana María Bovo: Recurro a mi memoria, a las escenas que se me presentan espontáneamente una y otra vez, porque me hicieron llorar o reír o tragar saliva. Necesito de un recuerdo físico para después reproducirlo cuando lo cuento, en lo posible claro.
P.: ¿Qué escenas o películas no podían faltar?
A.M.B.: La selección siempre es mezquina para con mi deseo de contarlas todas. Sigue siendo misterioso para mi por qué unas películas o escenas sí y no otras no. Creo que son las que más insisten en volver a mis ojos, a mis sentidos y a mi corazón.
P.: ¿Cómo adaptaste esas escenas al monólogo?
A.M.B.: La adaptación es ardua, tengo que adaptar un sistema narrativo muy parecido al del cine, que condense los acontecimientos, genere imágenes, que cada cual podrá luego diseñar a su medida. Es un relato que tiene que disponer de una doble condición, significar una revisita y una resignificación para quienes vieron esa película y autonomía para quienes no la vieron. Por ejemplo, “Los puentes de Madison” me llevó un año de trabajo para un relato de nueve minutos.
P.: Hay boom de unipersonales, fuiste pionera en la narración, ¿cómo fue mutando a lo largo de todos estos años?
A.M.B.: Mis unipersonales fueron cambiando, al comienzo eran una antología de textos literarios de autores y autoras muy reconocidos, ya fueran locales o internacionales. Poco a poco me fui atreviendo a introducir mis propios textos, como en “Maní con chocolate”, donde solo contaba películas. Ese fue un punto de inflexión en mi trayectoria y me permitió conquistar un público más amplio, el de la cultura de masas de compartir cine en una sala.
P.: ¿Cómo es el público que te sigue hace años? ¿Se suman nuevos espectadores? ¿El público se renueva?
A.M.B.: Tengo el privilegio de que sean muy fieles y siempre vuelven a verme y pedirme historias que escucharon años atrás. En lo generacional una nieta trae a su abuela o al revés, para que me conozcan. Afortunadamente lo que cuento las une.
P.: ¿Cómo ves el teatro y la cultura hoy?
A.M.B.: Oficialmente batallan para que nuestra producción sea más precaria, exigua, en vías de extinción, pero afortunadamente los que gestionamos y disfrutamos de la cultura no bajamos los brazos, tendremos muchos espectáculos este año con toda la riqueza del talento argentino a flor de piel. Eso me da esperanza.
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