27 de octubre 2024 - 00:00

Dólar: la city celebra señales de pago en enero y especula sobre qué hará el Gobierno con el tipo de cambio

Luis Caputo reforzó señales de cara a los vencimientos de deuda. En el mercado hay quienes ya olfatean una tablita cambiaria descendente, aunque la fuerte apreciación genera advertencias sobre la sostenibilidad a futuro.

El dólar ya se ubica en un nivel similar al que tenía antes de la megadevaluación de diciembre.

El dólar ya se ubica en un nivel similar al que tenía antes de la megadevaluación de diciembre.

Depositphotos

El mercado operó con fuertes subas en acciones y bonos soberanos en el cierre de la semana y el riesgo país perforó los 1.000 puntos básicos. Hubo celebración sobre algunos guiños que realizó Luis Caputo desde Washington. Con la negociación con el FMI aplazada, el equipo económico buscó transmitir que tendrá los dólares para pagarles a los bonistas los vencimientos de deuda externa de enero: anunció préstamos de organismo internacionales y dio señales sobre un repo con bancos internacionales, aún no confirmado.

Esas noticias, combinadas con las compras del Banco Central (gracias al boom de Obligaciones Negociables y créditos en moneda extranjera apalancados en el blanqueo), fueron muy bien recibidas por los inversores financieros, que aún siguen con atención el rojo de las reservas netas, pero que observan que comenzó a gestarse un puente de divisas para atravesar los próximos meses.

Las preguntas ahora se centran en el futuro del esquema cambiario y, en particular, en el tipo de cambio oficial. ¿Qué hará el Gobierno? En un escenario de continuidad del cepo, hay quienes ya vislumbran que en el primer tramo de 2025 el equipo económico podría apostar a descender algunos escalones en su tablita cambiaria, que está fijada en el 2% mensual desde la megadevaluación de diciembre. Pero la fuerte apreciación cambiaria acumulada abre dudas sobre la sostenibilidad de la estrategia.

Las señales y los festejos

En una entrevista que brindó desde Washinton al Financial Times, Caputo afirmó que los vencimientos de capital de enero se pagarán con un préstamo tipo “repo” (con activos como garantía) otorgado por bancos internacionales a tres años, aunque sin dar mayores precisiones sobre las condiciones.

También anunció el Gobierno que el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) comprometieron créditos por u$s8.800 millones destinados tanto al sector público como al sector privado, pero no dio detalles sobre el cronograma de los desembolsos ni cuánto de ese monto será financiamiento neto (es decir, cuánto quedará después de los pagos comprometidos a esos mismos organismos). Sobre esto último, un informe del Grupo SBS destacó que, entre noviembre de 2024 y diciembre de 2025, los pagos a organismos internacionales (excluyendo al FMI) ascienden a alrededor de u$s4700mn.

Esas señales desencadenaron fuertes subas en los activos argentinos: saltaron los bonos soberanos en dólares y el riesgo país perforó los 1.000 por primera vez en cinco años. “Las novedades del repo (aún sin el detalle formal final de la operación) y del financiamiento de organismos internacionales (aunque a nuestro entender pesa más el primer factor), impulsaron los bonos Globales y la reducción del riesgo país a mínimos desde 2019”, planteó SBS.

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Asimismo, el BCRA mantuvo su racha compradora de divisas. En la última semana, se hizo con u$s329 millones, lo que elevó el saldo acumulado en octubre a u$s1.090 millones. “Una buena liquidación del agro (también atípica en esta época), junto al incremento en los préstamos privados en dólares, impulsan una dinámica que pocos esperaban semanas atrás. Recordamos que el motivo que está detrás de esto pareciera ser un mercado convencido en que el crawling peg (la tablita cambiaria) de 2% mensual del tipo de cambio A3500 se mantendrá, lo que impulsa tanto las liquidaciones mencionadas como el financiamiento en dólares, con una tasa en pesos que se mantiene por encima del crawl”, sostuvo el mencionado informe.

En esa línea, un reporte de la consultora Vectorial analizó la mecánica de los préstamos en dólares: “Los exportadores pueden financiarse en moneda extranjera pero en realidad no cobran los dólares, sino que estos son vendidos al BCRA y el crédito se obtiene en pesos al tipo de cambio oficial. Como el mercado cree que el crawling peg se mantendrá, esto permite obtener ganancias financieras realizando un ‘carry trade’ con las Lecap, cuyas tasas se ubican actualmente alrededor del 3,6% mensual. Esto deberá ser monitoreado a futuro, dado que entraña riesgos de corrida futura contra las reservas”.

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Las apuestas al “carry trade” dejaron jugosas ganancias este año (acumulan 31,8% en dólares, según el economista Nery Persichini) a partir de la apreciación cambiaria y la compresión de la brecha. También se sustentan en las expectativas instaladas en el mercado de que la desaceleración de la inflación seguirá su curso, como reflejan las cotizaciones de los activos financieros. Esas expectativas empalman con la idea de que el Gobierno no liberará el precio del dólar en el mediano plazo, algo que se refuerza con la dilación en la negociación con el FMI, que siempre es proclive a las exigencias en el plano cambiario.

