La puesta en marcha del Gobierno de Estados Unidos de una nueva estructura de aranceles, calculada en función del déficit comercial que mantiene su economía con cada uno de los países afectados, alteró de forma abrupta las expectativas del mercado. Este nuevo escenario global tiene una incidencia directa en la economía argentina, que exige respuestas urgentes y un rediseño de políticas para evitar que la crisis doméstica se agudice.
Menos dólares y más presión sobre las reservas: la guerra comercial endurece el frente externo
La coyuntura global exige respuestas urgentes y un rediseño de la política económica para evitar una nueva crisis de balanza de pagos. Con vencimientos de deuda en el corto plazo y el acuerdo con el FMI bajo presión, el margen de maniobra del Gobierno se reduce.
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El nuevo escenario global, marcado por la política arancelaria de EEUU, expone con mayor crudeza la vulnerabilidad de la economía argentina.
Como bien analiza MegaQM, el nuevo contexto internacional impacta directamente en la economía argentina a través de varios canales clave: tasas de interés, precios de commodities y tipo de cambio. El broker sostiene que en caso de que en el norte haya baja de tasas sería favorable, ya que reduce la presión sobre las tasas locales. "La debilidad del dólar también beneficia al país, pero la depreciación de monedas regionales como el real y el peso chileno puede sumar riesgos", plantea el documento.
Para la sociedad de bolsa el precio del petróleo es el factor más preocupante: "Su caída perjudica las exportaciones y, sobre todo, desalienta inversiones en Vaca Muerta al reducir su rentabilidad. A su vez, podría requerir menores ajustes tarifarios internos".
También complica el panorama la devaluación del yuan, pues como bien sostiene el economista Federico Machado, "con el precio actual de yuan, habrá una caída de las Reservas brutas del Banco Central (BCRA) por aproximadamente u$s70 millones" .
Cambio de escenario global y consecuencias para Argentina
Sebastián Menescaldi, director asociado de EcoGo, explica en declaraciones a Ámbito que, si bien el impacto de la embestida arancelaria de Trump está en evaluación, desde ya es evidente que el país enfrentará "una pérdida de divisas por distintos frentes".
Y es que como bien analiza, por un lado, la caída en los precios internacionales impactará negativamente en las exportaciones del complejo sojero. Por otro, el descenso del precio del petróleo también reducirá los ingresos por exportaciones energéticas. "Todo esto implica una menor entrada de dólares para el país", sentencia el economista.
En ese contexto, las consecuencias locales podrían ser significativas: "Habrá una menor oferta de divisas, tanto por el canal comercial como por el financiero. De hecho, ya se observa una caída en los depósitos y préstamos locales, que eran una fuente adicional de dólares para el Gobierno", advierte Menescaldi.
En esa misma línea se expresa Claudio Caprarulo, economista de Analytica, quien sostiene en declaraciones a este medio que caerán los precios de exportación y subirán los de importación, lo que afecta negativamente el saldo comercial y presiona aún más las ya debilitadas reservas del BCRA. "El escenario cambió drásticamente y seguir con el mismo plan que hace un mes resulta insostenible. Ahora, se espera la reacción del Gobierno", dispara.
El escenario se complica para Argentina, ¿y el acuerdo con el FMI?
Para Nery Persichini, Head of Research & Strategy de GMA Capital, si no hay un alto al fuego en el corto plazo, el escenario se complicará para Argentina desde el punto de vista financiero.
Persichini sostiene que el canal comercial con EEUU es acotado (exportaciones por unos u$s6.000 millones anuales), pero el riesgo viene por el impacto sistémico: "La expectativa de más inflación global y una desaceleración económica golpean a los activos de riesgo y a los commodities, en particular el petróleo, y en menor medida las agrícolas".
En este contexto, "Argentina queda expuesta". Y es que a diferencia de otros mercados emergentes, el país todavía está por fuera del radar de los mercados de deuda, y un riesgo país arriba de los 900 puntos "solo estira los tiempos para un eventual retorno a la plaza internacional". Por ello, para Persichini todo esto complica la sostenibilidad de la estrategia cambiaria basada en un "crawling peg al 1% mensual", incluso con el soporte del Fondo Monetario Internacional (FMI). "El margen de maniobra es cada vez más acotado", advierte.
Al respecto, Menescaldi indica que con menos dólares disponibles, es probable que el Gobierno se vea forzado a modificar el esquema cambiario que sostiene hasta ahora. "Es posible que eso derive en una mayor devaluación, más inflación y una caída en el nivel de actividad durante los próximos meses", indica.
Y es que a esto se suma una presión adicional: en julio, el Gobierno enfrenta pagos por casi u$s4.500 millones, de los cuales u$s1.900 millones vencen antes de esa fecha. "Aunque una parte podría refinanciarse, el panorama es ajustado. No parece viable que el Gobierno logre esa suma sin el apoyo del FMI, lo que obliga a repensar la estrategia dentro del marco del acuerdo", sostiene.
Sucede que hasta hace poco, el esquema actual -basado en el régimen de tipo de cambio blend- podía sostenerse. Pero con el nuevo escenario global, "no está claro si el Fondo exigirá cambios adicionales en la política cambiaria. Por lo tanto, podría haber un giro importante en las expectativas económicas en el corto plazo".
EEUU y el efecto arrastre en la economía argentina
Y es que la economía argentina hoy se asemeja a un paciente en estado crítico: mientras las potencias enfrentan una simple gripe, cualquier estornudo externo puede desestabilizar por completo su frágil sistema inmunológico. La vulnerabilidad es tal que incluso shocks menores a nivel global pueden tener consecuencias desproporcionadas a nivel local.
Por último, Federico Vaccarezza, Magíster en Relaciones Comerciales Internacionales UNTREF -en declaraciones a este medio- indica que la caída de los precios de la soja y el petróleo debido a las medidas de Trump, agravan el panorama global.
"La soja bajó 10% y el petróleo 7% en una semana, lo que refleja el impacto negativo que estas políticas tendrían sobre el crecimiento y el comercio mundial. Ahora la Fed proyecta una caída del 3,8% del Producto Bruto Interno (PBI) de EEUU en el primer trimestre de 2025, lo que tendrá su impacto en el resto de la economía global.
"Para Argentina, esto implica menos ingresos por exportaciones y mayor presión sobre las reservas", dispara Vaccarezza. Por eso, considera que el Gobierno deberá renegociar con exportadores para agilizar la liquidación, posiblemente termine por ajustar retenciones. Aunque China podría redirigir compras de soja hacia América Latina, Argentina no es hoy uno de sus socios preferidos, por lo que el beneficio sería limitado.
Así, el nuevo esquema de aranceles impulsado por Washington marca un cambio profundo en el escenario internacional, cuyas repercusiones sobre la economía argentina no se hicieron esperar. La elevada fragilidad externa, la caída de los precios de los commodities, la presión sobre el tipo de cambio y el deterioro de las reservas del BCRA configuran un panorama desafiante para un Gobierno que ya lucía desgastado.
La pérdida de divisas por múltiples frentes, sumada a una eventual necesidad de modificar el actual esquema cambiario, evidencia que la estrategia vigente pierde sustentabilidad frente a este nuevo panorama global. Y es que con vencimientos de deuda en el corto plazo y el acuerdo con el FMI bajo presión, el margen de maniobra del Gobierno se reduce a poco.
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