10 de diciembre 2024 - 13:43

García Robayo: "la clase media se encierra en sus metros cuadrados"

Diálogo con la narradora y periodista colombiana, residente desde hace muchos años en nuestro país, sobre "El afuera", su nuevo libro, que mezcla ensayo, ficción y testimonios personales.

Margarita García Robayo, autora del libro recientemente publicado El afuera

Margarita García Robayo, autora del libro recientemente publicado "El afuera"

Registrar la tendencia al aislamiento social y sus diversas razones, llevó a la consagrada narradora Margarita García Robayo a unir ensayo, ficción, testimonio personal, en “El afuera” (Anagrama). La escritora, periodista y abogada colombiana, residente en Buenos Aires, tiene una amplia y premiada obra con cuentos, novelas y ensayos. Dialogamos con ella.

Periodista: ¿Buscó reflexionar sobre la clase media?

Margarita García Robayo: Me lo han dicho, y siento culpa al hablar de la clase a la que pertenezco, y en la que advierto una tendencia a encerrarse en su mundo privado, en sus metros cuadrados, en construirse un mundo de espaldas al afuera. La pandemia fue una caricatura de ese síntoma. No gratuitamente, porque antes hubo un abandono del Estado del afuera, del espacio público, de ese espacio común que es el de todos, ese que nadie supuestamente puede poseer. Lidiar cada vez menos con el entorno que les tocó en suerte es algo que he constatado que ocurre en la Argentina, llevo veinte años viviendo aquí, y he vivido en otras capitales de América Latina a las que este síntoma podría extenderse.

P.: ¿Qué diferencias encontró en las distintas clases medias de América Latina?

M.G.R.: “El afuera” trata, más que de una geografía física, de una geografía humana, de gente situada en un determinado estrato social. Es en las capitales latinoamericanas donde se concentran los vicios de desigualdad por una geografía social común. La diferencia entre una y otra clase media es por el ancho, qué tan raquítica o que tan gorda es, según la ciudad en que se esté. Siempre sentí que la Argentina tenía un colchón de clase media mucho más mullido y amplio que el de cualquier otra ciudad latinoamericana. Lo sigo pensando a pesar de todas las cosas que amenazan a esa clase media.

P.: ¿Hay un rasgo diferencial distintivo?

M.G.R.: Buenos Aires es una ciudad que todo el tiempo está adoleciendo de un pasado glorioso. Se lamentan de eso. En otros lados no pasa, eligen compararse con otras geografías: “sí Cartagena fuera como Miami”, “sí Lima fuera un poco Nueva York”. Se comparan incluso con Buenos Aires, que fue una ciudad de referencia para otras capitales latinoamericanas. Y Buenos Aires… se compara consigo misma en el pasado, síntoma de una clase media frustrada y en decadencia. Hay un discurso instalado de un declive que viene de años atrás.

P.: ¿Eligió a la familia como referente y universo narrativo de su obra?

M.G.R.: Es algo recurrente en casi todos mis libros. Es un elenco, una composición de personajes que me permite filtrar un montón de otros vicios de la sociedad. En la familia se encarnan roles y se asumen reglas que son espejo de lo que la sociedad nos ha inoculado culturalmente desde que nacemos. Trabajo con el elenco de la familia para mostrar síntomas que en fondo obedecen a una misma epidemia. En “El afuera” se debaten muchas de las cosas que tienen que ver con la sensación de molestia, e incomodidad, de habitar un espacio profundamente desigual.

P.: ¿Por eso en su libro mezcla ensayo, crónica, chats, autoficción y testimonio de su maternidad?

M.G.R.: Si se cambian las condiciones de producción eso permea el resultado de lo que se produce. No es lo mismo tener tiempo, que solo poder gotear apuntes, como me ocurrió durante la etapa de nacimiento de mis hijos. Encontrar estos apuntes fue la base de este libro. Me siento cómoda transitando estos espacios que no están definidos como género, es ensayo, pero tiene mecanismos de ficción. Es la digresión sobre el espacio público, la seguridad o las relaciones, que se vuelve a encauzar como ocurre cuando un texto está vivo. Es una colcha a partir de retazos de un manuscrito encontrado.

P.: ¿Eligio concentrar momentos reveladores como el de un grupo de madres discutiendo si vacunar o no a sus hijos durante la pandemia?

M.G.R.: Es una conversación que muestra diversas posturas sobre la inmunidad, pero que lleva a pensar sobre otros temas. Hay algo revelador cuando, en medio de una discusión, una madre médica dice que “la inmunidad social se construye cuando una minoría se moviliza a favor de la mayoría”. Muchos no necesitamos la mayor parte de las vacunas, pero si no las ponemos estamos poniendo en peligro a aquellos que son vulnerables. Si se quiere vivir en sociedad se tienen que resignar individualismos. Ese hecho me llevó a hablar de una sociedad que carece de empatías, donde la gente abraza su propia ideología, su hogar, su familia. Una clase mezquina a la que lo único que le importa es el metro cuadrado de su familia. Esa charla es una buena metáfora de la falta de solidaridad y empatía que actualmente veo cada vez más cristalizada en la clase media.

P.: ¿Muestra el encierro individualista?

G.R.M.: Cuando digo mezquindad me refiero a eso. Cuestiono mucho a la clase media, que al final es la que nos sacó adelante. Creo que lo que ocurre es que en el fondo nos hemos resignado: si el Estado no nos cuida, si el Estado nos abandona, yo por qué me tengo que preocupar. Cuando presenté “El afuera” en países de Europa vi que este mismo tema del encierro se puede transpolar al de la migración. Gente que no quieren que le invadan un territorio que considera propio. La necesidad de amurallarse para que no le saquen lo que costó tanto construir. Es muy extrema la posición de considerar que siempre lo que viene de afuera atenta contra el bienestar propio, y es algo muy característico de este momento. Y esto también procede de un abandono anacrónico de quienes se supone que están a cargo de velar por el espacio público, algo que en muchas ciudades se ha abandonado.

P.: ¿En qué está trabajando ahora?

M.G.R.: Buena parte de las cosas que escribo tienen que ver con material real, con material vivo, que terminan formando parte de una ficción que tiendo a llamar novela, eso es lo que estoy escribiendo.

Dejá tu comentario

Te puede interesar