“La apuesta del Gobierno seguirá pasando por reforzar las señales desinflacionarias y por efectivamente mostrar números descendentes en ese sentido, ya con miras a llegar bien parado a las elecciones legislativas 2025. La apuesta no deja de ser arriesgada en un contexto en que, si bien el momentum cambiario es favorable, las reservas netas siguen negativas, el tipo de cambio real lleva varios meses de apreciación y por el momento pareciera que los controles de cambios permanecerán vigentes un tiempo más”, advirtió SBS.

Dólar: ¿tablita descendente?

En ese marco, una de las principales preguntas y focos de preocupación sigue siendo la administración del nivel del dólar. El Gobierno se muestra decidido a sostener un esquema en que el tipo de cambio se aprecia progresivamente y que alimenta el “carry trade”. En ese marco, algunas voces de la city creen que la próxima apuesta del equipo económico podría ser la de reforzar el esquema con una reducción del ritmo de suba mensual del tipo de cambio oficial.

La consultora 1816 señaló que, tras la megadevaluación de diciembre, prácticamente todo el mercado “creía que el ‘crawling peg’ del 2% duraría pocos meses, por el atraso cambiario que involucraba”. “Diez meses después pensamos que, si efectivamente la inflación baja en el cuarto trimestre de 2024 a los niveles que sugieren los bonos (zona del 2,5% mensual), a más tardar a principios de 2025 el BCRA bajará la tasa del crawl (¿a 1,5%?, ¿a 1%?)”, proyectó. Claro está, esto daría continuidad a la apreciación del tipo de cambio real multilateral, que ya perforó el nivel promedio de noviembre de 2023, como contó Ámbito.

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Respecto del resto del esquema cambiario, el informe de 1816 señaló que aún mantienen sus dudas sobre qué harán con el dólar blend (que hace que el 20% de las exportaciones se liquiden en el CCL, lo que ayuda a comprimir la brecha, pero evita que esas divisas ingresen a las reservas), pero que se convencen cada vez más de que “el Gobierno no quiere flotar antes de las elecciones”. Con todo, no descartan nuevas flexibilizaciones parciales: por ejemplo, una eventual liberación del contado con liquidación.

Las advertencias

Lo cierto es que, más allá del renovado optimismo del mercado, hay voces que advierten sobre los riesgos que incuba extender un proceso de apreciación cambiaria a estos niveles y con un BCRA con reservas netas negativas.

La consultora LCG remarcó que, a pesar de los movimientos para conseguir financiamiento y las últimas novedades, “los riesgos persisten” en el frente externo. “Mientras la ‘carrera nominal’ muestre que precios y salarios se ubican por arriba del 2%, el atraso actual se irá agravando (hoy disimulado por una actividad económica todavía raquítica), y la posibilidad de déficit externo (de cuenta corriente) financiado con entradas de capitales ya sabemos que no puede durar mucho tiempo. Tal vez menos tiempo que el necesario para que Vaca Muerta exporte a pleno”, enfatizó en un reciente informe para sus clientes.

La firma fundada por Martín Lousteau planteó que una “corrección cambiaria” no tiene por qué ser “dramática”, pero indicó que, al haber un andamiaje todavía frágil, el impacto de una devaluación en los precios, en los inversores que estén apalancados y en el clima social cortaría “con la dulzura actual que viven los mercados”.

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Por su parte, un informe de PxQ, la consultora de Emmanuel Álvarez Agis, consideró que el Gobierno atraviesa hoy su momento más favorable desde que asumió (por la baja de la brecha, del riesgo país y la inflación) pero que, al mismo tiempo, “la apreciación del tipo de cambio real implica un riesgo para la sostenibilidad del esquema económico y corregirlo amenaza con reducir el capital político del Presidente, que depende crucialmente de que la inflación de cada mes sea menor a la del mes anterior”. Y sintetizó: “La pregunta es si aguanta”.

Tras comparar con otros momentos históricos en que el país se fue poniendo “caro en dólares” pero eso “fue sostenible”, PxQ sostuvo que en el caso actual “el control de cambios bloquea el ingreso de capitales”. Y amplió: “La apreciación cambiaria complica la dinámica de las exportaciones y el endeudamiento externo no parece ser una alternativa en el corto plazo, dadas las actuales condiciones de mercado. Por esa razón, esta vez es distinto, pero porque esta vez es sin dólares”. Es decir, Argentina no se encareció en dólares por un ingreso de divisas.

Así, la consultora concluyó: “La situación actual no es sostenible en el tiempo. Si el Gobierno utiliza este período como la previa para un programa de flexibilización de los controles de cambio, existen chances de que Argentina consolide un período de baja inflación con acumulación de reservas y crecimiento económico. Para eso, el tipo de cambio de inicio debería ser uno que revierta el exceso de demanda de divisas y lo transforme en un exceso de oferta. Si, por el contrario, el Gobierno prefiere evitar disrupciones y flexibiliza a estos niveles cambiarios, las chances de entrar en un período de estrés financiero aumentan. Y son aún más altas si, con cabeza electoral, las correcciones se posponen para después de las elecciones de medio término”.

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