La guerra comercial impulsada por Donald Trump provocó una caída del dólar y una fuerte venta de bonos del Tesoro de Estados Unidos, lo que encendió las alarmas globales: más de u$s33 billones en activos estadounidenses están en riesgo de una liquidación masiva ante la creciente volatilidad cambiaria. En otras palabras, los inversores evalúan cerrar posiciones en Wall Street, en busca de mayores rendimientos y seguridad. Para los analistas locales, esto representa una oportunidad “única” para Argentina.
Desarme de activos en EEUU y apetito por emergentes: creen que la Argentina está ante una oportunidad "histórica"
El desmantelamiento del grueso del cepo cambiario y el acuerdo con el FMI allanan el camino para que Argentina recupere la categoría de mercado emergente, lo que impacta directamente y torna el atractivo del equity argentino.
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La reconfiguración del orden financiero global ofrece la oportunidad de reposicionarse como un actor clave en los mercados emergentes.
Y es que el Gobierno logró asegurar un primer desembolso del 60% del programa acordado con el Fondo Monetario Internacional (FMI) —unos u$s12.000 millones, según 1816—, un hecho poco habitual en este tipo de acuerdos. A esto se suma la visita de Scott Bessent, secretario del Tesoro de EEUU, la renovación del swap con China y la flexibilización de las restricciones cambiarias, lo que se traduce un mensaje claro para los inversores globales.
Fuga de capitales abrupta desde EEUU hacia emergentes
Durante años, la fe en el dólar fue incuestionable. Aunque EEUU representa cerca del 26% del Producto Bruto Interno (PBI) mundial, Wall Street concentra más de un tercio de las inversiones globales en acciones, según un informe de Goldman Sachs.
“Los extranjeros poseían u$s33 billones de dólares en acciones y bonos denominados en dólares al cierre de 2024, de los cuales u$s14,6 billones estaban en deuda y el resto en acciones”, cita el documento que desliza que eso podría haber cambiado la semana pasada, ya que tanto el dólar como los bonos del Tesoro de EEUU —considerados como refugio seguro por excelencia en tiempos de crisis— “se convirtieron en las principales víctimas de un desplome del mercado derivado por los aranceles de Trump”.
Así, la incertidumbre se suma a otros factores, como las altas expectativas de inflación, costos de deuda crecientes y restricciones presupuestarias en el ámbito interno de dicho país, por lo que, la búsqueda de refugios alternativos en tiempos de volatilidad direccionan el capital hacia mercados emergentes. Plazas como China, India y Brasil aparecen en el horizonte como destinos atractivos para esos flujos, por lo que la pregunta que surge es si con el nuevo acuerdo con el FMI y el levantamiento parcial del cepo Argentina podría captar parte de esos fondos.
Bonos castigados, bancos y energía: el “equity” local como oportunidad
El levantamiento de las restricciones cambiarias representa un cambio significativo para los mercados financieros argentinos, con un impacto directo y positivo sobre el equity local. Esta medida no solo mejora la previsibilidad y la confianza de los inversores, sino que también abre la puerta a una potencial recategorización de Argentina como mercado emergente por parte de los principales índices internacionales. Tal reconocimiento podría generar una mayor entrada de capitales, incrementar la liquidez y revalorizar los activos.
El informe del domingo de la Consultora 1816 sostiene que tras 15 meses de un esquema mixto y poco convencional, el Gobierno de Javier Milei comienza a virar hacia un modelo más “mainstream” y alineado con las prácticas de los países emergentes: flotación cambiaria más amplia, remonetización con pesos y el abandono —al menos por ahora— de la idea de dolarización basada en una base monetaria fija. Y advierte: se trata de un plan de "A Todo o nada": "Si funciona, la macroeconomía podría estabilizarse con superávit fiscal y tipo de cambio flexible; si fracasa, la moneda se debilitaría aún más”.
