16 de octubre 2024 - 15:51

Sólido policial sobre un hombre común que se sueña asesino

Diálogo con Oscar "Tato" Tabernise, guionista de larga trayectoria en la televisión, que vuelve a revelarse como novelista con "Sueña o muere", un "Dr. Jekyll y Mr. Hyde" a la argentina

Oscar Tato Tabernise, guionista y autor de la flamante novela Sueña o muere.

Oscar "Tato" Tabernise, guionista y autor de la flamante novela "Sueña o muere".

Mientras duerme, un bancario pasa a habitar la vida real de un criminal en “Sueña o muere” (Revolver) novela donde Tato Tabernise, a partir del realismo sucio, suma intensidades de otros géneros. Oscar Tato Tabernise, destacado guionista de cine y TV, sorprendió desde su primer policial, “El muertito”. Dialogamos con él:

Periodista: ¿Cómo surge la historia de un empleado bancario que en sueños se vuelve un asesino que comete un crimen en Puerto Madero?

Tato Tabernise: “Sueña o muere” empieza con un tipo que realiza un sangriento asesinato y de pronto se da cuenta de que no es él, que está dentro de otro cuerpo. Ese fue el punto de partida: un asesino y el hombre que en sueños lo habita. El crimen para Beltrán, el asesino, es a lo que él se dedica. El otro, Fabián, es lo contrario, un empleado bancario, poco agraciado, de vida chata, gris. Quise saber qué le pasaba a alguien al verse metido en el cuerpo de otro, cuál era su recorrido, hasta dónde llegaba. Tenía todo para ser una novela pulp.

P.: ¿Por qué sumó a eso el porno, el trash y el gore?

T.T.: Siempre me interesa mucho el entramado de la historia, y la historia me fue llevando por esos tonos. Además, los personajes centrales son dos mundos. La violencia sin límites, lo negro, la droga, la pornografía, del lado del asesino. Lo prolijo, el deseo de ascenso, lo romántico, lograr una pareja, del lado del empleado. “Sueña o muere” empieza: mientras sonaba la Novena Sinfonía le clavé la sevillana sacándole las tripas. Un capítulo termina con Fabián diciendo: y con Sheila nos abrazamos en cucharita, y el siguiente comienza, ya dentro del delincuente, penetraba a la Cicciolina. La violencia está desde el principio, también lo erótico. La historia me llevó por esos géneros del “realismo sucio” hasta que alcanzan la confluencia. No me motiva el género sino decir algo distinto a lo que ya se ha dicho, y casi todo escrito.

P.: ¿Qué lo hizo citar películas cada tanto?

T.T.: Es la libertad que otorgan los sueños. En los sueños se mezclan cosas que se vivieron, se vieron o se leyeron. Así fueron apareciendo en los sueños en que Fabián entra el cuerpo de un extraño, vive desde el asesino, se ve cometiendo violaciones y crímenes. Entra a un bar donde está Discépolo en una escena de “El hincha” y en la mesa de al lado se desarrolla la acción. Demi Moore se contornea en el caño de “Striptease” y en realidad es La Débora, que se hace llamar Sheila. Tuve que googlear páginas porno que desconocía para dar una escena especial en una ducha. También hay varias citas al cine gore, de terror.

P.: Géneros valorados gracias a John Fante y a Bukowsky. Aunque su relación es con Stevenson.

T.T.: Absolutamente, los personajes centrales tienen que ver con “Dr. Jekyll y Mr. Hyde”. La ironía, dos cosas que atraen son el policial y el humor, está en que homenajeo a Stevenson con “Dr. Jekyll y su hermana Hyde”, película inglesa de Roy Ward Baker, de 1971, donde Jekyll al volverse Hyde se traviste en una maléfica mujer.

P.: ¿Fue un homenaje inevitable la aparición de Borges en su novela?

T.T.: Fue otra de las conexiones que surgieron al desplegar la historia. Tiene que ver con hacer citas de series o películas. Hay una serie muy famosa, “El marginal”, que se desarrolla en una cárcel y uno de los personajes se llama Borges, le da órdenes a un grupo de presos, en especial a un enano. Ahora eso está en la novela. Dualidad que destacó el ilustrador de la novela, Juan Bezzati. Bueno, Borges decía que los sueños son el más antiguo género literario.

P.: ¿Cita al cine argentino como antecedente de la novela negra, pulp, porno soft, gore, trash?

T.T.: La parte de la cárcel me llevó a homenajes a “Atrapadas” de Aníbal Di Salvo, a las de Emilio Vieyra, a las de Isabel Sarli.

P.: ¿Qué lo llevó a pasar de libretos y guiones de TV y cine a la novela policial?

T.T.: Para todo escritor la tentación de la novela es un impulso difícil, sino imposible, de ignorar. En mi caso lo primero que apareció como narración fue el teatro. Mi amigo Enrique Morales, con quien escribí “Tócala de nuevo, Cacho”, comedia que juega con el policial, me invitó a un curso de teatro con Alberto Irizar. Ahí empezó todo. Después vino el trabajo en la tele. Diez años como asistente de dirección y luego llegué a dirigir. Con Enrique le escribimos un programa a Moria Casan. Luego escribí “Poliladrón”, “El signo”, “Poné a Francella”, entre otros. Fueron proyectos industriales, acá y afuera. Llegó un momento, después de haber logrado un cierto lugar, en que me empezó a molestar el negocio de la tele, el manoseo, el adueñarse de ideas de uno, yo venía de cuando la tele le daba oportunidad al proyecto de autor. Me dije voy a dejar de escribir profesionalmente, voy a escribir para mí, y empecé con relatos policiales.

P.: ¿Pudo escapar a lo profesional?

T.T.: No, “El muertito”, primera novela, se convirtió en guión y en la película “Aguas Dos Porcos”.

P.: ¿Qué sintió con el Caso Loan, que tiene algunas relaciones con “El muertito”?

T.T.: No era la primera vez que en el norte del país secuestraban a un chico. Si hechos así se perpetúan es porque se cruzan intereses políticos, judiciales, económicos, policiales, bandas bancadas por gente muy poderosa. Me sorprendió la continuidad de la noticia, estaba esperando cuando se iba a silenciar. Las relaciones con “El muertito” son cosas que aparecen escribiendo y cuando surgen en la realidad son más potentes, muy superiores a lo que pudiste escribir, lamentablemente. Ojalá ese tipo de cosas no ocurrieran.

P.: ¿Qué está escribiendo ahora?

T.T.: “Virus”, trata sobre porqué surgió la pandemia, a partir de un tipo que por mandar un memo se ve metido en un quilombo internacional, una novela de espionaje "a la argentina".

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