23 de octubre 2024 - 15:22

Eleonora Wexler, o la ficción detrás de la ficción

En "Lo que quisimos ser", de Alejandro Agresti (que se estrena mañana), la talentosa actriz interpreta un personaje que juega a ser otro personaje. La acompaña Luis Rubio como coprotagonista.

Eleonora Wexler en la película de Alejandro Agresti Lo que quisimos ser, que se estrena mañana.

Eleonora Wexler en la película de Alejandro Agresti "Lo que quisimos ser", que se estrena mañana.

Eleonora Wexler sintetiza con una sola palabra lo que está viviendo laboralmente: “Agradecida”. No es para menos: en estos días coprotagoniza la miniserie “La mente del poder”, que acaba de estrenarse; la pieza teatral “La mentira”, que seguirá todo el verano en El Picadero, y la nueva película de Alejandro Agresti, “Lo que quisimos ser”, que se estrena mañana. Pronto estará haciendo otra miniserie, para mayo tiene prevista otra obra de teatro, y “Lo que quisimos ser” la tiene enamorada. Dialogamos con ella:

Periodista: ¿Cómo entró usted en esta obra?

Eleonora Wexler: Me contactaron, nos citamos en un café con Agresti, enseguida coincidimos, El Bernasconi, Parque Patricios, fue una charla muy cercana. Entendí lo que él quería, él trabaja mucho con los actores y el guión era hermoso. No sé si es redonda, pero la película me emociona. Desde la primera vez que leí el guión, ya me sentía emocionada. Se trata de una historia sentimental, el juego de dos personas que periódicamente se reúnen a charlar fingiendo que son otros, los que hubieran querido ser. Es una relación donde lo que se dice muy pocas veces coincide con lo que se está sintiendo. Una película de miradas, de mirarse a los ojos, es hermoso. Me preguntaba en qué momento él iba a besarla. Por ahí él amaga, ella se confunde un segundo, una no sabe si van a salirse de sus personajes. Y cada tanto, mínimas pinceladas de lo que está pasando en el país a lo largo del tiempo. Todo con mucha delicadeza.

P.: No suena como el Agresti de “Mecánica popular”, que fue su película anterior, hace nueve años.

E.W.: Está en otra etapa de su vida. Todo ese tiempo lo pasó acompañando el crecimiento de su pequeña hija. De él había visto “El viento se llevó lo qué”, “El acto en cuestión”, “Valentín”, por supuesto, “Buenos Aires viceversa”, “La casa del lago”, con Keanu Reeves y Sandra Bullock, y hace poco “Boda secreta”, con Mirta Busnelli, admirable.

P.: Le falta “El amor es una mujer gorda” y “Un mundo menos peor”. ¿Cómo fue el rodaje?

E.W.: Primero fueron los ensayos por zoom con Luis Rubio. Nunca había trabajado con él, pero sabía de su trayectoria teatral y lo había visto en “El método Tangalanga”, donde era el enfermero cómplice. Enseguida nos asociamos, todavía nos saludamos socio, socia, para mí fue un lindo encuentro con su sensibilidad. En el rodaje Agresti no cambió casi nada del guión, cuanto mucho alguna palabrita, algún momentito. El manejaba una de las cámaras haciendo mucho primer plano, de modo que se pudiera ver la más mínima expresión, eso era muy alentador. Miraba todo, yo sentía su respiración detrás de la cámara. El resultado, no sé lo que tiene pero esta película se te mete.

P.: Y usted ha filmado con muchos directores muy distintos.

E.W.: El primero fue Eddie Calcagno, una hermosa persona, en la comedia “Te amo”, un semillero precioso. Yo tenía 12 años, Georgina Barbarrosa era mi mamá, y la mamá de Valentina Fernández de Rosa era Cristina Banegas, su madre en la vida real. Me gusta hacer cine, pero los horarios de la tele me lo dificultan.

P.: Claro, ¡desde chica haciendo unitarios y telenovelas! Lo que, por suerte, no le impidió participar en rarezas como “Fuego gris” y “Ataúd blanco”.

E.W.: Ahora Pablo César es mi amigo, pero ¡qué loco fue todo en ‘Fuego gris’! La escenografía, la historia, la cercanía de Margotita y Jorge Polaco, ese mundo extraño. Yo era una sirena, Leo Sbaraglia un centauro, la música de Spinetta era preciosa. Muchos años después César me llamó para algo muy distinto, encarnar a Victoria Ocampo en la película “Pensando en él”, sobre la amistad de la escritora con el poeta Rabindranath Tagore. Fue alucinante conocer a Victor Banerjee, un actor enorme, que vino de la India para interpretar al poeta. Ahí nos reencontramos con César, que es un tipo culto, preparado, encantador. He ido a su casa en Córdoba, ahora hice un personaje chiquito en su nueva película, ”Después del final”, todavía sin estrenar. Ahí soy una amiga de la pintora Luz Fernández de Castillo.

P.: ¿Y la de terror?

E.W.: Ay, si, me divierto mucho, “Ataúd blanco” es una road movie sangrienta, y su director Daniel de la Vega un loco lindo, muy talentoso. También hice “Amateur”, un thriller medio particular, y “La casa de Tourneur”, que creo que quedó inconclusa.

P.: Ya que estamos, ¿qué fue de la vida de Marcelo Brigante, el autor de “Líneas de teléfono”.

E.W.: ¡”Líneas de teléfono”, un corto maravilloso! Fue hace tiempo, yo tendría 18 años, pero lo sigo viendo y me sigue emocionando. Pensar que Brigante nunca más volvió a filmar, no sé por qué, ni tampoco sabemos qué fue de su vida.

P.: En cambio usted sigue firme desde los 8 años, cuando debutó en la comedia musical “Annie” integrando un elenco enorme.

E.W.: Bueno, hacia los 15 tuve como una crisis, no estaba segura de seguir una carrera de actriz. Pero justo en ese momento me pidieron hacer un reemplazo en la comedia “Alta sociedad” en el Metropolitan. No el Metro 1 o 2 como es ahora, entonces eso no existía, era la sala inmensa, enorme. Salí al toro, como se dice, pisé el escenario, sentí al público, y se me fueron todas las dudas. Esta era mi vida.

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