No es exactamente cine de autor o cine arte, ni repaso de un genio de la actuación, pero el ciclo “Bela Lugosi desde las tinieblas”, que se verá en Sala Lugones desde el jueves, promete bastante regocijo, unos buenos descubrimientos, por ahí, todavía, algún susto, una mirada al género de terror de viejos tiempos, y el reconocimiento de una de sus primeras estrellas. No la primera, porque antes estuvo Lon Chaney, apodado El Hombre de las Mil Caras, ni tampoco la única de su época, porque también estaba Boris Karloff, pero Bela Lugosi tiene su brillo: él fue realmente una estrella (perdida en las tinieblas).
Bela Lugosi en un ciclo imperdible para los amantes del terror
El Drácula por excelencia, que además actuó en más de 100 películas (casi todas ellas enroladas en el género conocido como "bizarro"), tendrá desde el jueves una retrospectiva en la Sala Lugones del Teatro San Martín
-
Es de las mejores películas de los últimos años y está en Max: trabaja Gerard Butler y te tendrá tieso durante dos horas
-
Prepará los pañuelos: la aclamada película romántica que hará que vuelvas a creer en el amor en poco más de dos horas

Bela Lugosi, en su célebre caracterización para "Drácula" (1931)
Nacido Béla Ferenc Dezso Blasco en el pueblo de Lugos, Transilvania, 1882, nuestro personaje era el hijo menor de un sólido banquero, fue teniente de infantería del Imperio Austro-Húngaro en la I Guerra Mundial, actor después de la guerra, primero entre los suyos, luego en Alemania, donde apareció en una treintena de películas y series mudas, finalmente en EEUU.
Alto, de voz grave y figura elegante, su primer gran éxito fue encabezando la obra teatral “Drácula”, de Balderston & Deane, en escenarios de Broadway. El segundo gran éxito fue la versión cinematográfica de esa misma obra, “Drácula”, de Tod Browning. Lo encasillaron en el género, es cierto, pero su calvario no fue ese, sino el vicio de la morfina que empezó consumiendo por recomendación médica para calmar ciertos dolores. Ya grande, tuvo que internarse. Salió sano, pero sin propuestas laborales realmente atendibles. Derivó al cine más bizarro, donde, notablemente, todavía lo adoran.
Así describe Diego Curubeto, en su libro “Cine bizarro”, su caracterización para el film de Edward Wood “Glen o Glenda”: “Bela Lugosi es un espíritu que observa las acciones de los hombres y presenta la historia. No se sabe si Lugosi realmente trabajó para componer el rol o si era efecto de la morfina que el actor consumía, pero el resultado es magnífico, especialmente cuando Wood le sobreimprime unos autos en su regazo, que el viejo Bela mira con expresión alucinada”.
Lugosi murió del corazón en 1956, y su esposa e hijo decidieron ponerlo en el ataúd con el traje de Drácula. “Es lo que él hubiera querido”, dijeron. Digna de aprecio, la caracterización de Martin Landau como Lugosi viejo en el film de Tim Burton “Ed Wood”, 1994. Johnny Depp era el protagonista, pero el Oscar fue para Landau.
El ciclo en Sala Lugones se extiende hasta el 14 de marzo, y además de varios clásicos del miedo incluye algunas de las pocas incursiones de Lugosi en el suspenso, el divague y la comedia. El jueves abre con una bien recomendable, “El gato negro” (Edgar Ulmer, 1934), perturbador relato de venganza, donde se enfrenta con Boris Karloff. También con Boris Karloff se verán más adelante “El cuervo” (Louis Friedlander, 1935), “El profanador de tumbas” (Robert Wise, 1945, mucho antes de hacer “La novicia rebelde”) y “El hijo de Frankenstein” (Rowland Lee, 1939), donde encarna al jorobado Igor, acaso el mejor papel de su carrera, dice Curubeto.
El viernes, por supuesto, “Drácula” (Tod Browning, 1931), con Helen Chandler, ya un clásico, aunque en ciertos aspectos seguimos prefiriendo la versión hispana con la ronroneante Lupita Tovar. El sábado, “Ninotchka” (Ernst Lubitsch, 1939), con Greta Garbo, linda comedia donde, la verdad, Lugosi apenas aparece, pero se luce, en el rol de un comisario estalinista. El domingo, atención, “La isla de las almas perdidas” (Erle Kenton, 1932), versión libre de la novela de H.G.Wells “La isla del dr. Moreau”, nada menos que con Charles Laughton como el científico que experimenta convirtiendo animales en bestias semihumanas (hay versiones posteriores, menos truculentas, con Burt Lancaster, 1977, y Marlon Brando, 1996).
Más títulos: “La marca del vampiro” (Tod Browning, 1935), con Lionel Barrymore, la poco vista “Chandú el mago” (Marcel Varnel y Cameron Menzies, 1932), “Los crímenes de la calle Morgue” (Robert Florey, 1932), versión libre del cuento de Poe, también la cómica “Abbott y Costello contra los fantasmas” (Charles Barton, 1948, donde también aparecen otros “sacrificados jornaleros del terror”, como decía Calki en su libro “Los monstruos sagrados de Hollywood”, y la estrafalaria “Yo cambié mi sexo” (Edward Wood, 1953). Esa es la lista, que se repite desde el 1° al 14 de marzo, pero cabe esperar otro ciclo con más películas de Lugosi. El hombre actuó en 113 producciones, nada menos, y algunas son buenas.
Dejá tu comentario