22 de noviembre 2024 - 08:22

Lo que se dice en las mesas: dólar, "carry trade", el efecto Donald Trump, y las inversiones para 2025

Los mercados y el Gobierno están embriagados por el "carry trade" y las reacciones positivas. Analistas ya hacen apuestas sobre lo que será la gestión de Trump en EEUU. ¿En qué invertir, según los gurúes?

En las mesas festejan las ganancias que se están haciendo a todo nivel y en todos los activos financieros, ni que hablar del “carry”, pero saben que nada es para siempre.

En las mesas festejan las ganancias que se están haciendo a todo nivel y en todos los activos financieros, ni que hablar del “carry”, pero saben que nada es para siempre.

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En los mercados internacionales, tras el “Trump trade”, la palabra que más se escuchó y leyó en estos días fue Maelstrom -en referencia al impresionante remolino marino que se da en las costas de las islas noruegas de Lofoten ligado a leyendas mitológicas y literarias como el cuento de Edgard Poe “A descent into the Maelstrom"- para reflejar cómo estaba el mercado semanas después del tsunami republicano y el consiguiente rally. Mientras que en el plano local, los inversores siguen embriagados por las mieles del “carry trade”, que, si todo se da dentro de lo planeado, promete unos meses frenéticos y muy rentables.

Claro que todo verano genera inquietud, quizás más por resabios históricos de los ’80 y ’90 que por el momentum, pero según comentan operadores y gestores las apuestas siguen firmes. Así el flanco político muestra un Gobierno, también, embriagado, pero del poder generando ruidos entre la tropa propia y ajena. Intensos encuentros, entremezclados ya con celebraciones de fin de año, unen puentes entre las principales plazas financieras internacionales y las costas rioplatenses, a dos meses de la asunción de Trump, con miras a posicionarse ante el intrigante Trump 2.0.

Como bien explicaron en un reservado encuentro entre banqueros centrales, gestores e inversores globales en la fascinante Cartagena de Indias, el presidente electo ya le avisó a su círculo íntimo, el cual estuvo sazonando y preparando durante los últimos cuatro años, que su segundo mandato no tiene cuatro años, tiene dos, no hay reelección, por lo tanto no hay tiempo tendrán que hacerse las cosas planeadas lo antes posible, de modo que actuarán en consecuencia. De modo que anticipan que en los dos primeros años será muy agresivo en la implementación de sus planes de campaña. El consenso de los estrategas reunidos en el elegante Charleston Santa Teresa, en el centro histórico de Cartagena, sobre la guerra comercial se vislumbra más un “face to face” que algo global, o sea, ven a un Trump que irá por las cosas que quiere de cada país negociando aranceles, entonces lo que se vendrá serán acuerdos bilaterales. Primero aranceles, luego inmigración, esas serán sus prioridades. Los participantes vislumbran más volatilidad en los mercados una vez que Trump anuncie medidas, como ocurrió en la primera presidencia.

Cada debate, ponencia enriqueció a los presentes, como comentó un banquero de inversión, con sede en Filadelfia, que se fue con un huracán de datos y proyecciones. En tal sentido, compartió con su gente en Pennsylvania, un dato de color que dimensiona el futuro disruptivo que se viene, sobre todo por el efecto de la inteligencia artificial y el impacto energético: un gestor de Western Asset Management con sede en Pasadena -compañía vinculada a Franklin Templeton- explicó que hoy el uso de ChatGPT en EEUU implicaba para los 156 billones de prompts que le hacen, en términos anuales, consume 453 millones de Kwh lo que conlleva un costo de u$s60 millones. Esto es hoy, pero va en aumento. Para tener una idea, con la cantidad de energía eléctrica que usa ChatGPT se podrían cargar todos los autos eléctricos en EEUU dos veces, le daría electricidad a más de 43.000 hogares en un año, cargaría completamente a 96 millones de celulares en un año, o podría darle electricidad a toda Austria por 2,5 días. O sea, lo que viene, sea lo que sea, tiene que ver con la oferta de energía.

