En pleno debate sobre el futuro del dólar y la posible flexibilización de las restricciones cambiarias, se plantean varios escenarios que dependen en gran medida de la negociación con organismos internacionales para la obtención de nuevos recursos financieros.
Los dos escenarios para el dólar en los próximos meses: con cepo y sin restricciones
El futuro del dólar dependerá de lograr superávits que fortalezcan las reservas externas y de adoptar una estrategia cambiaria prudente que equilibre la flexibilidad con la estabilidad macroeconómica.
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i no se llega a un acuerdo con el FMI, las restricciones se levantarán en enero de 2026.
El Gobierno dejó en claro que, de lograrse un acuerdo que involucre un desembolso significativo, se evaluaría la posibilidad de levantar las limitaciones durante este año, siempre y cuando se cumplan ciertos avances que refuercen las reservas externas. En caso contrario, la eliminación del control se postergaría, apuntando a inicios del próximo año.
A corto plazo, las autoridades sostienen que, dada la actual coyuntura y los riesgos inherentes a un brusco salto en el valor de la moneda, lo prudente es mantener el esquema vigente. Un sistema que le permite contener la volatilidad mediante una devaluación mensual moderada, inferior a la tasa de inflación, lo que busca preservar el equilibrio macroeconómico y evitar desestabilizaciones abruptas en los mercados.
Qué dice la city sobre el dólar
Dentro de las discusiones en la city, destacan que, aun contando con inyecciones de fondos provenientes de organismos internacionales, la simple obtención de recursos no garantiza la eliminación de las restricciones. La clave, según diversos planteamientos, reside en el fortalecimiento de las reservas netas del país.
Y sucede que esto solo es posible si se logra un superávit en la balanza de pagos, ya sea a través de un desempeño sólido en la cuenta corriente o mediante la captación de capitales que supere el déficit existente. La sostenibilidad de las reservas es, por tanto, un requisito indispensable para avanzar hacia una mayor liberalización del mercado cambiario.
Las proyecciones indican que, en un escenario de moderación inflacionaria y políticas monetarias prudentes, el tipo de cambio podría experimentar un crecimiento anual moderado, manteniendo una tendencia de devaluación controlada en el mercado oficial. Sin embargo, se advierte que el panorama podría tornarse más incierto si se produjeran variaciones significativas en las expectativas de los actores económicos, especialmente en un contexto marcado por factores políticos y electorales.
Asimismo, se contempla que, en caso de que las restricciones sean retiradas de manera acelerada mediante un acuerdo de financiamiento, la transición hacia un régimen de tipo de cambio flexible podría generar tensiones temporales en los mercados. Esto implicaría la necesidad de definir con claridad el nuevo esquema cambiario, ya que la unificación de los distintos mercados podría provocar ajustes en las brechas cambiarias y requerir un periodo de adaptación tanto para los operadores como para las autoridades.
Por otro lado, si la situación internacional y las negociaciones no avanzan como se espera, es probable que se mantenga el actual régimen, dada su función estabilizadora y su capacidad para mitigar presiones inflacionarias. En este sentido, el manejo prudente de la liquidez y la intervención oportuna del Banco Central serán fundamentales para preservar el orden en los mercados financieros, especialmente en períodos de mayor tensión, como pueden ser las cercanas fechas electorales.
En resumen, el futuro del dólar y la estrategia cambiaria del país están intrínsecamente ligados a la capacidad de generar superávits en la balanza de pagos y a los acuerdos internacionales que permitan reforzar las reservas externas. Mientras tanto, se opta por un enfoque conservador que busca evitar volatilidades excesivas y garantizar la estabilidad macroeconómica en un entorno global y local lleno de incertidumbres.
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