16 de abril 2025 - 08:21

Finanzas tóxicas: el "carry trade" otra vez amenaza poner en jaque a la Argentina

El modelo del carry trade -la famosa “bicicleta financiera”- no solo intenta regresar, sino que viene a perfeccionarse en términos de perversidad; ahora se disfraza de estabilización.

Este modelo, lejos de ser un camino de salida, es una trampa mortal.

Este modelo, lejos de ser un camino de salida, es una trampa mortal.

En medio de una crisis internacional que puede cambiar el rumbo geopolítico y económico internacional, Argentina está a punto de cometer el mismo desliz, con los mismos protagonistas, y bajo las mismas excusas. Ya lo vimos antes; tasas nominales de interés en pesos por encima de la evolución de la tasa de depreciación del peso, apertura, ingreso veloz de capitales especulativos apalancados por el desembolso del FMI y otros, importaciones subsidiadas por el campo, euforia de corto plazo… y luego, crisis brutal. El modelo del carry trade -la famosa “bicicleta financiera”- no solo intenta regresar, sino que viene a perfeccionarse en términos de perversidad; ahora se disfraza de estabilización, tapando el 3.7% de inflación en marzo, que advierte tasas de inflación de alrededor de 5% en abril y mayo.

Lo insólito es que los responsables de este esquema -que estalló en 2018- hoy están otra vez en el poder. Luis Caputo, cerebro del “festival de deuda” durante el macrismo y el actual gobierno, era responsable-hasta antes del ingreso de los próximos u$s43.100 millones anunciados, de 43% de la deuda pública argentina, está repitiendo la receta paso a paso, mientras Javier Milei lo celebra con su equipo financiero como si se tratara de un éxito. Si no se detiene a tiempo, el resultado será peor que nunca; endeudamiento extravagante, fuga de capitales, inflación desbordada, insolvencia fiscal al acecho, eventual default, y una nueva generación condenada al empobrecimiento.

La lógica del carry trade no es nueva. Se implementó con efectos devastadores durante la dictadura cívico militar (1977-1981), la Convertibilidad (1991-2001), y más recientemente entre (2016 y 2018) bajo la administración de Mauricio Macri. En (2024) este gobierno repitió la estrategia, batiendo todos récord de velocidad y tamaño de perjuicios financieros. En cada uno de los períodos mencionados los efectos fueron similares; sobrevaluación del peso, ingreso masivo de capitales golondrina y fondos del FMI, incremento del déficit cuasifiscal o déficit financiero, endeudamiento externo e interno acelerado, y finalmente crisis cambiaria.

Lo preocupante no es solo que se estén repitiendo los mismos errores. Lo alarmante es que los mismos funcionarios que protagonizaron el colapso anterior retornaron en solo 5 años a los lugares clave en la conducción económica. Luis Caputo -quien encabezó el proceso de endeudamiento más veloz de las últimas décadas (2016-2018)- se superó a sí mismo en 2024, está en el centro de la escena, esta vez junto al presidente Javier Milei, juntos intentarán repetir el naufragio por segunda vez en 16 meses. Recuerde, durante 2024 y el primer bimestre 2025, Argentina tomo deuda en forma acelerada e inconcebible, además estatizó los instrumentos de regulación monetaria y los convirtió en deuda del Tesoro, sumando alrededor de u$s94.000 millones por todo concepto (Fuente: secretaria de Finanzas). La frutilla del postre es que el FMI es un significativo acreedor privilegiado. Es extravagante que el FMI reemplazará al BCRA como acreedor.

“La bicicleta” más costosa de la historia de la humanidad

Desde diciembre de 2023 hasta noviembre de 2024, Argentina volvió a convertirse en el mercado más rentable del mundo para operaciones de carry trade, incluso con tasas de interés reales inicialmente negativas que fueron encubiertas por el shock inflacionario, pero fuertemente positivas en dólares. Según cálculos privados citados por Ámbito, las ganancias en dólares de estas estrategias llegaron a superar el 45% en once meses, de mínima. Las simulaciones con tasas bancarias reales y apalancamiento en activos financieros como acciones de bancos, incluso hablan de rentabilidades de tres dígitos.

Estas cifras no son sostenibles ni casuales. Se generan a partir de un modelo de valorización financiera que posterga el desarrollo productivo, concentra el ingreso, y condena a la economía real a la recesión. Como en ciclos anteriores, en esta segunda etapa del mismo gobierno, debido a la disparada de la inflación, las tasas crecientes provocarán el estrangulamiento del crédito (dinero secundario), intensificarán el atraso cambiario artificialmente interviniendo y amplificarán el déficit financiero velado. Todo ello terminará en el mismo lugar: devaluación brusca, default selectivo y/o moratoria con el FMI, inflación detonada, caídas de salario real, jubilaciones e ingresos informales.

En mi documento - “Carry Trade y Argentina: análisis y consecuencias” *- expongo con evidencia histórica y bibliografía internacional cómo esta práctica resulta nociva para países emergentes con alta volatilidad, como el nuestro. Complementariamente, en el artículo “La última etapa de la Patria Financiera”, reconstruyo con precisión el caso argentino 2016-2018, y advierto sobre las peligrosas similitudes con la coyuntura actual.

Hoy, como entonces, el país se encuentra en una situación de vulnerabilidad externa creciente. El espejismo de estabilidad financiera creado por una nueva entrada de capitales del FMI y otros, en algún momento será fatal. Cuando se desarman posiciones procede una crisis financiera, y las consecuencias sociales y económicas son devastadoras.

No se trata de rechazar el financiamiento externo ni de aislar al país. Se trata de no repetir políticas que ya fracasaron. De evitar construir estabilidad con pies de barro. De abandonar una lógica que favorece a sectores financieros a costa del empleo, la industria y el tejido social.

Quienes conducen la economía argentina, vilipendiados antes de ahora por el presidente Milei, nunca rindieron cuentas por los resultados de su gestión anterior. La repetición de sus recetas -ya demostradas como fallidas- no es solo un error técnico, es una irresponsabilidad política. Y la historia reciente nos recuerda que estos errores los termina pagando la sociedad toda.

Estamos a tiempo de evitar un nuevo colapso. Pero para eso, es urgente interpelar a los actores, llamando al ministro y el presidente del BCRA a explicar su accionar en el Congreso de la Nación. Se les otorgo apoyo extraordinario para negociar, es hora de verificar ¿cuánto, como, y de qué manera se van a usar los nuevos desembolsos?

El peligro no es hipotético. Ya está en marcha. Este modelo, lejos de ser un camino de salida, es una trampa mortal. La historia argentina lo demuestra con claridad; cada vez que se llegó el FMI, cuando se priorizó el ingreso fácil de capitales por sobre la inversión productiva, el desenlace fue una crisis profunda. Ahora si es difícil creer que el FMI no sea copartícipe de asegurar una nueva experiencia. Recuerde que el FMI financió la salida de capitales especulativos en 2018 con u$s 44.500 millones. Estamos, literalmente, repitiendo los mismos pasos. Lo más grave es que, cuando detone la bomba -porque en algún momento va a estallar-, beneficiarios y los responsables se irán con sus dólares y sus vidas a otra parte, las consecuencias quedarán otra vez sobre los hombros de la mayoría de los argentinos.

Director de Fundación Esperanza. Profesor de Posgrado en UBA y universidades privadas. Máster en Política Económica Internacional, Doctor en Ciencia Política, autor de seis libros.

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