11 de febrero 2025 - 14:32

Para leer en vacaciones: novelas de dos premios Nobel

"La vegetariana", de la última ganadora en Suecia, la surcoreana Hang Kang, es una historial colosal y abrumadora. En "Memory Lane", Patrick Modiano recupera la tradición del libro ilustrado de alta calidad.

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Ahora ya se sabe que “La vegetariana” no es la historia de una mujer que adopta ese régimen de comidas que es “una actitud y un estilo de vida”, sino de una que desea volverse un vegetal. Eso no es algo planeado, es algo que avanza en ella a partir de decisiones suyas que provocan en los que la rodean enfrentamientos e imposiciones cada vez más violentas.

Yeong-hye es una ama de casa de Seúl que trabaja en transcribir diálogos en los globos de los comics. Su marido, Chong, está conforme porque es una mujer común que no se destaca en nada. Chong, empleado destacado, posee la arrogancia de un palurdo. El sometimiento de su esposa le permite superar su oculto complejo de inferioridad. Lo único que le molesta es que no use corpiño. Una noche se despierta y ella no está en la cama. La encuentra tirando carne de la heladera a la basura. Le explica: “he tenido un sueño”. Un sueño gore (y de tradición oriental de lo sobrenatural). Se vio atrapada en un matadero, bañada en sangre. A partir de ahí decide no volver a comer carne. Eso provoca choques. Chong pide ayuda a la familia de Yeong-hye. La violencia estalla hasta la ferocidad, y ella termina encerrada en un psiquiátrico. Es la primera parte del tríptico compuesto por “La vegetariana”, “La mancha mongólica” y “Los árboles en llamas”.

En la segunda parte, el cuñado de Yeong-hye, un video artista fracasado, encuentra inspiración en un espectáculo orgiástico de danza, que lo impulsa a hacer un video donde flores y plantas se unen sexualmente a través de un hombre y una mujer. Cuando se entera de que su cuñada tiene una marca de nacimiento en forma de pétalo resuelve que Yeong-hye tiene que ser la protagonista. Ella accede. Le encanta ser una planta. Todo termina en una lujuriosa catástrofe, y la reinternación de ella.

En la etapa final, Inhye, hermana mayor de Yeong- hye, divorciada del videoartista, la visita en el Psiquiátrico. El deterioro de Yeong es alarmante, se niega a comer, se siente feliz de estar dejando de ser un animal, le gustaría ser un árbol y vivir de la lluvia y el sol.

En esta novela colosal y abrumadora, el estilo se va transformando, pasa de la apatía y la violencia, a la sexualidad afiebrada, al deslumbramiento final de una poética melancolía.

La surcoreana Hang Kang publicó en 2007 “La vegetariana” que fue inmediato best seller en su país. En 2012 sale en la Argentina en la editorial Bajo la Luna. En 2016 ganó el Premio Man Booker Internacional. Ya difundida en Occidente el resto de su obra, en 2024 Hang Kang gana el Premio Nobel. Lleva publicados 15 libros, con poemas, cuentos, novelas y ensayos.

La mayoría de las interpretaciones de “La vegetariana” suelen descartar lo político y lo social, y marcar la lucha por la independencia y la identidad personal en una sociedad ultracapitalista marcada por el aislamiento y la alienación. En libros más recientes –“Actos humanos”, “La clase de griego”, “Blanco”- lo político cobra mayor presencia.

Hang Kang “La vegetariana” (Bs.As, Random House, 2024, 167 págs).

Modiano

“¿Qué química misteriosa hace que se forme un grupito: lo mismo se dispersa muy rápido que permanece homogéneo durante años?”, cavila el narrador de “Memory Lane”. Esa pregunta lleva a que Mondiano, “el Proust de nuestro tiempo”, salga a la búsqueda de la juventud perdida. Su premisa es el verso de René Char “Vivir es obstinarse en consumar un recuerdo”.

Lograrlo a través de incontables relatos, novelas, obras teatrales y guiones, hizo que Modiano conquistara en 2014 el Premio Nobel “por el arte de la memoria con el que evoca los destinos humanos más esquivos”. Por ejemplo, iluminando en sus primeros libros el oscuro mundo de la Ocupación Nazi de Francia. Libros que no se basaban en sus recuerdos (tenía entonces apenas ocho años) pero hizo propios los recuerdos de otros, y de la autoficción una de sus características.

En “Memory Lane” un veinteañero empleado de una editorial musical, conoce en la empresa a un cazador de talentos, organizador de giras y autor de un musical, que un día lo invita a dar una vuelta, a recobrar los goces del flaneur. La naciente amistad lleva a que lo invite a conocer un grupo de gente interesante. Inesperadamente cae en medio de un conjunto de gente elegante, sofisticada, bohemia, ociosa, donde lo habitual son los viajes, las estadías en estancias y en residencias en la Costa Azul, desfiles de moda, conciertos, partidas de bridge o póker.

Paul Coutour -abogado, financista, comerciante de caballos, que desatiende sus problemas económicos-, y su mujer Maddy, ex modelo, son el centro donde todos convergen, para luego, en reciprocidad, llevarlos a sus propiedades, nuevos festejos, reposo y desidia. En los retratos de esos personajes Modiano va insinuando lo que se calla, lo que las buenas costumbres hacen que se oculte, la figuración de unos, el soberbio desparpajo de otros. Doug, un estadounidense, de Kentucky, que no termina de ser de ese ambiente, cada tanto entona “Memory Lane”, una canción de su pueblo, y otros lo siguen cantando de un grupo de caballos que van por la avenida del recuerdo, por la que no volverán, pero en la que dejan marcadas sus huellas.

Para este libro Modiano se asoció con su amigo, el pintor e ilustrador Pierre Le-Tan, logrando una obra que recupera el cuento ilustrado de alta calidad, a la vez que entrega el álbum de una clase alta en decadencia, en el marco de un bello libro objeto.

Patrick Modiano- Pierre Le-Tan “Memory Lane” (Bs.As., Anagrama, 2025, 85 págs.)

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