17 de abril 2025 - 12:30

Para Juan Carlos de Pablo, el dólar flota porque no hay otra opción

El profe plantea que, más allá de las teorías enfrentadas sobre el tipo de cambio, el régimen actual de flotación con bandas refleja una decisión pragmática y circunstancial del Gobierno, que evita compromisos de estabilidad artificial en un contexto de alta incertidumbre.

Certeza, incertidumbre y flotación: la mirada de De Pablo sobre la política cambiaria.

Certeza, incertidumbre y flotación: la mirada de De Pablo sobre la política cambiaria.

Fiel a su estilo directo y pedagógico, Juan Carlos de Pablo o "el profe" como le dice el presidente Javier Milei, pone en evidencia una de las grandes verdades que atraviesan la teoría y la práctica económica: "Incluso entre los más grandes, no hay consenso".

El economista recuerda que la Universidad de Chicago –epicentro del pensamiento liberal en materia económica– albergó tanto a Milton Friedman, defensor del tipo de cambio flotante, como a Robert Mundell, promotor del tipo fijo. Una diferencia que no solo no invalida la formación teórica de la casa, sino que ilustra el carácter esencialmente pragmático de la política económica: "Cada decisión depende del momento, del contexto y de los objetivos", dice.

En ese marco, de Pablo plantea en una columna que escribió en La Nación que el debate entre tipo de cambio fijo o flotante ya no es útil como discusión teórica. El Gobierno tomó una decisión concreta: un esquema de flotación con bandas. A partir del lunes 14, y según lo comunicado por el Banco Central en la resolución A8226, el dólar se moverá dentro de una franja entre $1000 y $1400, ajustable al 1% mensual. No es una flotación libre ni una fijación rígida, sino una solución intermedia que intenta darle cierto cauce a la volatilidad sin comprometer reservas en un contexto de escasez.

Para de Pablo, lo importante no es tanto el anuncio en sí como su carácter mutable. Resalta que si bien este gobierno suele cumplir lo que dice, también puede cambiar de rumbo si las circunstancias lo exigen. "No lo haría por capricho, sino por necesidad, lo cual marca un punto clave: en la Argentina de hoy, la flexibilidad vale más que la promesa de estabilidad artificial".

La certeza es mejor que la incertidumbre

En este sentido, advierte sobre un error frecuente en la política económica local: querer asegurar el futuro a toda costa. “La certeza es mejor que la incertidumbre, pero la pretensión de certeza es peor que la incertidumbre”, afirma. Un mensaje poderoso para un país con tradición de atarse al mástil de políticas supuestamente inamovibles, que terminan estallando cuando el viento cambia.

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Certeza, incertidumbre y flotación: la mirada de DE Pablo sobre la política cambiaria.

Certeza, incertidumbre y flotación: la mirada de DE Pablo sobre la política cambiaria.

El cierre no es menor. De Pablo sugiere que el régimen cambiario es un derivado del verdadero núcleo de esta etapa: “no hay plata” y Federico Sturzenegger. Es decir, la política fiscal como ancla principal, y un equipo económico que se propone reducir al mínimo la intervención del Estado, incluso en el mercado cambiario. En ese marco, dejar flotar el tipo de cambio no es una convicción ideológica, sino una necesidad práctica.

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