28 de noviembre 2024 - 09:46

Arte: una "nube" blanca toma La Boca y navega por el Riachuelo

La historia de “La Nube que hablaba” empezó en 2011, cuando Yo-Yo Gonthier invitó a doscientas personas, principalmente adolescentes, a participar de la construcción de un aerostato bordado de ocho metros de largo.

“La nube que hablaba” se convierte en un gesto poético y visual, una instalación participativa a través de la cual Gonthier propone una reflexión. 

“La nube que hablaba” se convierte en un gesto poético y visual, una instalación participativa a través de la cual Gonthier propone una reflexión. 

El sábado a las 17 se llevará a cabo “La nube que hablaba”, instalación participativa a gran escala del artista visual y fotógrafo francés Yo-Yo Gonthier que recorrerá La Boca acompañada por “Soy el hijo del río”, exposición que inaugurará ese mismo día en Proa21 (av. Pedro de Mendoza 2073) exhibiendo diferentes travesías de la nube del artista en distintas partes del mundo.

Esta apertura ocurre en el marco de la programación cultural propuesta por el Institut français d’Argentine – Embajada de Francia en la Argentina y podrá visitarse a partir del sábado durante todo diciembre, de jueves a domingos de 12 a 19.

Desde Proa 21 partirá una nube inmensa que ha sido confeccionada junto con los artistas locales Javier Ferrante, Juan Carlos Urrutia, Sebastián Baez, Pedro Montes de Oca, Yhomara Muñoz y Paula La Fea. La nube realizará un recorrido por La Boca terminando con una navegación por el Riachuelo.

“La nube que hablaba” se convierte en un gesto poético y visual. Una instalación participativa a través de la cual Gonthier propone una reflexión sobre la relación de las sociedades contemporáneas con su propia memoria y el papel del artista en la sociedad actual, con el objetivo de dar una respuesta poética elaborada colectivamente. La Nube recoge los pensamientos de los participantes en la activación y aparece como un instrumento de emancipación colectiva; una página en blanco en la que se inscriben ideas que de otro modo nunca hubieran tomado forma.

Cada vez que se realiza esta performance colectiva, la experiencia queda registrada en ensayos fotográficos y fílmicos tomados por el artista con la ayuda de otros colegas que se unen temporalmente a su proyecto en distintas ciudades del mundo.

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La historia de “La Nube que hablaba” empezó en 2011, cuando Yo-Yo Gonthier invitó a doscientas personas, principalmente adolescentes, a participar de la construcción de un aerostato bordado de ocho metros de largo. Un intrigante artefacto que se movía con el viento, capturando los sueños y pensamientos de los que se cruza y llevándolos a otros horizontes.

La nube es un objeto único y singular que crea una ruptura en el espacio-tiempo de la vida cotidiana, en la que el individuo está sometido tanto a las leyes de la gravedad como a las del mercado. La nube amplía el campo de posibilidades y permite que los sueños penetren en la realidad: cada una de sus representaciones es una oportunidad para crear vínculos y tejer encuentros entre habitantes y artistas. Esta instalación de lo maravilloso en la vida de las personas es característica de la nube, que teje su propia red a lo largo de sus peregrinaciones.

Luego de este primer vuelo realizado en Saint-Denis, cerca de París, en el marco de una residencia, la Nube se activó en varios puntos del mundo con artistas y científicos locales: viajó hasta la isla de la Reunión en el Océano Indico en 2013 durante la performance Vol de Nuit / Vuelo nocturno, en 2015 en Abiyán con L'empreinte / La huella y en 2016, en Niamey, a orillas del río Níger, para La traversée / El cruce. Así, la experiencia de la nube se transmite, uniendo a las personas más allá de las fronteras.

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