En una señal de creciente cautela sobre la evolución del mercado accionario estadounidense, varias de las principales firmas de Wall Street han revisado a la baja sus proyecciones para el índice S&P 500 en lo que resta de 2025. Las advertencias sobre una posible estanflación, el impacto económico de nuevas políticas arancelarias y un panorama global más incierto están detrás del giro en el sentimiento de los analistas.
¿Se acaba la fiesta en Wall Street?: siete grandes bancos recortan ganancias para el S&P 500 en 2025
La revisión a la baja de las proyecciones para el S&P 500 por parte de las principales firmas de Wall Street refleja un cambio de tono marcado ante el aumento de los riesgos derivados de la política comercial de EEUU.
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La última en sumarse a esta tendencia fue Jefferies, que recortó su estimación para el S&P 500 de 6.000 a 5.300 puntos, advirtiendo que, aunque no se espera una recesión formal, la desaceleración del crecimiento tendrá un impacto directo sobre las utilidades corporativas. La entidad también alertó sobre el aumento del riesgo de estanflación —una combinación de bajo crecimiento e inflación elevada— tras la reintroducción de aranceles por parte de la administración Trump.
Según los estrategas de Jefferies, liderados por Desh Peramunetilleke, los períodos de características estanflacionarias desde 2001 han estado marcados por retornos mediocres en los mercados. Como parte de su ajuste, redujeron el múltiplo precio/ganancias esperado a 19 veces, en línea con el promedio de los últimos diez años, y aplicaron esa métrica sobre una proyección de ganancias por acción para 2026 de USD 280.
J.P. Morgan se mantiene aún más conservador, con un objetivo de 5.200 puntos, el más bajo entre las grandes firmas. Goldman Sachs, por su parte, redujo recientemente su previsión de 6.500 a 6.200 puntos, citando la incertidumbre política y los riesgos para el crecimiento económico, mientras que tanto Bank of America como Evercore ajustaron su estimación a 5.600 puntos. En tanto, Oppenheimer recortó su objetivo a 5.950 puntos, lo que representa una reducción superior al 16% respecto a su proyección anterior.
El recorte de Wall Street
En el otro extremo del espectro, Deutsche Bank conserva una visión decididamente más optimista, y mantiene su estimación en 7.000 puntos, la más elevada entre los grandes bancos de inversión.
En este nuevo escenario, Jefferies recomendó adoptar una postura más defensiva en la cartera, subponderando acciones cíclicas y enfocándose en sectores que históricamente han demostrado mayor resiliencia durante ciclos de estanflación. También destacó oportunidades en acciones castigadas —a las que denominó "ángeles caídos"— que presentan valuaciones atractivas, rentabilidad sólida y flujos de caja estables, con revisiones positivas o neutrales en las proyecciones de ganancias.
La revisión generalizada de expectativas ocurre en un contexto en el que el S&P 500, pese a haber repuntado más del 11% desde sus mínimos de abril, aún muestra una caída acumulada del 8% en lo que va del año. El ajuste de las proyecciones parece reflejar una reevaluación más profunda de los riesgos macroeconómicos que podrían condicionar el desempeño de los mercados en la segunda mitad del año.
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Jefferies: recorta su estimación del S&P 500 a 5.300 puntos (desde 6.000), alertando por el riesgo de estanflación.
J.P. Morgan: baja su proyección a 5.200 puntos, la más conservadora entre las grandes firmas.
Goldman Sachs: reduce su previsión de 6.500 a 6.200 puntos, por incertidumbre política y menor crecimiento esperado.
Bank of America: ajusta su objetivo a 5.600 puntos, en línea con un escenario de enfriamiento moderado.
Evercore: también recorta su proyección a 5.600 puntos, alineándose con el enfoque defensivo.
Oppenheimer: rebaja su estimación a 5.950 puntos, un recorte del 16% respecto a su previsión anterior.
Deutsche Bank: se mantiene como el banco más optimista, con un objetivo de 7.000 puntos para fin de año.
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