13 de diciembre 2019 - 00:01

Charly García, en su mejor nivel, encandiló al Luna

Después de una fogosa primera parte de una hora, el artista se tomó un "entretiempo" de casi 50 minutos.

charly garcía en el luna. Arrancó con cuatro temas arrasadores: “No llores por mí, Argentina”, “Yendo de la cama al living”, “The city that never sleeps” y “Cerca de la revolucion”.

charly garcía en el luna. Arrancó con cuatro temas arrasadores: “No llores por mí, Argentina”, “Yendo de la cama al living”, “The city that never sleeps” y “Cerca de la revolucion”.

Cuando hasta las ubicaciones mas alejadas de las dos tribunas populares están llenas hasta el último asiento, el Luna Park tiene una presencia impresionante, y esto es lo que se vio anteanoche en el último concierto del año de Charly García. Continuando con el tour “La torre de Tesla”, un fenómeno único, una gira cuyas fechas sólo se anuncian de un día para el otro, con entradas invariablemente agotadas en cuestión de minutos, esta última fecha del año mostró al García auténticamente rocker que a veces muchos extrañan. Un García que arrancó con cuatro temas arrasadores, “No llores por mí, Argentina”, “Yendo de la cama al living”, “The city that never sleeps” y “Cerca de la revolución”, en versiones impresionantes, con su voz al mejor nivel, y se levantó de esa especie de trono tecnológico que lo tenía atrapado hace tiempo para mostrarse de pie, sacándole chispas a su guitarra y luego hasta citó a “su amigo” Keith Richards cuando sorprendió con sonidos de “slide” guitar blusero.

Justamente, tal vez el momento donde los múltiples talentos del artista se potenciaron entre sí fue en esta impresionante “Cerca de la revolución”, con contrapuntos entre su viola y la de un músico esencial de su banda, el guitarrista Kiuge Hayashida. Charly García es un cinéfilo de ley, y no por nada la torre de Tesla tiene cierto parecido con la antena y logo de la RKO Pictures, el estudio que produjo “Citizen Kane” y, precisamente, “King Kong”, una de las canciones que sonó más adelante en la noche. Pero las imágenes que acompañaban “Cerca de la revolución” fueron el punto máximo de la cinefilia de Charly, nada menos que el disminuido “Increible hombre menguante” (“The incredible shrinking man”), el film de culto de Jack Arnold, mientras el prócer del rock argentino canta “me siento solo y confundido a la vez”.

Pero, claro, buena parte de la emoción de volver a ver a este García bien “Say no More” es la imprevisilidad rockera, la excentricidad caprichosa y genial de los auténticos íconos del rock ‘n roll. Lo que generó lo que podríamos llamar “el intervalo más glorioso de la historia del rock nacional”: luego de una hora de tremenda contundencia musical, sin paz ni pausa, García y su banda se fueron del escenario, por un ratito, digamos. Unos 50 minutos de suspenso hitchcockiano -no por nada en un momento el público vio la legendaria escena de la ducha de “Psicosis”- y nadie entendía bien qué pasaba, ni qué podria pasar. Mientras se agotaba todo el stock de cerveza en los puestos del Luna Park, algunos optaban por refugiarse en la política, con cantitos “Alberto presidente” y hasta la marcha peronista (debe haber sido la primera vez que se canta en un show de García). Afuera diluviaba, la tensión crecía, y también la increíble tolerancia de los fans que, en un punto, realmente disfrutan con los caprichos de su divo favorito. Y, claro, de golpe el ídolo reapareció y preguntó “¿Todavía están ahí?”. Entonces brillaron como nunca sus teclados, recordándonos ese virtuosismo que nunca deja de asombrar. Fueron unos pocos minutos de “Desarma y sangra”, Breve, inteso, antológico.

=Charly Garcia. “La Torre de Tesla”, Luna Park, 11 de diciembre.

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