3 de octubre 2024 - 12:04

Del loro de Perón a la odisea de Don Quijote, dos de los recuerdos evocados en una tertulia teatral que puede verse en el CCC

Se estrenó "La celebración, una comedia para los que vendrán", de Juano Villafañe y Manuel Santos Iñurrieta, los viernes en el Centro Cultural de la Cooperación.

Irene Almus, Eduardo Calvo, Alfredo Castellani, Diana Kamen, Sergio Lumbardini y la música Martina Greiner protagonizan La celebración en el CCC. 

Irene Almus, Eduardo Calvo, Alfredo Castellani, Diana Kamen, Sergio Lumbardini y la música Martina Greiner protagonizan "La celebración" en el CCC. 

“¿Como afrontamos críticamente los nuevos procesos de colonización algorítmica? Hay que hacerlo sin un fundamentalismo que nos conduzca a un elogio del primitivismo y sin la exaltación endiosada de las nuevas tecnologías”, dice Juano Villafañe, quien junto con Manuel Santos Iñurrieta escribieron “La celebración, una comedia para los que vendrán”, que se presenta los viernes a las 20 en el Centro Cultural de la Cooperación.

Luego de “Confesiones de un escritor”, el homenaje teatral a Haroldo Conti y a su literatura, esta dupla creativa estrena esta comedia cargada de humor y poesía, que en tono festivo sumerge en un encuentro entre amigos, que debe iniciarse una vez que lleguen todos los invitados: el público. Es un llamado a recuperar esas reuniones, sin la tiranía del reloj, sobre arte, política, la vida, los oficios y los sueños. No faltan anécdotas reales como la del loro de Perón o la del padre de Juano, el legendario títiritero Javier Villafañe con el Rey de España.

Cuenta con las actuaciones de Irene Almus, Eduardo Calvo, Alfredo Castellani, Diana Kamen, Sergio Lumbardini y la música Martina Greiner, bajo la dirección de Santos Iñurrieta. Conversamos con Villafañe, además director del CCC.

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Juano Villfañe y Manuel Santos Iñurrieta escribieron “La celebración, una comedia para los que vendrán”, que se presenta los viernes a las 20 en el Centro Cultural de la Cooperación.

Juano Villfañe y Manuel Santos Iñurrieta escribieron “La celebración, una comedia para los que vendrán”, que se presenta los viernes a las 20 en el Centro Cultural de la Cooperación.

Periodista: ¿Qué podes evocar de esos personajes que pasaron por tu casa de la infancia como Ariel Bufano, Antonio Berni, Alejandra Boero, entre tantos otros?

J.V.: Yo tengo recuerdos siempre muy gratos de aquellas reuniones familiares que de una u otra forma se fueron extendiendo con el tiempo. Reuniones que también se hacían en otras espacios muy acogedores como fueron las casas de Mario Pepe Quintana y Liber Fridman. Encuentros donde venían Hamlet Lima Quintana, Miguel Angel Asturias, Enrique Molina, Marta Gavensky, Leda Valladares, Sergio de Cecco, entre otros tantos. Eran reuniones de larga duración donde cada uno decía un poema, cantaba, presentaba un títere o proponía un tema para el debate y todos escuchaban en absoluto silencio. Cada vez que el invitado terminaba su discurso todos se paraban para aplaudir. En esas reuniones circulaban las historias, las anécdotas, las fabulas inventadas sobre ciertos personajes como lo fue “el poeta del maletín” que siempre llevaba un maletín pero no sabía lo que tenía adentro del maletín y se respetaba absolutamente ese secreto y la ignorancia del poeta, o el encuentro de Javier Villafañe con el Rey de España cuando estuvo recorriendo en los años setenta con una carreta tirada por caballos los caminos de la Mancha por donde anduvo Don Quijote y por eso fue invitado al palacio con todo lo que puede implicar que un titiritero ingrese a un palacio, o la historia también real del Loro de Perón que contaba Pepe Quintana cuando él vivía escondido en una casa clandestina en un barrio donde había llegado El Loro de Perón rescatado por el cocinero de la casa de gobierno y el Loro cantaba la marcha peronista a grito pelado todos los días en momentos en que estaba prohibido nombrar a Perón, entonces un vecino denuncia la presencia del Loro y el barrio es cercado por el ejército que detiene al Loro y lo fusilan en la Comisaría de Lanús. Son todas historias reales de la vida falsa (como diría el escritor colombiano Jaime Echeverri) y creaciones colectivas de fábulas corregidas y re-corregidas. Si bien no todos en las reuniones eran surrealistas, hacían prácticas de surrealismo explícito, como contamos en el espectáculo. Estas historias aparecen en esta obra.

P.: De algún modo la obra hace confluir familia, artistas y teatro.

Juano Villafañe: Resulta que en el registro de mi vida familiar, en los vínculos artísticos e intelectuales que cultivé en distintos momentos de mi vida, las tertulias, las reuniones, de artistas e intelectuales estuvieron siempre presentes. Esos encuentros representaron para mi registros muy teatrales. Entonces, con Manuel Santos Iñurrieta se nos ocurrió hacer una obra de teatro donde cada uno pudiera aportar, desde su perspectiva, escrituras para una dramaturgia posible. Debemos considerar que toda reunión de artistas permite reconocer distintos estados teatrales, asociados siempre con el humor, la ilusión, la poesía, el canto, la musica, la propia conversación, el debate estético o político. Nos propusimos hacer una obra de teatro envolvente asociando todos esos estados en forma de comedia.