No estuvo ausente, obviamente, la geopolítica, y al respecto, las conversaciones giraron en torno a que el riesgo se reduce a medida que los mercados digieren la escalada en la guerra entre Ucrania y Rusia después de que Putin avanzara en su promesa de ampliar su doctrina nuclear -permitiendo su uso en respuesta a ataques convencionales- después de que Kiev usara un misil occidental en territorio ruso. Reconocieron preocupación también con las manifestaciones masivas de activistas pro democracia en Hong Kong, pero hubo un repunte de alivio en los bonos del Tesoro de EE.UU. más allá de los flujos de refugio por los rumores de que Trump está cerca de nominar al ex gobernador de la Fed, Kevin Warsh como secretario del Tesoro. Un ex Pentágono y hoy estratega de un fondo aportó que para Polymarket las chances de Warsh son del 44%.

Durante el lunch, en el restaurant Harry Sasson, se intensificó el intercambio de “views” con foco en la caída del rendimiento del bono alemán Bund a 10 años a mínimos de cuatro semanas en 2,27% por la demanda de refugio seguro a medida que aumenta la tensión geopolítica y las señales moderadas del BCE sobre el aumento de las tasas. Por otro lado, destacaron movimientos disímiles en los flujos del G10, con compras de coronas danesas junto con yenes y dólares y coronas suecas, mientras continúan las ventas de dólares australianos, euros y libras esterlinas. Explicaron que el ánimo es negativo, al igual que el “carry” y la tendencia ahora también está cayendo allí.

Por el lado de las acciones hubo entradas de capital en Australia, Canadá, Noruega y Suecia, mientras que en el área APAC hubo salidas, excepto en Tailandia e India. Se compraron bonos de EEUU y se vendieron en el resto del G10, mientras que en los emergentes la venta fue uniforme, excepto en Brasil y Malasia. Uno de los más veteranos explicó que si bien la preocupación por la geopolítica puede ser importante, la historia detrás de escena para los mercados sigue siendo una sobre la política monetaria y las tasas que impulsan el riesgo. Lo que miran son las conversaciones moderadas del BCE, las preocupaciones actuales sobre el financiamiento de EEUU y cómo la Fed manejará la economía estadounidense hasta 2025.

Otro colega afirmó que la compra “offshore” de bonos del Tesoro de EEUU se había estancado hasta las elecciones, sin embargo, la demanda estadounidense de bonos se mantuvo y esa es una historia más relevante sobre asignaciones, impuestos y fin de año. Por qué importa si Warsh es designado, porque habrá menos preocupación sobre cómo la Fed y el Tesoro trabajará juntos para ayudar a financiar al gobierno. Sobre el café y antes de volver al recinto del debate un comensal puso sobre la mesa lo que ve el JP Morgan sobre la Fed: esperan recorte de las tasas en otros 25 puntos básicos en diciembre, y que se produzcan más recortes solo una vez por trimestre en 2025, y ahora prevén que la tasa terminal de la Fed sea del 3,5% en lugar del 3%.

En las mesas festejan las ganancias que se están haciendo a todo nivel y en todos los activos financieros, ni que hablar del “carry”, pero saben que nada es para siempre. Con este clima festivo nadie quiere que ningún miembro del Gobierno haga olas, no quieren ruido político, sobre todo porque sus pares y colegas extranjeros tienen en las próximas elecciones legislativas una especie de hito, para la futura toma de decisiones de inversión en 2025/26. Todos hacen cuentas y apuestas al “carry” pero hoy hasta mediados del próximo año.

