16 de abril 2025 - 00:00

Diálogos de Wall Street: ¿cuánto durará la pax comercial?

¿Ya vimos lo peor de la guerra de aranceles, Gekko? ¿Cuánto durará la pax comercial?¿O cabe esperar una nueva ofensiva?

La saga arancelaria y su impacto en los mercados, bajo el análisis del experto que se hace llamar Gordon Gekko.

La saga arancelaria y su impacto en los mercados, bajo el análisis del experto que se hace llamar Gordon Gekko.

Periodista: Se calmó Trump. Dio marcha atrás con los aranceles “recíprocos”. Y volvió la paz a los mercados. ¿Durará? Después de todo, es solamente una pausa por 90 días, la guerra de comercio continúa.

Gordon Gekko: Va a ser difícil retomar la intensidad de la artillería del Día de la Liberación.

P.: ¿Cree que ya vimos lo peor?

G.G.: De la artillería arancelaria, sí. Pero no recibimos todavía las facturas de todo lo que se hizo pedazos. Vimos la zozobra de los mercados, y la destrucción de la confianza, pero no todavía los destrozos en la economía real.

P.: Y no hay ninguna pausa en la disputa con China. Los aranceles mutuos continuaron en ascenso.

G.G.: El comercio se paralizó. Es como si rigiera un embargo. Pero Trump también tuvo que dar marcha atrás con la excepción a los productos de consumo electrónicos, desde smartphones a laptops.

P.: El efecto Apple.

G.G.: Llámelo como quiera. La cuestión es que el presidente hizo una apuesta fuerte, alistó todos sus cañones para el Día de la Liberación y dos semanas después, queda claro que no logró avanzar en el terreno. Lo suyo fue un fracaso rotundo. Y los daños son enormes dentro de los propios EEUU. Por eso debió suspender la maniobra. En estas condiciones, sería suicida reabrir el fuego. Pasos que estaban previstos -como el aumento sectorial de aranceles para el sector automotriz- no entrarán en vigencia, volverán a postergarse.

P.: La Administración sí consiguió imponer un arancel universal de 10% sobre todas las importaciones. Sé que ahora parece poco -después de toda la polvareda que se levantó- pero no es una recaudación desdeñable. Serán unos 400 mil millones de dólares…

G.G.: Si se mantienen a lo largo de todo un año.

P.: ¿Piensa que no será posible?

G.G.: Hoy está todo en condicional. Pero es verdad que no es lo que genera la mayor preocupación. Y el gobierno ansía quedarse con esos recursos.

P.: ¿Cómo continúa la guerra comercial? ¿O deberíamos decir la negociación por la paz, dado que usted piensa que ya vimos lo peor de las hostilidades?

G.G.: Si fuera por Scott Bessent, el secretario del Tesoro, hasta acá llegó la etapa del bombardeo a mansalva. Él lo convenció a Trump de que era prudente desensillar. La zozobra de los bonos del Tesoro y el derrape del dólar con las tasas largas en alza marcaron con claridad el límite de lo tolerable.

P.: ¿Tiene capacidad Bessent de conducir negociaciones país por país como para cerrar esta discusión rápido y dar vuelta la página?

G.G.: No. Ni siquiera es su área específica. No lo consultaron tampoco para lanzar la ofensiva, pero bajo presión, sobre todo de los empresarios y los financistas desesperados, es el hombre que le impusieron a Trump para salir del atolladero. Si fuera por el Tesoro, la solución es fácil. Hay que negociar urgente dos o tres acuerdos particulares, y mostrarlos para que sirvan de guía para los demás países a la par de descomprimir la tensión general. El problema es que si todo se calma, Trump y la gente que lo asesora en los temas comerciales querrán volver a la carga. Si Bessent cierra un “deal” muy fácilmente, Trump querrá darle otra vuelta de rosca. Pensará que se lo puede exprimir un poco más.

P.: La estabilidad financiera debería prevalecer sobre la estrategia comercial.

G.G.: Si Trump aprieta con los aranceles, y lo que se destruye es el dólar y los bonos del Tesoro, está matando a la gallina de los huevos de oro, se pasó de la raya. ¿A cuánto tiempo estuvimos de un momento Lehman, de un desastre financiero? No conviene insistir por acá. Hay que dejar cicatrizar la herida. Urge aceptar que se fracasó y cambiar de tema.

P.: ¿Y qué pasa con China? Jamie Dimon, el CEO de J.P. Morgan, acaba de sugerir que se tiene que acordar rápido con Beijing, que no hay que dejar que escale el conflicto.

G.G.: Dimon habla todos los días. Parece un miembro del gabinete.

P.: Los bancos presentaron excelentes balances. Están ganando fortunas con el aumento del trading, pero pocas veces se los vio tan preocupados. ¿Qué es lo que temen?

G.G.: Todavía se puede salvar a la economía real. Todavía el empleo crece, el consumidor espantado mantiene su gasto. Los precios minoristas bajaron en marzo. Y también los precios de importación, a pesar de los primeros diez puntos de arancel que le aplicó Trump a China. Es un crimen seguir torpedeando los cimientos de una economía increíblemente sólida insistiendo con planes tóxicos mal pensados y peor ejecutados. Si ni siquiera consiguen sostenerse por diez días y hay que abandonarlos de urgencia. Lo razonable es archivar por completo estas aventuras. Lo cual políticamente tal vez es imposible. Pues bien, hay que bajarles la toxicidad y sacarse una foto triunfante con un acuerdo visible para todos, a manera de trofeo. Creo que los destrozos de abril van a ser cuantiosos, en actividad, gasto e inflación, pero lo hecho, hecho está. Se está a tiempo de no agravarlos y remontar la cuesta.

P.: Algo así hizo Trump en 2020 con la rúbrica del Acuerdo Fase Uno con Xi Jinping.

G.G.: Exacto. El problema es que en este momento Xi Jinping sabe que el tiempo le juega a favor, que el apremiado es Trump (como se vio con la exención de los Iphones), y eso puede estirar los tiempos. Ya advertimos cómo se prolonga la operación de compra de Tik Tok que Trump quiere cerrar rápido y que los chinos no quieren concretar. Sin embargo, mantener el status quo actual -un virtual embargo comercial mutuo- supone costos demasiado grandes como para que no se produzca un acercamiento. Y si no ocurre por la iniciativa personal de los líderes, me temo que los mercados lo fuercen por las malas.

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