El precio del oro alcanzó este martes los u$s3.500 por onza, un nivel jamás visto en los mercados internacionales. La suba —más del 30% en lo que va del año— refleja un fenómeno que va mucho más allá de la cotización de un activo: es una señal potente del grado de incertidumbre que atraviesa la economía global.
El oro rompe récords: ¿qué nos vaticina sobre la economía mundial?
El metal precioso superó los u$s3.500 por onza y marca un nuevo récord histórico. Guerra comercial, inflación y caída del dólar, detrás del fenómeno.
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Oro sin techo: tocó los u$s3.500 y acumuló una escalada del 30% en lo que va del año

Desde inicios de 2025, el oro no solo superó todas las expectativas, sino que lo hizo en paralelo a una caída generalizada de los mercados bursátiles.
Desde inicios de 2025, el oro no solo superó todas las expectativas, sino que lo hizo en paralelo a una caída generalizada de los mercados bursátiles. Según datos de FactSet, el metal precioso registró su mayor incremento mensual desde 2012, impulsado por varios factores convergentes: tensiones geopolíticas, política monetaria errática en Estados Unidos y señales de desaceleración económica global.
El oro como termómetro del miedo
Históricamente, el oro es considerado un refugio ante crisis económicas o financieras. Cuando los inversores pierden confianza en los mercados tradicionales, buscan seguridad en activos que preserven su valor frente a la volatilidad. En ese contexto, el rally del oro en 2025 expone una tendencia clara: los capitales están huyendo del riesgo.
Uno de los principales factores detrás del fenómeno es la guerra arancelaria impulsada por Donald Trump, quien retomó la presidencia de Estados Unidos en enero. Su política comercial, marcada por idas y vueltas, ya provocó fricciones con China, Europa y otros socios estratégicos, generando inestabilidad en el comercio global y fuertes caídas en las bolsas.
La Casa Blanca impuso nuevas tasas a productos importados y amenazó con otras medidas de represalia, descolocando a gobiernos, inversores y bancos centrales. La reacción no se hizo esperar: grandes fondos y países empezaron a reforzar sus reservas en oro como medida de protección ante una posible disrupción financiera.
El FMI advierte sobre una nueva era económica
En paralelo, el Fondo Monetario Internacional (FMI) recortó sus proyecciones de crecimiento global a 2,8% para este año y anticipó una posible recesión en México. Según su economista jefe, Pierre-Olivier Gourinchas, “la economía mundial está entrando en una nueva era”, con reglas inciertas y sin reemplazo claro del sistema multilateral vigente desde la posguerra.
Los expertos del FMI y el Banco Mundial, reunidos esta semana en Washington, mostraron preocupación por:
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Inflación persistente
Desaceleración del comercio
Alta volatilidad financiera
Debilitamiento de monedas clave frente al oro
China y los bancos centrales, grandes compradores
Otro dato clave detrás del salto del oro es la demanda sostenida de bancos centrales, en especial China, que viene comprando el metal desde 2022, tras la invasión rusa a Ucrania. En ese entonces, varios países comenzaron a diversificar sus reservas y reducir su exposición al dólar, estrategia que se mantuvo y se intensificó en 2025.
Además, la debilidad del dólar también impulsa al oro. Solo en lo que va del año, la moneda estadounidense acumula una depreciación del 11%, ubicándose en mínimos no vistos desde 2022.
A esto se suma la reciente amenaza de Trump de destituir al presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, por negarse a bajar las tasas de interés. La posibilidad de un banco central menos independiente en EE.UU. podría acelerar aún más la demanda de oro, como cobertura ante la pérdida de credibilidad institucional.
¿Qué se puede esperar?
El consenso entre analistas es claro: si la incertidumbre persiste, el precio del oro podría seguir escalando a niveles sin precedentes. Los mercados observan con atención las decisiones políticas y los próximos movimientos de la Reserva Federal, mientras la demanda física del metal sigue firme.
En un mundo en transición, donde el dólar pierde protagonismo, la inflación amenaza con quedarse y las reglas del juego están en revisión, el oro vuelve a brillar con fuerza. Y lo que dice su precio, hoy más que nunca, es un reflejo del miedo global.
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