La incertidumbre reinante en cómo será el Trump 2.0 y sus posibles consecuencias (más inflación y fin de baja de tasas hasta un mayor crecimiento económico) impactaron en la suba de la tasa a 10 años en EEUU a niveles de 4,50%, a pasos del inquietante umbral del 5% que al sentir del mercado conspiraría con el rally de Wall Street. Según calculan los inversores, un nivel de 5% altera los ánimos a favor de la renta variable y aumenta la volatilidad. Es más, cuando llega a tocar el 4,75% podría obligar a los inversores a abandonar sus apuestas por una recuperación, lo que podría provocar una ola de ventas que empujaría los rendimientos de nuevo hacia los máximos de 2007.
Efecto Trump 2.0: por qué la tasa a 10 años inquieta a inversores (y a Wall Street)
Las innumerables especulaciones sobre lo que será la economía en el segundo mandato del republicano retumbaron, entre otras cosas, en el rendimiento del bono del Tesoro de EEUU a 10 años que lo llevaron cerca del umbral del 5% anual. Las razones por las cuales los analistas le prestan tanta atención a ese nivel.
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Los estrategas del J.P. Morgan opinan que un aumento de los rendimientos de los bonos del Tesoro de EEUU podría anunciar el final de la euforia pos-Trump, en particular si el rendimiento del bono a 10 años alcanza el 5%, porque ese nivel podría transformar el efecto de los bonos sobre la renta variable de positivo a preocupante, con un mayor riesgo para la sostenibilidad del ciclo alcista, sobre todo si Trump favorece políticas proteccionistas y subas de aranceles. ¿Por qué se da eso?
Ocurre que el aumento de los rendimientos de la deuda del Tesoro de EEUU indica una caída de la demanda de estos bonos y eso repercute el precio de las acciones por cuatro canales, explica, John Plassard, economista jefe del grupo suizo Mirabeau. ¿Cuáles son?
- Competencia de tasas de interés: cuando suben los rendimientos del Tesoro de EEUU, los inversores se vuelven más optimistas sobre la economía, buscan mayores rendimientos en otros lugares y pueden desplazar sus fondos de la renta variable a la renta fija, presionando a la baja a la renta variable.
- Modelo de “cash flow” descontado: los precios de las acciones se determinan a menudo utilizando el modelo de flujo de caja descontado que calcula el valor actual de los flujos de caja futuros esperados de la tenencia de una acción, así cuando los rendimientos del Tesoro suben, la tasa sin riesgo (utilizado en los cálculos del modelo) también aumenta y como resultado, la tasa de descuento aplicada a los flujos de caja futuros aumenta, reduciendo el valor actual de las acciones.
- Bonos y acciones: los inversores comparan los rendimientos de los bonos del Tesoro (considerados sin riesgo) con los rendimientos de los dividendos de las acciones, así a medida que los rendimientos del Tesoro aumentan, los bonos se vuelven más atractivos que las acciones, y los inversores pueden reasignar sus carteras, provocando una caída de los precios de la renta variable.
- Sentimiento del mercado: el aumento de los rendimientos del Tesoro puede crear incertidumbre en el mercado, de ahí que los inversores estén preocupados por el impacto en los costos de endeudamiento de las empresas, el gasto de los consumidores y el crecimiento económico, por lo que, este sentimiento puede provocar presiones vendedoras sobre la renta variable.
Cabe señalar que algunos sectores son más sensibles a las variaciones de las tasas de interés, como por ejemplo los servicios públicos y el sector inmobiliario. Además, los valores de crecimiento (por ejemplo, las empresas tecnológicas) son especialmente sensibles a las variaciones de las tasas de interés, ya que sus valoraciones dependen en gran medida de las previsiones de beneficios futuros. Entonces, en teoría, el aumento de los rendimientos del Tesoro repercute en los precios de las acciones debido a los cambios en las preferencias de los inversores, los modelos de valoración y el sentimiento general del mercado. Eso indica la teoría pero, ¿qué pasó recientemente?
Bono a 10 años: qué muestra la historia
Por ejemplo, en octubre de 2023, el rendimiento del bono a 10 años superó el umbral psicológico del 5% por primera vez en 16 años después de que el presidente de la Fed, Jerome Powell, dijera que la inflación seguía siendo demasiado alta, lo que sugiere que otra suba de tasas podría no estar completamente descartada en 2024. Al observar las reacciones del mercado, se ve que cuando el rendimiento del bono a 10 años subió por encima del 5%, el S&P 500 se vio sometido a presiones a corto plazo, pero repuntó unos días después. En cuanto al dólar, tras la ruptura del umbral de 5% de la tasa a 10 años, en los días posteriores se vio un debilitamiento de la moneda estadounidense que dos meses después recuperó.
