Leonardo Dicaprio pudo haber sido el Spiderman de los '90 y Arnol Schwarzenneger su villano: el insólito giro de la película

El cine casi tuvo una de las películas de superhéroes más impactantes de los ‘90, pero problemas legales y creativos dejaron el proyecto en el olvido.

Las películas de superhéroes pudieron haber cambiado para siempre en los '90 con un Spider-Man protagonizado por DiCaprio y Schwarzenegger como su temible villano.

Las películas de superhéroes evolucionaron hasta convertirse en fenómenos globales, con producciones multimillonarias y elencos estelares. Sin embargo, en los años 90, el cine de héroes enmascarados aún buscaba consolidarse en la industria. En ese contexto, James Cameron planeó una ambiciosa película de Spider-Man que habría cambiado el rumbo del género.

Este proyecto prometía una versión oscura y realista del Hombre Araña, con un guion que rompía los esquemas tradicionales de la época. Aunque la película nunca llegó a realizarse, la idea de ver a Leonardo DiCaprio como Peter Parker y a Arnold Schwarzenegger como el temible Doctor Octopus sigue fascinando a los fanáticos del cine de superhéroes.

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En la visión de James Cameron, Spider-Man debía alejarse del tono juvenil y ligero de las historietas para adentrarse en un enfoque más serio. Para encarnar al héroe, el director tenía en mente a Leonardo DiCaprio, quien por entonces ya destacaba en Hollywood y parecía el candidato ideal para dar vida a Peter Parker.

El villano principal habría sido el icónico Doctor Octopus, un papel que Cameron reservó para Arnold Schwarzenegger. Conocido por sus papeles en Terminator y Depredador, el actor habría aportado una presencia imponente al enemigo de Spider-Man, transformando la historia en una batalla épica entre dos titanes del cine.

El elenco también contemplaba a Kevin Spacey como Norman Osborn (Duende Verde), Nikki Cox como Mary Jane Watson y Michael Douglas como J. Jonah Jameson. Además, se planeaba la inclusión de otros villanos como Sandman y Electro, aunque con nombres y orígenes modificados para encajar en la trama de Cameron.

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El gran obstáculo para que esta versión de Spider-Man viera la luz fueron los conflictos legales en torno a los derechos del personaje. En 1990, Carolco Pictures adquirió los derechos cinematográficos del superhéroe, pero la falta de financiación y la bancarrota del estudio en los años siguientes dejaron el proyecto en el limbo.

Mientras la disputa legal se extendía, diversos estudios, incluyendo MGM y Marvel, reclamaban la propiedad del personaje. La incertidumbre llevó a que Cameron se alejara del proyecto, optando por desarrollar otras ideas que lo llevarían a dirigir Titanic y más tarde Avatar.

Finalmente, tras años de litigios, Sony obtuvo los derechos de Spider-Man y encargó una nueva versión, que terminó en manos de Sam Raimi. Así nació la trilogía protagonizada por Tobey Maguire, dejando en el olvido la versión que pudo haber revolucionado el cine de superhéroes en los años 90.