Matías Waitzel, socio de AT Inversiones, explica en diálogo con Ámbito que, el nuevo escenario internacional y local, podría disparar un re-rating de activos argentinos: “Los bonos soberanos operan con paridades muy castigadas y el equity local, especialmente en sectores como bancos y energía, tiene un potencial de upside significativo”.
El Citi coincide con ese análisis. En un informe con fecha del viernes, destacó el potencial del sistema financiero argentino, que aún exhibe una baja penetración de crédito pese a una fuerte demanda estructural. “Mantenemos una recomendación de Compra para Galicia (GGAL)”, afirmaron desde el banco estadounidense.
Entre los favoritos, Waitzel destaca YPF, por su capacidad de generar caja en un entorno de normalización; Pampa Energía, con proyecciones de expansión eléctrica; y Transportadora de Gas del Sur, clave para nuevas exportaciones desde Vaca Muerta. En el sector financiero, Supervielle y Galicia aparecen bien posicionados para capitalizar la reactivación del crédito.
Flujos financieros vs. Inversión extranjera directa
Gustavo Neffa, socio de Research for Traders, analiza en declaraciones a este medio que, lo primero que hay que diferenciar son los flujos financieros de los de inversión directa extranjera, que implican la radicación de capital productivo en una economía, en este caso la argentina.
Neffa señala que, si EEUU logra avanzar con éxito en su estrategia comercial y alcanza un acuerdo con China, podría sostener aranceles moderados sin necesidad de eliminarlos por completo. En ese escenario, muchas empresas estadounidenses optarían por repatriar parte de sus inversiones productivas y reinvertirlas en el mercado interno, lo que provocaría un flujo neto de capital hacia EEUU, en lugar de una salida hacia economías emergentes.
Por otro lado, reconoce que somos testigos de una "guerra financiera" en pleno desarrollo. China reduce su exposición a los bonos del Tesoro de EEUU, acumula reservas de oro y avanza en la desdolarización de sus activos. Esta tendencia podría desencadenar una mayor depreciación del dólar. Además, otros países aliados de Pekín o aquellos fuera del bloque de "países amigos" promovido por Trump podrían unirse a este proceso, lo que ejercería aún más presión sobre los títulos del Tesoro estadounidense.
Neffa es tajante al señalar que el mercado de deuda de EEUU es gigantesco, con cerca de un tercio de sus títulos por vencer este año. Mientras tanto, China incrementa sus tasas de interés, lo que podría generar fluctuaciones a corto plazo en los flujos financieros. En este contexto, la posible devaluación del dólar beneficiaría a las economías emergentes al fortalecer sus monedas y aumentar los precios de las commodities, lo que, en particular, resultaría en un impulso significativo para regiones exportadoras como América Latina.
La oportunidad de oro para Argentina
Para Pablo Repetto, jefe de Research en Aurum Valores, Argentina y el Mercosur tienen una oportunidad de oro en el contexto actual de tensiones comerciales entre las grandes potencias. “A medida que el comercio internacional se vea afectado y el mundo tal vez entre en una recesión, los recursos naturales y la capacidad productiva de Argentina se perfilan como una ventaja importante”, desliza el estratega.
“Esta situación presenta una oportunidad para Argentina y otros países del Mercosur para jugar un rol clave en la economía global. Además, los flujos financieros también se vuelven relevantes en este contexto”, marca Repetto.
Neffa concluye que, más allá de los flujos financieros, Argentina necesita resolver sus problemas estructurales para atraer inversión extranjera directa. Entre las claves para lograrlo, destaca la necesidad de reducir la inflación, acumular reservas, eliminar -por completo- el control de cambios y garantizar un tipo de cambio competitivo. “La seguridad jurídica y la continuidad de las reformas fiscales también son fundamentales para brindar confianza a los inversores”, sostiene.
En un mundo donde los pilares tradicionales se sacuden y los capitales buscan nuevos refugios, Argentina emerge con un gran potencial: al aprovechar el viento de cola de la reconfiguración del orden financiero global, el país tiene una oportunidad —tal vez única en décadas— de reposicionarse como un actor clave en el universo emergente y atraer flujos de inversión.
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