Una inesperada maniobra en el mercado mayorista sacudió este martes la rutina cambiaria. Un banco privado colocó una orden de compra (bid) por u$s500 millones a $999,50 por dólar, un valor llamativamente por debajo del tipo de cambio vigente, que en ese momento operaba en $1.084. La magnitud y el posicionamiento de la orden generaron de inmediato suspicacias sobre una posible aparición del Banco Central. Pero con el correr de las horas, operadores del mercado confirmaron que no se trataba de un accionar oficial.
Dólar: una oferta especulativa por u$s500 millones cerca del piso de la banda causó confusión en el mercado mayorista
Una cuantiosa orden de compra a un valor de $999,50 se encendió en las pantallas y sorprendió a los operadores. Pese a la presunción inicial, no se trató del BCRA sino de una entidad privada.
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El peso bajo presión: cómo las maniobras del mercado refuerzan el plan oficial de apreciación.
El movimiento, aunque técnicamente privado, volvió a dejar expuesta una dinámica que gana protagonismo en el mercado: la convergencia entre las señales que emite el Gobierno y las estrategias especulativas de algunos jugadores que buscan capitalizar el actual régimen cambiario.
De hecho, no es la primera vez que ocurre: una orden similar por u$s1.000 millones a $1.000 ya había encendido las alarmas. En ambos casos, el común denominador es el mismo: bids agresivos cerca del piso informal de la banda de flotación, en niveles que inducen una baja del tipo de cambio.
Lo que llamó la atención
Lo llamativo no es solo el volumen ofertado –inusual para un operador privado–, sino su ubicación en el tablero: justo en torno al piso estimado de la banda de flotación, que se ajusta mensualmente a razón del 1% y hoy ronda los $997. Esta elección de precios sugiere algo más que una simple intención de compra. En el mercado interpretan estos movimientos como jugadas especulativas que buscan influir sobre la cotización en línea con los incentivos que ofrece hoy la política económica.
El equipo económico, encabezado por el ministro Luis Caputo, viene reforzando su apuesta por la apreciación del peso como ancla nominal. Para ello, se han desplegado una serie de herramientas: incentivos para el ingreso de fondos del exterior, subas en las tasas en pesos para alentar el "carry trade", mayores restricciones para acceder al mercado oficial por parte de algunos actores y señales fiscales como eventuales subas de retenciones en el segundo semestre. En conjunto, todas estas medidas están orientadas a robustecer la oferta de dólares en el mercado financiero y reducir las presiones sobre el tipo de cambio.
El resultado de esta estrategia ya comienza a reflejarse en la dinámica de precios. Este martes, el último precio operado fue de $1.090, con un volumen total de u$s344 millones, mientras que el dólar MEP cotizaba en torno a $1.120. La brecha, aunque aún existe, muestra una tendencia decreciente. La celebración oficial de esta apreciación no es casual: para el Gobierno, ver el dólar más cerca del piso de la banda es una validación de su programa económico.
Lo que inquieta a algunos operadores es que, como las identidades detrás de las órdenes que se observan en pantalla no se revelan, hay actores privados que pueden "disfrazarse" de entes oficiales con maniobras como las mencionadas para sacar tajada. Esta ambigüedad, en un contexto de fuerte reconfiguración del régimen cambiario, abre espacio a posible distorsiones.
En ese marco, las órdenes como la de este martes no solo alimentan expectativas de continuidad en la apreciación del peso, sino que también sugieren que algunos jugadores privados podrían estar aprovechando el entorno para capturar ganancias rápidas, sin necesidad de intervención oficial. La lógica detrás es simple: quienes apostaron por tasa en pesos maximizan sus beneficios si el tipo de cambio baja, incluso por momentos breves. Y la sola aparición de una orden grande y agresiva puede inducir esa baja momentánea.
El Gobierno, por su parte, mantiene firme su mensaje: no habrá compras de divisas mientras el dólar se mantenga dentro de la banda. Pero, en los hechos, las condiciones que propicia el propio programa económico parecen estar siendo aprovechadas por actores que operan "a favor del peso", una rareza en la historia financiera argentina. Todo indica que estas jugadas podrían repetirse. Pero la pregunta es si el escenario podría consolidar una etapa de valorización de la moneda local más acelerada de lo previsto o si tarde o temprano se reactivarán las presiones cambiarias.
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