En la madrugada del 3 de febrero de 1959, un avión se estrelló a más de 200 km/h en un campo nevado de Clear Lake, Iowa. El día anterior, en esa localidad, se había presentado "The Winter Dance Party", la gira de 24 conciertos en 24 días por el centro de Estados Unidos.
El día que murió la música: a 66 años de la primera gran tragedia de la historia del rock
El legado de estas tres estrellas de rock&roll aún perdura con los años y se inmortaliza en una canción de Don Mc Lean.
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La fecha no estaba prevista en el cronograma original de conciertos, sino que fue agregada a último momento, transformándose, sin que nadie pueda creerlo, en el último show de tres íconos del rock & roll: Buddy Holly, Ritchie Valens y The Big Bopper.
Todos eran estrellas del naciente universo de este género musical. Hoy en día, artistas de ese calibre viajan en jets privados (propios o alquilados) cuando llega la hora de recorrer el mundo dando conciertos; pero, en 1959 eso no sucedía.
En ese entonces, en sus giras, las bandas se trasladaban en micros que hacían larguísimos y agotadores recorridos. Para entretenerse durante esos viajes, cuando no podían dormir, los músicos jugaban a las cartas, conversaban e incluso componían nuevos temas. Quizás por eso, en las letras de esos tiempos, se repiten una y otra vez las palabras “on the road”.
Charles Hardin Holley, conocido como Buddy Holly, tenía 22 años y saltó a la fama cuando en 1957 su disco "That’ll be the day" llegó al número uno en los Estados Unidos y Gran Bretaña. Otro de sus temas, "Peggy Sue", también fue un gran éxito. Sin embargo, esto no se traducía en dinero y estaba por ser padre de un bebe que venía en camino, así que, tuvo que dejar su carrera como solista y se unió a la gira junto con Tommy Allsup y Carl Buch en "Buddy Holly and The Crickets".
Ritchie Valens, por su parte y con apenas 17 años, ya era reconocido como un pionero del rock and roll en español gracias a su éxito con “La Bamba”. J.P. Richarson, conocido como The Big Booper, a los 28, venía de lograr el puesto número tres en el ranking estadounidense con su canción "Chantilly Lace".
Hasta la madrugada de ese 3 de febrero, todos los músicos y artistas venían viajando en micro, pero la noche anterior una serie de contratiempos cambió el destino. Hacía un frío atroz y muchos de los músicos estaban enfermos a causa de viajar en un autobús al que se le estropeó la calefacción. Esto hizo que Buddy dijera basta y decidiera contratar una avioneta privada para llegar antes a su destino.
Es así, que Holly, junto con Valens, quien ganó un lugar en el avión tras jugar "cara o cruz", The Big Popper, el DJ al que le ofrecieron el asiento tras verlo muy engripado, y un piloto con experiencia insuficiente para las condiciones climáticas que los asechaban, partieron rumbo a Fargo, en Dakota del Norte. Sin saber, que nunca llegarían a su próximo concierto.
El día que murió la música: cómo fue el accidente aéreo
La gira "The Winter Dance Party" comenzó en Milwaukee, Wisconsin, el 23 de enero, y la frecuencia de los viajes se convirtió en un problema porque las distancias que los músicos debían recorrer entre los lugares de los diferentes conciertos habían sido mal calculadas por los organizadores.
En lugar de hacer una especie de círculo entre las ciudades de las presentaciones, la ruta seguía un zig-zag con distancias que podían llegar hasta a más de 600 kilómetros. Además, el colectivo que los llevaba, no estaba en condiciones para soportar las bajas temperaturas de ese invierno: había mucha nieve en los caminos y temperaturas que rondaban los 20 grados bajo cero.
Y toda esta situación empeoró cuando, tras una semana de gira, se rompió la calefacción. Logrando que muchos músicos comenzaran a enfermarse. Carl Buch, el baterista, hasta tuvo que ser internado por principio de congelamiento.
