18 de junio 2024 - 15:18

Esther Cross: tras las huellas de la creadora de "Frankenstein"

Diálogo con la narradora y ensayista que publicó, una década atrás, la apasionante biografía de Mary Shelley (que influyó en nuestra literatura gótica). Su libro acaba de reeditarse

Esther Cross, autora de “La mujer que escribió Frankenstein”, que se reedita tras una década.

Esther Cross, autora de "“La mujer que escribió Frankenstein”, que se reedita tras una década.

Mary Shelley a los 18 años escribió una obra maestra y luego, a los 25, ya viuda, para sobrevivir se convirtió en escritora profesional como lo descubre Esther Cross en “La mujer que escribió Frankenstein” (2013) que ahora, más de una década después, reeditó Minúscula.

Dialogamos con Cross, novelista, ensayista y traductora.

Periodista: ¿Su libro sobre Mary Shelley fue un estímulo para nuevas autoras dedicadas a la literatura gótica?

Esther Cross: Muchas mujeres en las últimas décadas han elegido el gótico para contar historias. Mariana Enríquez es un indiscutible ejemplo. La española Layla Martínez, con su novela de terror “Carcoma”, le dio al género un vuelco muy personal. Está la ecuatoriana María Fernanda Ampuero con sus cuentos de “Sacrificios humanos” y su idea de que para hacer gótico solo se necesita aumentar la realidad. Y, claro, la argentina Agustina Bazterrica con “Cadáver exquisito”. Hoy son muchísimas. Es difícil armar una lista porque siempre quedan muchas fuera. El terror, y sobre todo el género gótico, estalló.

P.: ¿Qué distingue al argentino?

E. C.: Flavia Pittell categorizó el nuestro como “gótico del fin del mundo”, donde junto a Mariana Enríquez y Samanta Schweblin con Betina González y Selva Almada. La elección del género gótico tiene que ver con el silencio, el terror y el encierro al que estuvieron sometidas las mujeres durante mucho tiempo. Y en ese sentido Mary Shelley es un modelo estimulante. Hija de la precursora del feminismo Mary Wollstonecraft, Mary Shelley supo captar lo que pasaba en su tiempo y poner en palabras el miedo de su época ante los avances de la ciencia, incertidumbres y temores que no estaba pudiendo mostrar la literatura oficial.

P.: ¿Lo gótico va más allá de la literatura con “La búsqueda sobrenatural”?

E.C.: Ese libro que escribimos con Betina González, que trata de historias reales de apariciones, literatura y ocultismo, surgió de nuestras afinidades literarias por escritores de fines del siglo XIX y comienzos del XX., que se habían adentrado en lo sobrenatural usando la literatura como herramienta. Buscaban una explicación que no fuera la que daba la ciencia. Creían que podía haber una forma de vida que no fuera la puramente positivista o capitalista. Trataban de llegar a “el último límite”, la muerte, y explorar “el gran misterio” a través de la literatura. Eso tiene que ver con tiempos oscuros. Con la Primera Guerra Mundial. Y ha vuelto ahora. No es casual que nosotras hayamos trabajado nuestro libro durante la pandemia.

P.: ¿Convirtieron a escritores y científicos en personajes de novelas góticas?

E.C.: Buscamos los aspectos poco o nada conocidos, los que no aparecen en sus biografías, y que resultan en más de algún aspecto reveladores. Betina que investigó mucho a Oscar Wilde descubrió que necesitaba que le leyeran las manos para tomar decisiones. Esos factores que habitualmente no se consideran importantes como los sueños o las coincidencias que parecieran señalar un destino, no aparecen en las biografías tradicionales y hacen que alguien real parezca de una novela gótica.

P.: ¿Mary Shelly que a los 18 años escribió una obra hoy clásica luego se volvió una escritora por encargo?

E.C.: Es impresionante. Cuando investigamos para nuestro libro la vida del pintor Dante Gabriel Rossetti, hallamos en las cartas de su familia que Mary Shelley, ya una señora grande, les pedía datos de un poeta o un músico que ellos habían conocido porque estaba escribiendo una biografía para la Enciclopedia Lardner. Los Rossetti se asombraron, Mary era una leyenda, la viuda de un gran poeta. Una mujer famosa estaba trabajando para sobrevivir, ya entonces era una escritora profesional.

P.: También fue pionera en ciencia ficción

E.C.: Se había casado a los diecisiete con Percy Bysshe Shelley, que murió cuando ella tenía veinticinco. La muerte del poeta y de la que fue su primera esposa hizo que hablaran mal de Mary. Le gustaba tener amigos, pero vivía apartada, dedicada a escribir. Sus trabajos de encargo no la alejan de la imaginación. Entre otras obras escribe “El último hombre” una distopía en el siglo XXI, ahora, y que parece profética.

P.: ¿La mujer que escribió Frankenstein” es una biografía, un ensayo o una novela de no ficción?

E.C.: Es tal la abundancia de material que hay sobre Mary Shelley, su vida tan intensa, el entramado de vida y obra, la cantidad de diarios y textos que dejó, que me resultaba inabarcable. Busqué hacer un perfil sesgado, breve que por momentos fuera un relato de no ficción.

P.: Es curioso que, dada su demostrada admiración a Mary Shelley, en su obra narrativa no aparezca lo gótico.

E.C.: Es cierto. Hay un caso en donde eso está presente y que se liga con mi libro sobre Mary Shelley. Estaba escribiendo “Ridiana” una novela sobre un inventor que hace una robot, donde hay trasplantes, cirugías, disección de cadáveres. Por ese tiempo había escrito algunas notas periodísticas sobre unos talleres de disección de cadáver que se habían puesto de moda en Nueva York. Cuando se escribe después uno se da cuenta que hacía tiempo que eso le venía rondando. Un día Juan Forn me dijo: hace mucho que vos a “Radiana” la tenías en la cabeza. Y, sí, hace unos veinte años escribí un cuento de dos hermanas que se pelean por un muñeco, lo rompen y crean un monstruo. Empezar a escribir “Radiana” me llevó a volver a leer un “Frankenstein” que empezaba con una biografía de Mary Shelley donde se contaba cómo, tras la inesperada muerte de su marido, se había quedado con su corazón, luego que un amigo lo había arrancado de la cremación del poeta para entregárselo a ella, que lo atesoró por siempre. A partir de ese momento novelesco, gótico, comencé a investigar.

P.: ¿En qué está trabajando ahora?

E.C.: Cuentos, pero muy lentamente. dedicada a las traducciones. Lo último que salió publicado es “La soldado” de la israelí Paulina Tuchshneider.

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