P.: ¿Cómo ves hoy el arte, la política, el teatro y la poesía? ¿Hay debate y juego como en el pasado? ¿Dónde está ese debate?

J.F.: El debate entre arte, política, teatro y poesía es un debate constante. Se han modificado algunas relaciones frente al sistema virtual que nos impone repensar una vez más los vínculos dentro de la gran mutación cultural que nos han impuesto. El mundo de las redes es una realidad que hay que considerar. O nos asociamos como si fuéramos parte del funcionamiento de las nuevas tecnologías digitales dentro de un engranaje y destino fatal, o mantenemos una distancia crítica que nos permita hacer uso de estas tecnologías sin dejarnos colonizar. Es necesario existir con un espíritu muy vitalista y considerar que hay que ser y a la vez estar en este mundo. Armar una nueva cartografía de sentidos y territorios que nos den nuestra identidad y nuestro lugar de pertenencia en el mundo. El teatro, el arte, la poesía, existen también dentro de un ritual presencial y existencial profundo.

P.: ¿Qué podés decir de ese ritual del teatro?

J.F.: Ese convivio es irremplazable. En el teatro, en el arte, en la poesía radicamos los afectos, están allí presentes todos nuestros sentidos que justifican nuestras existencias. En todo caso, las nuevas tecnologías digitales y el mundo virtual también nos han permitido revalorizar las tradiciones y las transformaciones artísticas en este presente. Se han modificado algunas herramientas con la aplicación de la tecnología digital pero el debate histórico sigue afrontando las nuevas situaciones. La propia inteligencia artificial es un nuevo desafío para la creación artística. Entonces, las relaciones y los debates entre arte y política se siguen nutriendo de las tradiciones, de las rupturas que también hoy forman parte de las tradiciones. En todo caso hay que pensar en la reapropiación inteligente de las nuevas tecnologías que nos den soberanía frente al comercio electrónico y digital. En esta relación la solución de la soberanía digital es justamente un problema político. Pero las metáforas, las imágenes, siguen circulando por el mundo. La política tiene que asumir de qué forma defendemos la producción simbólica, la producción de sentido en las actuales condiciones tecnológicas y económicas. Estamos ante grandes desafíos. Pero los debates siguen como siempre. Además nadie puede vivir sin poesía. Y la política debe hacerse cargo de las grandes y necesarias transformaciones que necesitamos.

P.: Describís estos tiempos como soledad urbana, experiencias mediadas por dispositivos, plataformas y aplicaciones, ¿dónde queda el goce de la celebración? ¿O el goce a secas?

J.V.: La soledad urbana y la desterritorialización del sujeto que pierde su identidad barrial o comunal son un problema nuevo. Existe por cierto el intento de hacernos creer que el goce puede ser virtual, pero sabemos que el verdadero goce se da entre los cuerpos que se tocan, tanto en los mundos privados como colectivos. El teatro en ese sentido nos permite celebrar el goce desde el ritual presencial. La obra “La Celebración. Una comedia para los que vendrán”” apuesta a un encuentro, a una reunión que es posible en la medida de que lleguen todos a ese encuentro. El publico forma parte justamente de esa celebración colectiva que se vive en el teatro.

P.: Buscas recuperar ese espíritu que conecta el bar con el teatro, a modo de tertulia.

J.V.: La sumatorias de estados conversacionales en las distintas mesas de un bar representan escenas diversas, los que ingresan al bar a su vez son parte del público que se integra también para representar alguna que otra escena, cada mesa representa un cuadro y desde nuestras propias mesas presenciamos las diversas escenas públicas que presentan los clientes. Es notable reconocer desde esta perspectiva que el bar también es un estado de celebración, donde permanentemente se está esperando que lleguen otros clientes que formarán parte del público y que representarán a las nuevas escenas. Nuestra obra de teatro, aprovechando esta idea del bar, se parece mucho de alguna forma a lo que te voy describiendo.

P.: ¿En qué sentido esta obra es una comedia para los que vendrán?

J.V.: Nos hemos propuesto una comedia que se presenta como un sin fin de futuras reuniones asociadas que todavía no han ocurrido pero que definitivamente van a ocurrir como un destino utópico de encuentros poéticos constantes. La espera es a la vez ese presente constante que tiene el teatro. En la mágica reunión se propone una agenda y cuáles son los temas que deberían tratarse cuando lleguen los otros. El sentido del destino de una reunión en la que se espera a los que todavía no han llegado provoca también pensar en cual podría ser el desenlace. ¿En dónde están los que todavía no han llegado? La obra de esta forma se asocia con la vida social del propio presente. ¿Y si los que tienen que llegar ya están entre nosotros? ¿Cómo se hace para salir de un teatro donde están por llegar las multitudes? La gran novedad teatral para nosotros ha sido sin duda pensar y resolver el ingreso de una gran cantidad de público a la escena, la sorpresa está dada por la multiplicación de aquellos que todavía están por llegar, que son los que vendrán y esto teatralmente es absolutamente demostrable.

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