En el cruce de data y rumores un “bonero”, testigo involuntario de la visita de Milei a Mar-a-Lago, contó con detalles cómo sacaron de escena al Presidente argentino, que no pudo terminar su discurso, cuando el locutor oficial lo retiró del escenario casi con un grito evangélico de que resuene la libertad en todo el mundo cuando Trump entró en la sala y no había mucha paciencia por escucharlo hasta el final, y en ese instante Sylvester Stallone toma el escenario para presentar al presidente electo. De todos modos, lo que más interesó fue la visión de Milei del nuevo orden mundial de que “EEUU lidera en el norte, Argentina en el sur, Italia en la vieja Europa, e Israel en la frontera de Medio Oriente”, esa, según el libertario, es la agenda internacional de Argentina, de restauración del gran legado occidental.

En un evento nocturno en las cercanías de Barrio Parque, integrantes de la ex Logia cuponera, brindaron por los réditos de las apuestas hechas. Allí quedó en claro que la Casa Rosada reza porque la tendencia positiva de caída del riesgo país, dólar en baja y “carry reloaded” se sostenga en 2025, y ven al Congreso como un obstáculo sobre todo si llega a prosperar algún proyecto de ley fuera de la agenda libertaria, lo que no será bien recibido por el mercado.

Mientras tanto, el anfitrión con llegada a la mesa política del Gobierno explicó que el plan A por el Presupuesto es negociar sumar obras públicas pendientes más algún que otro refuerzo con la partida correspondiente. Habrá que ver ahora cómo siguen las conversaciones con los gobernadores en medio de la trifulca con la Vicepresidenta y lo que pasó en la Cámara Baja.

En la cena llegó el reporte diario del más joven del grupo que contó que el dólar CCL estuvo muy ofrecido en poco más de $1.100 y repunto algo con la venta de soberanos a $1.111. Algo similar entre los bonos soberanos que estuvieron un poco tomadores pero al aparecer la oferta recortaron y así subió el riesgo país a niveles de 735 puntos. Allí un viejo operador explicó que estaban atractivos los “spreads” entre algunos bonos, por ejemplo la legislación queda gratis en algunos bonos largos. Mucho ruido en las ON de Pampa Energía 31 y PAE 32 con bastante demanda, mientras que el papel de Telecom 26, que con el canje a salir en breve, recibió la atención de muchos extranjeros que presionaron la cotización. Sobre el billete, el anfitrión, señero cambista entre otras actividades, comentó que los futuros mantienen la tónica vista pero que la parte corta se demandó más y quedó positiva, mientras que la parte larga con bajo volumen cerró muy por debajo de las aperturas, de ahí que llame la atención que las tasas de interés de la parte más larga, desde mayo 2025, sigan marcando mínimos en 23% tasa anual.

Interesante reunión en zona norte, en la mansión de un “private banking” que alojó a un colega de Wealth Management que vino a ver clientes y a un seminario. Durante la comida se habló de cómo posicionarse hasta 2025 y señalaron que los factores de estacionalidad de los mercados hasta fin de año tienen un sesgo a favor de poseer acciones sobre bonos, con un rendimiento promedio de 3,1% para el S&P 500 desde mediados de noviembre hasta fin de año, mientras que los bonos a 10 años tienen un rendimiento de 0,3% con ganancias en noviembre y pérdidas en diciembre. Explicaron que los ETF comenzaron el año con un 70%/30% de acciones y bonos y están cerrando con un 72%/28%. Dicen que la prima de rendimiento de la deuda estadounidense no es lo suficientemente atractiva para los inversores actuales y el dinero rápido sugiere que seguirán tasas de interés más altas. Sin embargo, los shocks externos de la geopolítica y las preocupaciones actuales sobre las valoraciones contrarrestarán la tendencia alcista hacia fin de año y dejarán la volatilidad intacta hasta 2025.

Según el invitado, evaluar en qué medida la presión actual del mercado sobre los bonos estadounidenses está vinculada a una pausa de la Fed o a la especulación en torno a la nueva política fiscal y de comercio exterior de la administración Trump no tiene en cuenta la estacionalidad de fin de año y los temores inflacionarios a largo plazo inherentes a un mundo preocupado por el exceso de deuda que persigue a muy pocos inversores. Por ello, equilibrar ambos factores deja al mercado cierto margen para recalibrar los temores inflacionarios y de crecimiento a largo plazo hasta 2025, no solo para EE.UU. sino para el mundo. Sostuvo que la incertidumbre posterior a la pandemia en cuanto a la política fiscal y monetaria ha dejado los flujos y la volatilidad entrelazados. Por eso, el punto más notable es que el resto del mundo desempeña un papel importante en la provisión de liquidez a los mercados estadounidenses.

