En la competencia por la supremacía tecnológica global, China logró adelantar a Estados Unidos en al menos un aspecto clave: el control sobre las tierras raras. Este término se refiere a un grupo de 17 elementos esenciales para la fabricación de productos tecnológicos, como semiconductores, imanes industriales y ciertos paneles solares, todos afectados por la guerra comercial entre ambos países.
Qué son las "tierras raras" y por qué son clave en la guerra por los chips entre China y EEUU
El control de China sobre las tierras raras representa una ventaja estratégica clave en la competencia global por los chips, lo que podría redefinir el equilibrio de poder en la guerra comercial con Estados Unidos.
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A lo largo del último año, Pekín intensificó su control sobre estos minerales críticos. En diciembre, China prohibió la exportación de una serie de tecnologías procesadoras de tierras raras, y el mes pasado fortaleció aún más su control sobre el sector, exigiendo que los exportadores monitoricen cómo se utilizan estos minerales en las cadenas de suministro, bajo el pretexto de proteger los recursos y la seguridad nacional. Esta situación generó temores de que China pueda restringir aún más el acceso mundial a las tierras raras.
China ha dominado durante años el mercado de las tierras raras gracias a su suministro, bajos costos laborales y regulaciones ambientales más permisivas.
El país produce el 60% de los minerales de tierras raras y representa el 90% de la producción global refinada. Con las nuevas regulaciones, los recursos de tierras raras en China ahora son considerados propiedad del Estado, y dos refinerías canadienses en el país han sido nacionalizadas. No es la primera vez que China impone restricciones: en 2010, aplicó cuotas estrictas sobre las tierras raras, lo que disparó los precios y llevó a una demanda de Estados Unidos, la UE y Japón ante la OMC. China perdió el caso y tuvo que levantar las cuotas en 2015.
La guerra comercial pasa al ámbito tecnológico
A raíz de esa medida, varios países intentaron diversificar sus cadenas de suministro, pero fracasaron debido a los altos costos y las preocupaciones ambientales. Actualmente, se están realizando nuevos esfuerzos para aumentar la producción global ante la creciente tensión.
En 2022, el Departamento de Defensa de EE.UU. destinó 45 millones de dólares a MP Materials para el procesamiento de óxido de tierras raras y más de 288 millones a Lynas USA en 2023 para crear instalaciones de producción de óxido de tierras raras a escala comercial.
China utiliza el control de estos recursos como parte de su estrategia más amplia de control sobre minerales críticos, una medida que forma parte de un marco regulador implementado en los últimos años. Durante la presidencia de Donald Trump, Estados Unidos y China se impusieron aranceles mutuamente.
Sin embargo, China tiene menos poder en una guerra arancelaria debido a su mayor exportación a Estados Unidos que importación. Así, China ha ideado un sistema de control sobre las tierras raras que puede utilizar como herramienta en una disputa comercial. La Casa Blanca ha advertido que esta estrategia deja a Estados Unidos vulnerable a crisis de suministro.
El impacto de las restricciones a las tierras raras es significativo para empresas clave como TSMC y Nvidia, que están en el centro de la guerra comercial, especialmente en la industria de los chips, que están presentes en todo tipo de productos, desde computadoras hasta vehículos y equipos de defensa. Taiwán lidera la producción de chips, y TSMC es el mayor productor, abasteciendo a Nvidia, líder en inteligencia artificial. Si el conflicto comercial empeora, China podría utilizar su control sobre las tierras raras como una presión adicional, lo que tendría efectos económicos globales, como el aumento de precios y la inflación en productos finales.
Estas tensiones han generado comparaciones con la Guerra Fría, según Zongyuan Zoe Liu, profesora de Estudios Chinos en el Council on Foreign Relations. En su opinión, las rivalidades actuales son similares a las tensiones entre Estados Unidos y la Unión Soviética después de la Segunda Guerra Mundial.
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