¿Cuál es la realidad?, se pregunta Plassard. “Si echamos otro vistazo (más largo) a la historia, la suba de las tasas de interés no es el fin del mundo para el mercado bursátil, contrariamente a lo que podría pensarse, de hecho, el S&P 500 se ha comportado muy bien en el pasado durante los ciclos de subas de las tasas de interés”, sostiene. Un estudio, desde 1950 hasta la era pre-pandémica, muestra que la rentabilidad promedio anualizada cuando el rendimiento a 10 años subió un 1% o más fue algo inferior al 11%, lo que es aproximadamente el rendimiento promedio a largo plazo de Wall Street (el mercado sólo cayó dos veces cuando esto ocurrió, y las pérdidas fueron mínimas).
El análisis de la realidad
Plassard utiliza los datos de Ben Carlson para analizar el impacto de las tasas de interés reales en la rentabilidad futura de los mercados bursátiles: remontándose a 1950 y desglosando los rendimientos promedios a plazos de 1, 3 y 5 años en función de los distintos niveles de tasas de interés se ve que no se trata de una correlación de uno a uno, en la que tasas más altas conllevan rendimientos más bajos. Explica el economista que los rendimientos más bajos se registraron en los rangos de 3% al 4% y del 7% al 8%, y los mejores rendimientos se registraron cuando las tasas estaban en el 2% o por debajo, lo que tiene sentido si se tiene en cuenta que las tasas sólo fueron tan bajas durante dos de las mayores crisis de este siglo (la crisis de 2007-2008 y la Covid-19).
Pero al centrarse en el rango de 4% al 6%, o sea, en el actual, los rendimientos han sido bastante buenos en el pasado. Una de las razones puede ser que el rendimiento medio a 10 años desde 1950 es del 5,4% (la mediana es del 4,7%), y tales tasas se dan en tiempos "normales", señala Plassard, quien reconoce que la relación entre los niveles de las tasas de interés y los rendimientos bursátiles a plazo no es realmente relevante, ya que cada periodo es diferente: en los ‘70, la suba de las tasas de interés fue un factor negativo para la renta variable, ya que la inflación estaba fuera de control y la economía sufría estanflación, sin embargo, en este ciclo económico, las tasas y los rendimientos son elevados, porque el crecimiento económico sigue siendo alto en EEUU, al igual que la inflación. “Unas tasas más altas con un crecimiento económico más fuerte son mejores para el mercado de valores que unas tasas más bajos con un crecimiento económico más débil”, señala.
Consecuencias inevitables
Sea cual sea la reacción de los mercados bursátiles ante una posible suba de los bonos del Tesoro estadounidense, hay consecuencias que no se pueden evitar, entre las que se destacan:
- Las tasas hipotecarias seguirán altas: el mayor pasivo para la mayoría de los estadounidenses es su hipoteca. Actualmente, la tasa promedio fija a 30 años se acerca al 6,80%, según Freddie Mac.
- Los préstamos estudiantiles podrían encarecerse: también existe una correlación entre el rendimiento de los bonos del Tesoro y los préstamos a estudiantes, ya que la educación universitaria es el segundo mayor gasto de la vida, sólo por detrás de la compra de una vivienda, y para cubrir este costo, más de la mitad de las familias piden préstamos. Los estudiantes universitarios que solicitaron Préstamos Federales Directos para Estudiantes para 2023-24 pagan ahora más del 5,50%, frente al 4,99% del 2022-23 y el 3,73% del 2021-22. El Gobierno fija las tasas anuales de estos préstamos una vez al año, basado en el rendimiento del Tesoro a 10 años. Si el rendimiento a 10 años sigue subiendo, las tasas de interés de los préstamos federales para estudiantes podrían volver a subir cuando se reajusten en primavera (boreal), lo que costaría a los prestatarios aún más en intereses.
- Los préstamos para automóviles son cada vez más caros: también existe una estrecha correlación entre los rendimientos del Tesoro y los préstamos para automóviles. Las tasas son los más altas de los últimos 16 años. Hoy en día, cada vez más consumidores se enfrentan a pagos mensuales que probablemente no pueden permitirse.
Aunque otros tipos de préstamos, como las tarjetas de crédito, los préstamos a pequeñas empresas y las líneas de crédito hipotecario están vinculados principalmente a la tasa de los fondos federales y suben o bajan en función de las decisiones de la Fed, también es fácil imaginar que no bajarán drásticamente a corto plazo.
En conclusión, “sería un gran error afirmar que el movimiento del bono a 10 años por encima del 5% hará que los índices caigan en picada, ya que la historia enseña que se puede vivir con rendimientos elevados sin que el S&P 500 se resienta. Lo que hay que recordar es que no se puede fijarse simplemente en una variable de forma aislada, los datos económicos y de mercado deben ponerse en contexto”, dice Plassard.
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