La presentación del 2 de febrero en Clear Lake, Iowa, no estaba prevista en el cronograma original de conciertos, sino que fue agregada a último momento. Para ese entonces, Buddy Holly estaba harto de viajar en esas condiciones y decidió alquilar un avión para viajar a Fargo, en Dakota del Norte, para el siguiente concierto. Estaba agotado y llegar antes eso le permitiría por lo menos descansar unas horas en lugar de seguir pasando frío sobre la ruta.
Para esto, consiguió la avioneta de Roger Peterson a un costo de 36 dólares por cabeza. Solo llevaba a tres pasajeros, por lo que los demás deberían seguir en el micro. Es por esto, que hubo una serie de discusiones y cambios a último momento para decidir quienes se subirían.
El único asiento que no estaba a peleas era el de Buddy Holly, ya que todo había sido su idea y su representante fue quien consiguió el avión. Otro lugar era para el bajista Waylon Jennings, pero, a último momento, se lo cedió a The Big Bopper porque lo vió afiebrado y con síntomas de gripe. El último pasajero fue Ritchie Valens, tras ganarle su puesto a Tommy Allsup jugando "cara o cruz" con una moneda.
A las 0:55 de la madrugada, partió la avioneta Beenchcraft Bonanza, con el piloto Peterson, de 21 años, al mando y con los tres músicos a bordo. A tan solo 10 minutos de vuelo tras su despegue, desapareció en la tormenta y se dejó de tener contacto radial. Pero, esa noche, no se podía hacer nada para buscarlos porque la visibilidad era casi nula.
Con los primeros rayos de sol del día, el dueño de la compañía aérea, Hubert Jerry Dwyer, despegó en otro avión para tratar de encontrarlo. Lo vio desde las alturas a las 9:35 de la mañana, a unos 9 kilómetros de la pista: la avioneta se había estrellado en un campo de maíz y los cuerpos sin vida estaban dispersos en la nieve.
La investigación determinó que la avioneta había impactado contra el suelo a una velocidad de 273 km/hora en posición de picada. La punta del ala derecha había impactado con el suelo primero, proyectando a la aeronave a través del campo congelado antes de quedar incrustada contra un cerco de alambre.
El día que murió la música: las repercusiones
En Clear Lake, Iowa, tres monumentos recuerdan lo que sucedió: en el Crash Site Memorial, ubicado en un campo de maíz, tres discos de acero inoxidable con los nombres de Buddy Holly, Ritchie Valens y The Big Bopper marcan el lugar exacto donde el avión se estrelló; a la entrada del sendero que lleva al sitio, una escultura de unas enormes gafas de metal rinde homenaje a Buddy Holly; y el Surf Ballroom, el escenario del último concierto, sigue en pie como un sitio histórico con una placa conmemorativa y un festival anual que honra su legado.
Los discos de los tres músicos multiplicaron sus ventas, sobre todo en el caso de los de Buddy Holly. Su último sencillo, "It Doesn’t Matter Anymore", se disparó de inmediato en los rankings y se lo podía escuchar en todas las radios. Meses después, el sello Decca, publicó un álbum de grandes éxitos, que permaneció en las listas de Billboard durante siete años. Por su parte, en Gran Bretaña, la demanda creció de tal manera que la compañía debió reeditarlos una y otra vez.
La música también les rindió homenaje. La primera canción en memoria de los músicos, Three Stars de Eddie Cochran, se grabó apenas un día después de su muerte; y American Pie, de Don McLean, fue la que acunó la famosa frase: "El día que la música murió". En una de sus estrofas dice: “No recuerdo si lloré/ Cuando leí sobre su novia viuda/ Pero algo me tocó profundamente en el interior/ El día en que la música murió”.
Desde esta tragedia, en Estados Unidos se adoptó la política de no revelar nombres de las víctimas hasta después de notificar a sus familiares. Esto se debe, a que María Elena, la viuda de Buddy Holly embarazada de pocas semanas, se enteró por la prensa del fallecimiento de su esposo, ocasionándole un aborto por estrés traumático.
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