Lo que se vio el mes pasado en términos de los flujos de capitales hacia los mercados emergentes puede ser considerado una señal de atención ya que se registró el nivel más bajo desde abril pasado. Esto es lo que refleja el monitoreo de flujos de capitales del Institute of International Finance (IIF) que muestra apenas un saldo neto de u$s1.900 millones, cuando se venía de niveles de más de u$s40.000 millones promedio.
Los flujos de capitales a mercados emergentes sufrieron una fuerte caída en octubre
Luego de un cuatrimestre casi apoteótico, el mes pasado los inversores se tomó un respiro en sus apuestas a los activos de los mercados emergentes, vislumbrando mayores riesgos, no solo geopolíticos. Hay más apetito por bonos que por acciones.
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Para los economistas del "think tank" de la banca internacional esto no hace más que subrayar la fragilidad del sentimiento de los inversores en medio de mayores riesgos geopolíticos y de mercado. Esto refleja que, en la previa de las elecciones presidenciales en EE.UU. y en medio de la escalada de las tensiones en Medio Oriente, los inversores globales recalcularon la ecuación rendimiento versus riesgo.
“La divergencia entre los flujos de renta variable y de deuda fue particularmente marcada en octubre, ya que los mercados de renta variable experimentaron una importante liquidación mientras que la deuda atrajo entradas estables”, explica Jonathan Fortun, economista del IIF.
El “Capital Flows Tracker” que elabora la entidad muestra que el mes pasado los flujos de renta variable fueron profundamente negativos con una salida total de u$s25.500 millones, la caída mensual más pronunciada de este año. “Esta tendencia estuvo muy influenciada por los cambios en el sentimiento, amplificados por la incertidumbre en torno a las elecciones estadounidenses”, señala Fortun.
Basta con destacar que solo las acciones chinas experimentaron salidas de u$s9.000 millones según el monitoreo del IIF, vinculadas con las preocupaciones regulatorias y la desaceleración del crecimiento económico que redujeron el apetito de los inversores a pesar de las políticas recientemente introducidas en el mercado local de China. En tal sentido, el IIF considera que a pesar de las medidas de flexibilización específicas del gobierno chino, la confianza de los inversores sigue siendo baja.
¿Nuevos aires, nuevos vientos?
De acuerdo con la lectura del IIF, estas dinámicas han impulsado cambios sustanciales en el mercado, donde las preocupaciones por el crecimiento y la incertidumbre regulatoria siguen disuadiendo la inversión extranjera en China. Pero más allá de China, las acciones del resto de los mercados emergentes en general han tenido dificultades para atraer capital en forma sostenida en los últimos meses, y en gran medida debido a los desafíos macroeconómicos y a la fortaleza del dólar.
Dice Fortun: “el riesgo político en ciertas regiones de los mercados emergentes, junto con las expectativas de desaceleración del crecimiento, ha dejado a los inversores cada vez más cautelosos sobre los activos más riesgosos, en particular las acciones”. Además, sostienen que como la política monetaria global sigue siendo un foco central, las preocupaciones sobre la fortaleza del dólar en relación con las monedas de los emergentes han amplificado la aversión al riesgo en los mercados de acciones. “Este cambio se alinea con la expectativa de que los diferenciales de rendimiento y las trayectorias de las tasas de interés pueden favorecer cada vez más a la deuda de los mercados emergentes por sobre las acciones a medida que aumenta la aversión al riesgo a nivel mundial”, explica el IIF.
Apetito por los bonos
Con relación al mercado de bonos, los flujos de deuda, en cambio, demostraron resiliencia, con una entrada neta de u$s27.400 millones en octubre, según el Capital Flows Tracker. Según la visión de los analistas del IIF, este sólido desempeño en los mercados de deuda de mercados emergentes refleja una búsqueda de rendimiento en medio de la incertidumbre actual, así como el atractivo relativo de los activos de renta fija en un entorno en el que las acciones se perciben como más vulnerables a los shocks.
Fortun profundiza señalando que “este resultado también denota el posicionamiento que tenían los inversores en el período previo a las elecciones, en el que se preferían los activos de renta fija menos volátiles”. En este contexto, y como se viene observando a lo largo de 2024, el “carry trade” sigue siendo un factor clave del rendimiento del crédito en dólares en los mercados emergentes, ofreciendo un fuerte amortiguador contra los riesgos potenciales de la economía global.
De ahí que Fortun señale que la deuda de mercados emergentes se ha visto impulsada por los rendimientos positivos del carry y sigue siendo una opción atractiva en medio de una política monetaria estable o de flexibilización en las economías de mercados emergentes.
Perspectivas
En cuanto a las perspectivas, el IIF sostiene que a medida que los flujos de los mercados emergentes tienden hacia una combinación de optimismo cauteloso en los mercados de deuda y temor en las acciones, es probable que a fines de año se observe una divergencia continua impulsada por factores monetarios y geopolíticos globales.
“El atractivo sostenido de la deuda de mercados emergentes pone de relieve la búsqueda de rentabilidad por parte de los inversores y la relativa estabilidad que ofrecen los activos de alto carry, pero es probable que los flujos de renta variable se enfrenten a obstáculos a menos que se restablezca la estabilidad en los mercados clave, en particular China”, sentencia Fortun.
Vale recordar que, según un reciente recalculo, en septiembre las entradas de capital en Europa y América Latina fueron de u$s5.200 millones y u$s3.600 millones, respectivamente.
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