Enfocando la charla hacia Argentina se recordó que antes de la última baja de las tasas de interés del Banco Central (BCRA) ya la curva de LECAP venía operando invertida, donde precisamente las tasas cortas interbancarias o la Badlar de bancos privados fortalecían el efecto de la curva invertida en las letras, y no el dato de inflación. Es más, según el experto del mercado de pesos invitado, desde que salió el IPC de octubre las letras más largas aumentó el rendimiento. ¿Qué pasa? La lectura que hacen es que a pesar del buen IPC de octubre las expectativas inflacionarias para los próximos meses se mantendrán en línea con el dato de octubre, de modo que en el corto plazo la curva de pesos estará más condicionada por las tasas cortas, además empieza la temporada alta de demanda de pesos.

Con este panorama, la baja de la tasa del BCRA deja una tasa real de aproximadamente +7% en línea con la curva CER, entonces, apostando a que se mantendrá desaceleración de la inflación, el BCRA tendría cierto margen para apuntalar el crédito vía una nueva baja de tasas, por lo tanto, solo a fin de mes se podrían rearmar posiciones en LECAP largas, digamos, a fines de abril 2025. Si bien todos parecen convencidos de sus “views”, no hay duda que “sottovoce” todos relojean el “crawling peg”.

Pero el invitado principal no era el único que arribaba del exterior, otro trío que intercambiaron trabajo y golf, venían de escuchar al execonomista del FMI, Olivier Blanchard, quien habló sobre cómo funcionará la Trumponomics, y rescataron que si bien los planes económicos de Trump incluyen aranceles más altos, impuestos más bajos y deportaciones, Blanchard cree que el resultado no será el que él espera ni la catástrofe económica que advierten sus críticos. Para él, las políticas económicas prometidas por Trump pueden inicialmente estimular el crecimiento económico, como espera; sin embargo, con el tiempo, sus aranceles, recortes de impuestos y deportaciones aumentarán las presiones sobre los precios, obligando a la Fed a aumentar las tasas de interés, frenando el crecimiento; si Trump obliga a la Fed a mantener bajas las tasas, el resultado sería una mayor inflación, lo que puede hacerlo dudar en adoptar esta opción.

Uno del trío se trajo un interesante libro del exgobernador del banco central de Irlanda, Patrick Honohan, que insta a los bancos centrales a hacer de la preparación para la gestión de crisis una de sus actividades principales. Según explica el autor de “Central Bank Crisis Manager”, los banqueros centrales deben estar listos para lidiar con lo inesperado, alejándose del modo de operación más bien sosegado, propio de su enfoque habitual en la estabilidad de precios y el control de riesgos, deben acelerar su toma de decisiones, cambiar su estilo de comunicación y estar más abiertos a la cooperación con los gobiernos cuando se desata una crisis, y deben seguir de cerca los cambios en las prácticas del mercado financiero, evaluar la solvencia en situaciones turbias y sopesar rápidamente las ventajas y desventajas de las medidas que pueden ayudar a contener la crisis pero que tienen efectos secundarios adversos. Según Honohan, no reconocer estos desafíos podría ser costoso para la sociedad.

A la hora del whisky se comentó mucho la venta de una porción mayoritaria de Jersey Mike’s a Blackstone que elevó el patrimonio de su fundador a u$s7.000 millones, convirtiéndolo en uno de los 500 más ricos del mundo. A esa altura de la cena, llegó un dúo atrasado que venía de escuchar a Turf en un evento de Compass y Ninety One, que tuvieron de teloneros a gente del mercado que integran La Trailer Band.

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