Un Bambi real, sin los golpes bajos del clásico de Disney

La hermosa versión de Michel Fessler carece de truculencias, como la muerte de la madre, pero por algunas escenas fuertes, y su tono general, no es aconsejable para los más pequeños.

El nuevo Bambi es ahora un ciervo real en la versión francesa.

Una nueva versión de “Bambi” aparece en cartelera. No es un dibujo, sino un film de preciosa fotografía con animales reales: una docena de ciervos, un cuervo amaestrado, un conejo y, a modo de cameo, una ardilla jugando con el conejo, pájaros de todos los colores, mapaches, ratoncitos, ranas, un búho, un asno, perros, una familia de jabalíes, en fin, de un caracol para arriba todos los bichos que la cámara pudo encontrar. No hablan entre ellos, solo nos habla, contadas veces, una comentarista en off, y la banda sonora queda para una música de orquesta bastante acertada, los ruidos del bosque y los bramidos del rey del bosque.

Atención, no es un film para niños inquietos, más bien está dedicado a las almas contemplativas y amantes de la naturaleza. Lo que se cuenta, de modo calmo, es la vida de un ciervo de cola blanca, desde que acaba de nacer e intenta pararse en sus frágiles patitas, hasta que, cuatro años más tarde, ya es un animal hecho y derecho y se ocupa de su propio hijo. Es una vida bastante plácida, que en esta versión no incluye ningún grave incendio ni una pérdida traumática de la madre. Lo único que aparece, y está visto desde lejos, es una pelea de machos por los favores de una hembra, con breve comentario de la narradora diciendo que así tendrá que luchar el ciervito cuando sea grande. Pero al final tiene su pareja sin pelea alguna, solo con la ayuda del cuervo que oficia de Cupido, una de las dos únicas escenas que suenan a cuento (la otra es cuando el rey libera al conejo enganchado en una trampa).

Director, Michel Fessler, libretista de varias películas atendibles y coautor de “La marcha de los pinguinos”, imponente joya documental sobre pingüinos emperadores filmada en la Antártida hace ya unos veinte años. Lo ayudan en esta ocasión el director de fotografía Daniel Meyer, experto en documentales de renos de Laponia, lobos de Rumania, zorros del Polo Norte y gatos de casa y monte, y Lawrence Buchmann, coguionista, editor, partícipe en varias de las antedichas producciones y en otras sobre las ocultas bellezas naturales de Francia y Canadá, amén de una de carreras de perros de trineo en Alaska que no viene al caso pero es muy entretenida.

Detalle al margen: se le ha puesto “Bambi” porque sigue los lineamientos básicos de la novela de Félix Salten en que se inspiró oportunamente Walt Disney. Pero caben aquí algunas aclaraciones: Salten relató la vida de un corzo, y con su permiso Disney lo convirtió en ciervo de cola blanca porque es mucho más bonito. En esto, Fessler siguió a Disney. ¿Por qué iba a desaprovechar esa mejora? Tampoco ninguno de los cineastas avanzó en las partes más fuertes de la novela original, que es bastante dura y compleja. Digamos de paso que el austríaco Salten, nacido en Hungría como Siegmund Salzmann, periodista, escritor, Ciudadano Honorario de Viena en 1931, prohibido en 1936 (no por “Bambi” sino por judío), exiliado en Suiza desde 1939, muerto a fines de 1945 con la satisfacción de haber visto la caída del nazismo y tener unos buenos dinerillos gracias al éxito mundial del dibujo, no era solo autor de libros infantiles.

Cierto que escribió para niños sobre ciervos, ardillas, liebres, caballos y gatos, y “El perro de Florencia”, que Disney llevó dos veces al cine, pero también escribió para grandes unos libros que debían estar fuera del alcance de los niños. El más famoso, “Josefine Mutzenbacher”, 1906, relato de una joven trotacalles (hoy se dice trabajadora sexual) que logra casarse con un aristócrata inglés y asusta a los puritanos contándoles con lujo de detalle sus variadas experiencias en camas y callejones. En Alemania y otros países este libro fue llevado nueve veces al cine.

“Bambi: una aventura en el bosque” (Bambi: l’histoire d’une vie dans les bois, Francia, 2024); Dir.: Michel Fessler.