27 de febrero 2025 - 10:28

Bonos en dólares: cuáles miran los inversores en medio de su derrotero

Los inversores están a la espera de un catalizador que lleve el riesgo país abajo de los 500 puntos y a los bonos a rendir en niveles más normales. A pesar de la volatilidad que marca el arranque de 2025, la deuda soberana argentina aún está en línea con los títulos de mayor riesgo.

El desenlace dependerá de la capacidad del Gobierno para cerrar un acuerdo con el FMI y definir una estrategia cambiaria que equilibre la estabilidad con la acumulación de reservas.

El desenlace dependerá de la capacidad del Gobierno para cerrar un acuerdo con el FMI y definir una estrategia cambiaria que equilibre la estabilidad con la acumulación de reservas.

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Los bonos soberanos en dólares atraviesan un periodo de alta volatilidad y lateralización. Sin embargo, existen catalizadores que podrían generar un cambio positivo en su derrotero, como el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI), la extensión de la disciplina fiscal y por supuesto, la normalización del mercado cambiario. No obstante, la incertidumbre política y económica, sumada a los riesgos imprevistos, como el caso $LIBRA, mantiene a los inversores en vilo.

El riesgo país por encima de los 700 puntos, aunque no genera señales de alerta, refleja que los inversores perciben incertidumbre a corto plazo, en rigor con relación a la política monetaria y cambiaria. Esta situación explica por qué los bonos argentinos siguen alejados de los de naciones con acceso al mercado, como El Salvador, cuyo diferencial alcanza los 380 puntos básicos.

Los posibles escenarios para el riesgo país

Un escenario posible es que el riesgo país retome su tendencia a la baja y retroceda desde los actuales 750 puntos hasta un rango de entre 500 y 600 puntos. Si esto se concreta, los bonos podrían registrar una apreciación superior al 15%. Sin embargo, para que este escenario se materialice, será clave un contexto internacional más estable, la concreción de un acuerdo con el FMI y una mayor claridad en el panorama electoral.

Si bien hay factores locales que inciden en la volatilidad actual, la principal presión sobre los mercados proviene de un clima global más incierto. En Wall Street ya se menciona el “efecto Trump”, en referencia a la incertidumbre que generan sus políticas comerciales, especialmente tras la imposición de nuevos aranceles a las importaciones.

El impacto se ha reflejado en un claro movimiento hacia activos de refugio. En los últimos días, se registraron fuertes compras de bonos del Tesoro de EEUU, lo que hizo caer la tasa de los bonos a 10 años del 4,60% al 4,25% anual en un corto período. Este fenómeno golpeó a todos los activos de riesgo, desde las acciones tecnológicas hasta los bonos de mercados emergentes, incluyendo los títulos argentinos.

Los inversores ahora buscan señales sobre los próximos catalizadores de una eventual recuperación. El acuerdo con el FMI sigue siendo el principal punto de atención, aunque desde el equipo económico intentan calmar la ansiedad y aseguran que el desenlace llegará en el primer cuatrimestre, aunque admiten que los plazos podrían extenderse algunas semanas más. Lo que aún sigue sin definirse es el monto del próximo desembolso.

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El desenlace dependerá de la capacidad del Gobierno para cerrar un acuerdo con el FMI y definir una estrategia cambiaria que equilibre la estabilidad con la acumulación de reservas.

El desenlace dependerá de la capacidad del Gobierno para cerrar un acuerdo con el FMI y definir una estrategia cambiaria que equilibre la estabilidad con la acumulación de reservas.

En el centro del debate está el régimen cambiario que implementará el Gobierno. Por el momento, las diferencias persisten. El ministro de Economía, Luis Caputo, se mantiene firme en su estrategia actual, basada en un esquema que ha contribuido a estabilizar el tipo de cambio y a reducir la brecha a menos del 15%. No obstante, el FMI insiste en la necesidad de una mayor flexibilidad cambiaria, aunque sin requerir explícitamente una devaluación abrupta.

El punto de fricción radica en la utilización de las reservas del Banco Central. El organismo multilateral teme que las divisas se destinen a sostener una paridad cambiaria artificial, como ocurrió en ocasiones anteriores. Caputo, en cambio, defiende la continuidad del esquema de dólar blend, que permite a los exportadores liquidar el 20% de sus divisas en el mercado financiero. Este mecanismo ha incrementado la oferta de dólares y contribuido a contener la suba del tipo de cambio, aunque al mismo tiempo dificulta la acumulación de reservas por parte del Banco Central.

Qué analiza la city

Y como bien explican desde Delphos Investment la deuda soberana rinde todavía en línea con los créditos de mayor riesgo, aun cuando el entorno internacional ha evolucionado mejor de lo previsto.

En términos prácticos, los inversores perciben un alto riesgo en la economía argentina, por lo que exigen mayores rendimientos para compensarlo. En este escenario, el broker considera que la curva soberana mantiene atractivo en estos niveles, con margen para una compresión adicional hacia los mínimos de riesgo país de 560 puntos, registrados previo al pago de cupones el pasado 9 de enero.

Sin embargo, la sociedad de bolsa remarca que para que la convergencia avance hacia niveles inferiores de riesgo país, será necesario que se consoliden drivers estructurales, como “una salida del cepo en el marco de un nuevo programa con el FMI o una victoria contundente en los comicios de medio término”, pues advierte que hasta que alguno de estos factores se materialice, es difícil que la deuda argentina alcance la valuación de los mejores créditos B-.

Así, señala que desde mediados de 2024, el tramo largo de la curva es el de mejor desempeño, ya que supera a los bonos de menor duración. Esta tendencia continuó en 2025, con el tramo corto más afectado, pues acumula una caída del 6% YTD, mientras que el Global 20235 (GD35) retrocedió 3,5%.

La curva, que había logrado desinvertirse hacia fines de 2024, volvió a mostrar pendiente negativa, con un spread de -1 p.p. entre el Global 2035 y el 2030. En un escenario optimista de corto plazo, donde los bonos retornen a máximos recientes, los de menor duración podrían capturar mayor valor relativo, concluye Delphos.

Así las cosas, la perspectiva sobre los bonos soberanos argentinos depende de la confianza en la evolución de la situación económica del país. Para aquellos que creen que las elecciones y el contexto político seguirán su curso sin mayores contratiempos, este periodo de volatilidad podría ser una oportunidad de entrada.

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