2 de enero 2025 - 14:57

Un "Nosferatu" más explícito en sangre y escenas de sexo

El clásico de Murnau (1923), que ya había tenido una remake de Werner Herzog en 1979, renace en esta exquisita versión de Eggers que, sin embargo, padece de diálogos por acertados y efectismos innecesarios

Lily-Rose Depp es la nueva víctima del vampiro en la Nosferatu de Robert Eggers.

Lily-Rose Depp es la nueva víctima del vampiro en la "Nosferatu" de Robert Eggers.

Primero fue “Nosferatu, una sinfonía del horror”, allá por 1922, un film expresionista del exquisito Wilhelm Murnau inspirado en la novela de Bram Stoker “Drácula”. Plagio, denunció la viuda del escritor. Había mucho parecido, pero también grandes diferencias. La principal, en vez del profesor cazavampiros con una estaca en la mano había una mujer dispuesta a sacrificarse reteniendo al monstruo hasta que la luz del sol pudiera hacer lo suyo. Estremece todavía el momento en que la sombra del ser maligno alcanza el pecho de la joven. Solo la sombra de la mano con sus largas uñas sobre el blanco camisón de la joven casada, dulce enamorada de su esposo. Eso es todo, y es suficiente.

En 1979 Werner Herzog contó casi la misma historia. Su obra, melancólica e hipnótica, “Nosferatu, fantasma de la noche”, tenía un remate amargo. Había muerto el maligno, pero el mal seguía vivo, trasladado a otra persona. Este año, después de tanto tiempo, surgieron dos nuevas versiones: “Nosferatu. A Symphony of Horror”, de David Lee Fisher, fiel remake del film original, lanzada en octubre por Apple TV, y el “Nosferatu” de Robert Eggers que acaba de estrenarse entre nosotros, con gran expectativa de los amantes del cine de terror.

Eggers, autor de “La bruja” y “El faro”, es otro exquisito. Su film es visualmente notable, cada imagen parece un cuadro (y algunas remiten a cuadros de Vermeer y de Friedrich) y la puesta en escena, detallista, meticulosa, resulta admirable. Ese refinamiento envuelve el horror, y ese horror se hace visible, más que nunca. Acá hay sangre y también sexo. La atracción entre la joven y el monstruo es manifiesta. Curiosamente, ese sujeto no es tan feo, no muestra fácilmente los colmillos. Hay otra mirada en todo esto. Lástima que ciertas actuaciones, ciertos diálogos, el tono irregular, algunos momentos efectistas y algunos efectos remanidos afecten la calidad de lo que pudo ser una obra maestra.

Bill Skarsgard, el payaso de “It”, encarna este nuevo Nosferatu. Antes lo hicieron Max Schreck, con un maquillaje que daba miedo y unos ojos extrañamente tristes, y Klaus Kinski, con su cara de tipo extraviado listo para hacer lo peor que pueda imaginarse. En 1988 volvió a encarnar el mismo personaje en una película sexolera italiana, “Nosferatu a Venezia”, con Christopher Plummer como un cura tratando de impedir sus andanzas. Una curiosidad a la que se suman “La sombra del vampiro”, jugueteando con la fama de Schreck como un auténtico vampiro, el documental “El lenguaje de las sombras”, de Luciano Berriatúa, enorme conocedor, ejercicios de estudiantes norteamericanos como “Mimesis Nosferatu” y “Nosferatu. The Friendly Vampire”, y hasta unos capítulos de Bob Esponja. Aunque parezca mentira, las nuevas generaciones supieron de la existencia de Nosferatu gracias a Bob Esponja.

Párrafo aparte, el videoclip de “Tango del vampiro”, de Luis Alposta y Daniel Melingo, con imágenes del film de Murnau y participación de Fabiana Cantilo como la Lucy de “Drácula” (“pero carajo, quién trajo el ajo, tan justo ahora que, sin collares, Lucy me muestra sus yugulares”).

“Nosferatu” (EEUU, 2024); Dir.: Robert Eggers; Int.: Bill Skarsgard, Lily-Rose Depp, Nicholas Hoult, William Dafoe.

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